Francia lleva un tiempo viéndole las orejas al lobo. En un país en el que la industria del automóvil es tan importante, los coches chinos que están llegando a Europa son una amenaza especialmente preocupante. Los políticos galos son conscientes de ello y quiere actuar antes de que sea tarde.
¿La posible solución? El proteccionismo. De la misma forma que Estados Unidos está forzando a las marcas a un modelo proteccionista, Francia podría apostar por la misma fórmula para no perder terreno frente a la cada vez más poderosa industria china del automóvil. Hace unas semanas habló de ello el Ministro de Economía galo y ahora es el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, el que defiende esta idea.
Las ayudas europeas para los coches europeos
Hace poco, el Ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, se mostró a favor del proteccionismo y propuso que las ayudas a la compra de coches nuevos que proporcionan los países europeos se destinen exclusivamente a los modelos que se fabriquen en nuestro continente.
Ahora es el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, el que se inclina por una estrategia proteccionista. Según informa Politico, el máximo responsable político galo ha hecho unas declaraciones en el canal de televisión France 2 en las que pide una ley de compra europea para defender la industria del automóvil europea de China, pero también de Estados Unidos.
“Necesitamos una Ley de Compra Europea como la estadounidense, necesitamos reservar nuestras ayudas para nuestros fabricantes europeos. Tienes a China que está protegiendo su industria, Estados Unidos que está protegiendo su industria y Europa que es una casa abierta”, dijo Macron.
De momento son solo unas declaraciones, pero Macron podría intentar que su idea se materialice en una ley a lo largo de los próximos meses. Incluso podría estar buscando cómplices en los líderes de los países vecinos.
Por lo pronto, según informa Politico, un asesor del Gobierno francés ha señalado que Macron y Olaf Scholz, el Canciller alemán, han acordado preparar una respuesta a las medidas proteccionistas estadounidenses tras el acuerdo que mantuvieron ayer en París.
Y es que China se ha convertido en una amenaza muy seria para los fabricantes de automóviles europeos. El sector del automóvil mueve miles de millones de euros cada año en nuestro continente; hasta ahora, las marcas europeas se llevaban el mayor trozo del pastel y convivían pacíficamente con las americanas, las japonesas y las surcoreanas. Pero la situación está cambiando drásticamente con la llegada de las marcas chinas.
Mientras que los coches occidentales cada vez son más caros y la Unión Europea sigue dando pasos para matar los motores diésel y gasolina, China acumula años de experiencia en el terreno de la electrificación y está aprovechando la transición energética de nuestro continente para entrar en nuestro territorio con artillería pesada.
En los últimos meses han llegado varias marcas chinas a nuestro mercado, todas ellas con coches eléctricos. Algunos tratan de hacerse hueco a través de su buena relación calidad-precio, como MG, mientras que otros directamente se atreven a jugar en el segmento premium sin ningún tipo de complejo frente a marcas de la talla de Audi, BMW y Mercedes, como sucede con los NIO y los BYD.
La tercera vía de las marcas chinas es comprar directamente las compañías europeas. Geely, que está llamada a ser el nuevo grupo Volkswagen, ya se ha hecho con Volvo, Lotus, la mitad de Smart y una parte de Aston Martin, mientras que SAIC es dueña de MG.
Con este panorama, es lógico que las marcas europeas estén intranquilas, pero los políticos europeos también tienen motivos para estar preocupados, a pesar de que no dejan de pegarse tiros en los pies con cada nueva normativa de emisiones.
En Estados Unidos están igual y el Gobierno de Joe Biden ya ha puesto en marcha varias medidas para protegerse del gigante chino. Su objetivo es fomentar la competitividad frente al país asiático al precio que sea, ya sea fabricando semiconductores exclusivos para la industria norteamericana o rompiendo la hucha para fabricar sus propias baterías.