La globalización es un hecho que a estas alturas pocos ponen en duda. En la fabricación de coches se observa claramente que, cada vez más, una misma factoría lo mismo expide con destino a Bratislava o Guangzhou que envía sus coches a Alcorcón, y poco a poco los gustos se van uniformizando. Sin embargo, hay casos que nos llaman la atención porque van en sentido contrario.
Algo así le ocurre a Ford con el Ford Kuga, que como sabemos se produce para Europa desde Almussafes, para Estados Unidos desde Louisville, en Kentucky, y para China desde Chongqing. Y afortunadamente para la marca del óvalo esto es así, porque en China el modelo americano, por ejemplo, no tendría nada que hacer.
¿Por qué? Bueno, en China las plazas posteriores de un coche pueden llegar a ser el espacio más importante del vehículo. Si vamos a dar una vuelta por las prósperas ciudades de la costa, veremos centenares de empresarios chinos que deambulan con sus coches, conducidos por sus chóferes, aprovechando los parones del tráfico para cerrar negocios con sus clientes.
Dentro del coche. En las plazas traseras, claro.
Coches al gusto del mercado chino
China ya ha superado a Estados Unidos como mayor mercado del mundo, de manera que los fabricantes están comenzando a reorientar los diseños de sus vehículos a los gustos asiáticos. No es tampoco un secreto que algunos grandes lanzamientos se están produciendo en los salones del automóvil de China y que hay lanzamientos exclusivos para aquel mercado. No nos extrañe, por lo tanto, que haya ediciones adaptadas al gusto chino.
El Ford Kuga es un ejemplo de esto. Aunque la edición europea del Kuga, la americana con el Escape y la asiática compartan plataforma y envoltorio, entre ellas hay diferencias sustanciales más allá de los cromados que, tal y como explica Chris Svensson, ex director de Diseño de Ford para la región Asia-Pacífico, son típicos del gusto asiático. En general, los compradores chinos aprecian mucho más los detalles que los europeos o americanos.
Trevor Worthington, que es director de Producto de la marca del óvalo en la zona, explica que en el Ford Kuga que se fabrica para el mercado asiático las plazas traseras son más amplias y cómodas, y cuentan con un mayor espacio para las rodillas. Se pone a sí mismo de ejemplo, y con sus 1,80 metros de estatura ocupa con holgura los asientos traseros del Ford Kuga asiático.
Además, según cuenta Worthington, las calidades de los materiales empleados es superior en los vehículos producidos para aquel mercado. El cuero es más fino y caro, y las inserciones son mejores, ya que el cliente chino se va a sentar en las plazas traseras y va a tener oportunidad de pasar la mano por cada uno de los detalles.
También se encuentran en estas plazas con un elemento que en otros mercados está en recesión, como el cenicero que se encaja en los posavasos, y esto es debido a la elevada cantidad de fumadores que hay en China. Son muchos los cambios que detalla Worthington al observar ambas versiones, y esto nos lleva a plantear una duda. Ante la necesidad de simplificar los procesos de producción, ¿globalizarán las marcas las tendencias que marca China?
Según Raj Nair, que es vicepresidente de Ford para desarrollo de producto a nivel internacional, los gustos de los clientes están convergiendo, y esa convergencia está sucediendo de forma más acelerada en China. Aquí podemos pensar en los efectos que conlleva cualquier fase de crecimiento incontrolado, hasta considerar una palabra que en nuestro país duele especialmente: burbuja. Pero de momento esto es lo que hay: quizá más adelante sea México, pero hoy por hoy China manda.
Adaptación y espacio para los ocupantes
La clave para sobrevivir a estas tendencias está en el uso de multiplataformas, como la MQB del Grupo Volkswagen o la EMP2 de PSA, que permitan conseguir un producto lo suficientemente elástico y adaptable a los diferentes mercados, pero hay datos interesantes, como el que dio Dieter Zetsche, presidente de Daimler, al presentar el Mercedes Clase S: las necesidades de los clientes de China encabezan la lista de prioridades, ya que uno de cada dos Clase S tiene como destino aquel mercado.
Otros que no se esconden son los amigos de Ford. En efecto, el ex presidente de General Motors Rudy Schlais, cuenta cómo el grupo, que ocupa la segunda posición entre los fabricantes establecidos en China, realizó un exhaustivo estudio de mercado ya a finales del siglo pasado antes de introducir la versión china del Buick Regal. En Estados Unidos el Regal se presentó en 1997; en China, dos años más tarde, sólo cuando estuvieron a punto los más de 600 cambios que se realizaron sobre el modelo original para satisfacer al cliente chino.
Adaptar un coche para lograr más espacio en las plazas traseras no siempre es fácil. Tal y como explica Zetsche, los diseñadores se centran mucho en el espacio dedicado al conductor y, por supuesto, en la posición de conducción. En Asia eso no sirve al mismo nivel que en Europa o en América, por ejemplo. Pero rehacer un diseño cerrado puede ser complejo; por eso Mercedes cuenta en China con un Clase S que tiene una distancia entre ejes mayor.
Otras soluciones menos drásticas consisten en eliminar grosor en los asientos delanteros para otorgar más espacio a los ocupantes de las plazas traseras. Es el caso del Ford Kuga, como explica el mismo Worthington. A falta de una segunda batalla específica para China, los ingenieros de Ford trabajaron con la estructura y los mullidos de los asientos para obtener mayor espacio sin renunciar a las prestaciones de los asientos convencionales.
Se solucione como se solucione, una cosa está clara. Mientras el mayor mercado del mundo esté en China, y mientras los hombres de negocios chinos hagan sus reuniones en las plazas traseras mientras sobreviven a sucesivos atascos de tráfico, los ocupantes de las plazas traseras liderarán el diseño de los automóviles, al menos en aquel mercado.
Vía | Automotive News