Esta es la razón por la que algunos coches alemanes utilizaron retrovisores asimétricos en su día, como los Volkswagen Golf y Passat

A lo largo de la historia, los fabricantes de automóviles han innovado de múltiples maneras en cuestión de diseño. Algunas soluciones llegaron para quedarse y otras cayeron en el olvido.

Entre estas últimos figuran los retrovisores asimétricos que utilizaron algunas marcas alemanas hace relativamente poco tiempo. La moda de incorporar un retrovisor lateral más grande que el otro nunca llegó a buen puerto.

Tenía una explicación

En los años noventa y la primera década de este siglo, algunos fabricantes quisieron innovar mucho en materia de diseño. Fue una época de cambio en la que se pasó de las líneas rectas y sobrias de los ochenta a las líneas curvas y más atrevidas del nuevo mileno.

Las ganas de innovar llegaron a todos los fabricantes. Algunos se tomaron más libertades con el diseño, como Renault con el Twingo, Fiat con el Multipla o Citroën con el Xsara Picasso.

Otros fueron más discretos a nivel estético, pero innovaron en otros campos, como Volkswagen en el mecánico, dando lugar a creaciones tan curiosas como el Volkswagen Passat W8 o el Volkswagen Touareg R50 TDI.

En estos “experimentos” también podemos incluir el Seat Ibiza Cupra TDI, el Volkswagen Bora V5 y los compactos con motor de seis cilindros, como el Seat León Cupra V6 o los Volkswagen Golf VR6 y R32.

Todos ellos sacaban los pies del tiesto a nivel técnico y tenían otra cosa en común: un diseño extraordinariamente sobrio, al menos comparado con lo que hacía los italianos, los franceses e incluso los americanos (¿te acuerdas del Chrysler PT Cruiser?).

Pero eso no significa que el Grupo Volkswagen no se tomara sus licencias estéticas. Y es que, en esos años, al gigante alemán le pareció bien incorporar en muchos de sus coches retrovisores exteriores asimétricos.

El retrovisor exterior del lado del conductor era más grande y el del lado del copiloto era más pequeño. De tal manera que, en los países donde se conduce por la derecha, como el nuestro, el retrovisor izquierdo era más grande y el derecho tenía un tamaño mucho más reducido, mientras que en Reino Unido era al contrario.

Podríamos pensar que la explicación era el ahorro de costes, pero lo cierto es que no, precisamente porque los retrovisores eran distintos en función del mercado. Es más, algunos dueños de estos coches optaron por comprar e instalar el retrovisor del copiloto de su mismo coche, pero con el volante al lado contrario, para tener retrovisores simétricos.

Otra posible explicación tenía que ver con la aerodinámica. Con uno de los retrovisores más pequeños se reducía la superficie frontal del coche y de esa forma se mejoraba el coeficiente aerodinámico, pero realmente no aportaba nada desde este punto de vista que un retrovisor fuese unos centímetros más pequeño que el otro.

Pero la razón por la que algunos fabricantes optaron por esta solución era más práctica y sencilla: como los coches cada vez eran más grandes y las carreteras y ciudades europeas igual de estrechas, contenían un poco la anchura con uno de los retrovisores más pequeño que el otro.

De esta forma, se buscaba ganar unos centímetros para evitar que los automóviles se tocasen al cruzarse, especialmente en zonas rurales donde la vía tenía menos anchura de lo habitual. En Alemania hay más carreteras de este tipo, por eso era común que las marcas de allí recurriesen a los espejos asimétricos

Eso sí, Volkswagen no inventó esta moda, de hecho, algunos de sus compatriotas ya llevaban este tipo de retrovisores unos años antes de que llegase el primer Volkswagen con esta configuración.

Uno de ellos era el Mercedes-Benz W124 fabricado entre 1984 y 1997. El predecesor del Clase E llevaba retrovisores de diferente tamaño en sus múltiples carrocerías (berlina, familiar, coupé y descapotable). Con la aparición del Mercedes Clase E W210, la marca dejó de utilizar estos retrovisores.

Algunos BMW M3 E36 también incorporaban este tipo de retrovisores, mientras que en el Grupo Volkswagen llegaron a modelos de la propia Volkswagen, Skoda, Seat y Audi.

Muchos de ellos todavía circulan por España y, aunque no es una característica tan curiosa como las puertas asimétricas del Hyundai Veloster, sigue llamando la atención.

Y es que todos los superventas que tuvo Volkswagen en esa época utilizaban estos retrovisores, desde el Volkswagen Polo 6N2 del año 1999 hasta el popular Volkswagen Golf mk4, pasando por Volkswagen Passat B5 e incluso la Volkswagen T4.

También tenían estos retrovisores la primera generación del Skoda Fabia y el Skoda Octavia, así como el primer Audi A3 o el primer Seat León, que compartían plataforma y tecnología con el citado Volkswagen Golf mk4.

Unos años antes, algunos Porsche 911 de la Serie G también llevaban retrovisores asimétricos, pero no de diferente tamaño, sino colocados a diferente altura: el del conductor más adelantado y el de lado del copiloto más atrás.

Pero esta solución no tenía nada que ver con la del resto de coches mencionados en este artículo; Porsche lo hizo así simplemente para mejorar la visibilidad y evitar que el pilar A de la carrocería ocultase parte de la visión del espejo retrovisor derecho desde la posición del conductor.

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