Tesla era un pequeño fabricante de lujo (con coches de más de 80.000 euros para arriba) hasta que decidió lanzarse a un segmento inferior y entrar en competición directa con las berlinas premium del segmento D gracias al Model 3.
El Tesla Model 3, que en Estados Unidos cuesta menso de 40.000 dólares, es el coche que debe llevar Tesla a ser un fabricante de volumen. Para este tercer trimestre de 2017, Elon Musk había anunciado que fabricarían 1.500 unidades, con un ritmo suave de producción. Finalmente, tan sólo ha entregado 260 unidades del Model 3. No es ni el 20 % de lo previsto.
Tesla achaca el retraso a un efecto cuello de botella en la producción que arrancó el pasado mes de julio. Aunque, lógicamente, se apresura a explicar que saben a qué se debe el retraso y que no hay problemas fundamentales con la cadena de proveedores, como la enorme pantalla del salpicadero, del Tesla Model 3.
También hay que recordar que Elon Musk reconoció en agosto que la curva de producción del Model 3 sería en forma de S, advirtiendo así que la producción tendría bajones. Pero nadie se esperaba que fuera con un arranque tan bajo.
De todos modos, el retraso en la producción del Model 3 no es un impedimento para que Tesla anunciase el mejor trimestre de su historia con 26.150 coches entregados en este tercer trimestre de 2017. La marca confía en llegar a la cifra de 100.000 unidades combinadas de los Model S y Model X en 2017. Lo que supondría un crecimiento del 31 % con respecto a 2016.