Tal y como informa Automotive News Europe, el ministro de Transporte austriaco, Joerg Leichtfried, ha anunciado que, en un acuerdo con Volkswagen, Mercedes-Benz, Renault y BMW, se actualizará el software de 600.000 vehículos diésel de aquí a la primavera de 2018.
El objetivo, paralelo al alcanzado en la cumbre del diésel celebrada el pasado en Alemania, es reducir los niveles de contaminación e incluye beneficiar con incentivos a los compradores de coches ecológicos con hasta 10.000 euros por vehículo. Mientras tanto, Merkel avanza en su campaña de reelección atacando a los altos directivos de la industria automotriz.
¿Otro plan para salvar el diésel?
Según el Ministerio de Transporte austriaco, acudieron a la reunión representantes de Mercedes-Benz, BMW, Kia, Ford, Renault, Porsche, Volkswagen, Audi, Seat, Skoda, Hyundai, Mitsubishi Motors y Opel, de los cuales Volkswagen, Renault, Mercedes-Benz y posiblemente BMW llevarán a cabo las actualizaciones de software. Los otros solo tomarán parte en el programa de incentivos.
Estos incentivos vendrán en forma de pagos adicionales a los compradores de coches más ecológicos. Dicha ayuda financiera podría alcanzar hasta alrededor de 10.000 euros por vehículo, cifra que será decidida y asumida por los fabricantes dependiendo del modelo del vehículo intercambiado por uno antiguo.
La actualización tomaría hasta la primavera de 2018 y los fabricantes han esgrimido que puede reducir las emisiones tóxicas de óxidos de nitrógeno (NOx) en un 25-30 %, en contraposición al 2-3 % al que aluden los críticos.
Este plan sigue al estipulado tras la polémica cumbre del diésel, en la que Daimler, BMW, el Grupo Volkswagen y Ford se ofrecieron a actualizar el software de manera gratuita en 5,3 millones de vehículos diésel para evitar remedios más costosos y prohibiciones de conducción en las ciudades.
Esta medida fue tachada de insuficiente por grupos ecologistas como Greenpeace, que describió la cumbre como una forma de dar oxígeno a unos motores moribundos. Otros, como la Asociación de Consumidores, han afirmado que no se necesitaba una cumbre para algo que era evidente: que los fabricantes iban a asumir los costos de las actualizaciones de software.
Merkel ya no confía en los directivos
Mientras tanto la canciller alemana, Angela Merkel, continua su repentina cruzada contra las altas esferas de la industria automovilística. Repentina, porque hasta hace unos días no se había pronunciado de forma oficial acerca del escándalo que ha explotado a Alemania en la cara; un posible cártel orquestado por los grandes de la industria dos años después de que saliera a la luz el Dieselgate.
Merkel reprochaba a los fabricantes de automóviles haber destruido "la reputación de amplios sectores de la industria" y declaraba que Alemania debe seguir el camino que han emprendido Gran Bretaña y Francia para eliminar los motores de combustión interna para 2040.
Merkel, que busca la reelección, ha pedido la transición a los coches eléctricos. "Necesitamos innovar rápidamente", recoge Autmotive News. La canciller ha dejado clara su postura al afirmar que solo los directivos de la industria automovilística serán capaces de restaurar la confianza que han puesto en juego.