China propuso que para evitar un conflicto sus coches eléctricos se vendieran a 30.000 euros como mínimo en Europa. Europa dijo que no

Pese a las voces en contra de la industria automotriz y a que países como Alemania y España han intentado evitarlo, el día 4 la UE daba luz verde a los aranceles definitivos a los coches eléctricos que se importan a Europa desde China. La respuesta de Pekín no se ha hecho esperar, aunque ambas partes siguen negociando.

Se esperaba que se pudieran rebajar tensiones con medidas como un mecanismo de precios mínimos para los coches eléctricos chinos. Sin embargo, según información en exclusiva a la que ha tenido acceso Reuters, Bruselas ya rechazó una propuesta del Gobierno chino para que sus coches se vendan a un precio mínimo de 30.000 euros en nuestro mercado.

“Los precios mínimos de 35.000 a 40.000 euros podrían ser un punto de partida más adecuado”

Según la información a la que ha tenido acceso Reuters por diversas fuentes, hace ya un mes que la Comisión Europea desestimó la ofertade precios mínimos propuesta por China, medida que Pekín esperaba que evitara la imposición de aranceles por parte de la UE que entrará en vigor el mes que viene.

Esta información no hace más que añadir leña al fuego de lo que empezó como una investigación sobre competencia desleal y medidasantidumping, que ha acabado sumiendo a China y Europa en su mayor conflicto comercial en una década.

Todo estalló a principios de año: con precios anormalmente baratos, los fabricantes chinos de coches eléctricos amenazaban con inundar el mercado global, poniendo en un punto crítico a la industria automotriz. Para poner freno a lo que consideraron “competencia desleal”, tanto en EEUU como en la UE, la respuesta fue imponer aranceles para encarecer su precio.

En nuestro mercado, los impuestos definitivos se confirmaron apenas hace unos días, pero China ya ha respondido con investigaciones a los coches europeos de gran cilindrada que se exportan allí desde Europa y a productos como el brandy europeo. La industria europea esperaba que se pudieran rebajar tensiones con medidas como establecer precios mínimos.

Según datos de JATO Dynamics de 2023, el precio promedio de un vehículo eléctrico de batería en China es de aproximadamente 32.000 euros, aunque coches como el BYD Seagull, que se venden por menos de 10.000 euros, destacan la competitividad de los fabricantes chinos. Esto se debe a que China controla prácticamente toda la cadena de suministro y a que los fabricantes se benefician de generosos subsidios del gobierno chino.

En contraste, el precio promedio de un vehículo eléctrico en Europa según los analistas ya asciende a unos 66,000 euros. La mayoría de los modelos más económicos, que rondan los 20.000 o 25.00 euros no se espera que lleguen al mercado hasta 2025. Volkswagen, por ejemplo, planea lanzar un modelo de este precio en 2027.

Según Reuters, frente a la propuesta china de precios competitivos, Bruselas habría expresado que no sólo se trata de los precios de venta, sino también de los subsidios que los fabricantes reciben, lo que dificulta la competencia justa.

Igualmente, fabricantes como SAIC y BYD están posicionando sus modelos eléctricos en Europa alrededor y por encima de 30.000 euros, a pesar de que se venden a una fracción de ese precio en su país. Ahora, el margen para evitar los aranceles parece cada vez más limitada.

Si nada cambia, la Comisión ya ha anunciado que, a partir del 31 de octubre se impondrán aranceles de hasta el 45 % a los eléctricos fabricados en China, a menos que se llegue a un acuerdo alternativo. El Ministerio de Comercio chino ya habría manifestado su deseo de “negociar un compromiso de precios flexibles”, aunque sin proporcionar detalles específicos.

La Comisión ha mostrado disposición a reconsiderar otros compromisos de precios, sugiriendo la posibilidad de establecer “un precio mínimo individual por fabricante y modelo”, pero los precios mínimos de 35.000 a 40.000 euros “podrían ser un punto de partida más adecuado para las conversaciones”, según las fuentes de Reuters.

A medida que se acercan las fechas límite para las negociaciones, es crucial que ambas partes encuentren un acuerdo para evitar la imposición de aranceles definitivos que podrían afectar la competitividad en el mercado global. Parece complicado, pues la solución para China pasa por reducir costes y márgenes entre los fabricantes europeos para reducir el precio medio actual de los coches eléctricos, mientras que Europa, sin tantos beneficios para sus fabricantes, apunta a todo lo contrario.

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