La draconiana normativa para las VTC en Barcelona se ha cobrado las primeras víctimas: Auro y Vecttor, dos empresas VTC, dejarán de operar en la Ciudad Condal. Y esto restará muchos efectivos en Cabify, de la que Vecttor es filial, mientras que Auro también opera principalmente con esta empresa. En definitiva, la presencia de Cabify se tambalea en la capital catalana. Y esto podría suponer un anticipo para otras firmas como Uber o Bolt.
¿El motivo? Ni Auro ni Vecttor han conseguido las licencias urbanas, necesarias para poder trasladar en clientes en el Área Metropolotina de Barcelona (AMB). La rigurosa normativa exige cumplir una serie requisitos que ha supuesto que se otorguen muy pocas a las VTC solicitantes.
Poco más de 300 licencias concedidas de un total de 1.500
Auro es una de las principales empresas VTC españolas y presta servicio para grandes operadoras como Cabify (en su mayoría), así como Bolt o Uber. Cuenta con 2.200 licencias en España, de las cuales 191 estaban operativas en Barcelona. Pero actualmente cuenta sólo con 80 y bajando, según han confirmado portavoces de esta entidad a El Confidencial.
Pero lo que es más importante: también han confirmado a dicho medio que dejarán de operar en Barcelona una vez vayan caducando las licencias que aún tiene vigentes. Esto sucederá a lo largo de este año y el que viene.
En peor tesitura está Vecttor: esta filial de Cabify dispone de 2.000 licencias en toda España, de las cuales la mitad, un total de 1.000, corresponden a la Ciudad Condal. Pero ya cuenta únicamente con 600 en esta urbe e igualmente caducarán en los próximos meses. También abandonará la ciudad cuando llegue este momento.
Así, Cabify perderá dos de sus principales efectivos en Barcelona, lo que podría suponer que acabara abandonando esta ciudad. No es la primera vez que lo haría: Uber y Cabify dejaron esta urbe en 2019 por la exigencia de precontratación. Cabify regresó a los pocos meses, pero Uber tardó dos años en hacerlo.
Y es que no contar con la licencia urbana se traduce en no poder trasladar clientes en todo el AMB, que comprende la propia Barcelona así como varios municipios de la periferia. Es donde más trabajo hay y ya deja de salir a cuenta operar para estas empresas.
En el caso de Auro, dado que la mayoría de sus licencias operan en Madrid (1.800), no supondrá previsiblemente su desaparición. Pero Vecttor contaba con la mitad de sus efectivos en esta ciudad.
Sólo 365 licencias urbanas. En Cataluña, según datos el Govern y en el momento en el que se estrenó la nueva regulación, había 1.500 licencias activas de VTC. Pero el Instituto Metropolitano del Taxi (IMET) únicamente ha otorgado 365 licencias a las empresas VTC solicitantes, lo que se traduce en un 25 % del total.
Para obtener esta licencia urbana había que cumplir TODOS los requisitos que exige la nueva normativa, recogida en el Decreto ley 1/7/2022:
- Ser titular de una autorización de VTC domiciliada en Cataluña, con un vehículo que se haya adscrito durante al menos el último año.
- Disponer de un seguro que cubra hasta 50 millones de euros la responsabilidad civil por daños que puedan sufrir los viajeros.
- Los conductores deben estar en posesión del permiso de conducción de la clase B o superior con al menos dos años de antigüedad.
- La longitud mínima de los vehículos VTC debe ser de 4,90 metros.
- En el caso de vehículos nuevos, sólo se admitirán con los distintivos CERO y ECO.
Dadas las licencias urbanas concedidas por el IMET, la gran mayoría no lo ha hecho. Lo que supondrá que un 75 % de las licencias o bien ya no pueden prestar servicio o dejarán de hacerlo próximamente según vayan caducando las actuales, como ha ocurrido con Auro y Vecttor.
El plazo para solicitarlas únicamente duró un mes, entre el 1 y el 30 de septiembre. Aunque se contó con una moratoria de tres meses mientras el IMET valoraba la concesión o no de las licencias rogadas. El silencio administrativo se traducía en que no se obtenía el permiso. Así lo recoge la propia Ley.
¿Abandonará Cabify Barcelona? ¿Y Uber o Bolt? De momento, Cabify no ha hecho anuncio alguno. Consultada por El Confidencial, la compañía española afirma que su intención es la de "seguir operando en Barcelona, donde lleva más de 10 años y cuenta con más de un millón de usuarios".
Desde Motorpasión también hemos preguntado a esta empresa y estamos a la espera de la respuesta. Cuando entró en vigor propiamente la nueva regulación, a principios de año, ya preguntamos a Cabify cómo había afectado esta normativa a la empresa. Pero nos señalaron que no podían hacer comentarios.
Tampoco nos trasladaron el número de su flota en Barcelona, pero es evidente que se ha mermado notablemente: ya sólo con el inminente abandono de Vecttor perderá 1.000 coches efectivos. De hecho de esta filial ya ha perdido 400.
Sobre la nueva normativa también hablamos con otras VTC pequeñas, como por ejemplo Like Drivers, que ya nos adelantó que el IMET únicamente había concedido unas 300 licencias y no 600 como señalaba el sector del taxi. "Casi nadie ha recibido la autorización".
Su dueño nos aseguró además que la mayoría de las licencias urbanas otorgadas habían sido a las grandes operadoras, como Cabify, Uber o Bolt. Pero aunque así fuera, hablamos poco más de 360 licencias: veremos si a estas grandes firmas les sale a cuenta o no su presencia en esta urbe.
De hecho, cuando se anunció la nueva ley el pasado verano, Cabify ya señaló que esta regulación suponía "la práctica eliminación de un sector que aporta soluciones de movilidad a más de un millón de usuarios".
La Ley podría caer. A finales de 2022, el abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), Maciej Szpunar, determinó que las exigencias de la normativa catalana podrían ser ilegales. Como también la estatal del ratio 1/30 entre VTC y taxis, que podría violar la libertad de establecimiento.
En teoría, la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) se tomará a principios de junio, aunque el informe de Szpunar no es vinculante. De fallar en la misma línea que su análisis, podría suponer que caiga la normativa y por tanto que las VTC sigan operando sin hacerse efectiva la anunciada diáspora.
Sea como fuere, con esta regulación pierden tanto trabajadores como usuarios en Barcelona. Los primeros por quedarse sin licencia, y por tanto sólo poder prestar servicio fuera de Barcelona y su periferia. Y los segundos por contar con una menor oferta de transporte y que el taxi, por número de efectivos, no puede asumir a menos de que aumente flota.