Hoy 1 de septiembre cuatro autopistas de peaje han levantando sus barreras y han pasado a ser gratuitas. Si bien supondrá un ahorro para el bolsillo de los conductores, también traerá consigo trabas circulatorias hasta que se desmantelen las instalaciones de cobro. A lo que se suma el aumento de volumen de vehículos propiciado por la eliminación del pago.
Las autopistas que ahora han pasado a ser libres dos tramos de la AP-7 Salou (Tarragona) - La Jonquera (Gerona) y Montmeló - El Papiol (Barcelona), la AP-2 al completo y dos autopistas catalanas: la C-32 Nord y la C-33 (Barcelona-Montmeló).
Los nuevos tramos de la AP-7 y la AP-2 serán competencia del Gobierno, mientras que las catalanas C-32 y C-33 estarán en manos de la Generalitat. Ambos ejecutivos asumirán las tareas de desmantelamiento y que se prevé se extiendan entrado 2022.
Embudos a 30 km/h durante varios meses
A partir de hoy, y hasta que finalicen las obras para eliminar la línea de peaje, los conductores tendrán que circular a 30 km/h por estas zonas.
Según detalla La Vanguardia, se habilitarán tres carriles que pasarán por las bocanas centrales y que permitirá ir eliminando los de los extremos. Luego se desviarán a los mismos para la desmantelar por completo las instalaciones.
Así, más allá de las tareas que suponen desmontar los peajes, las obras también se centrarán en acondicionar viales para que coches y vehículos puedan acometer estos tramos con seguridad, sumado a la señalización pertinente que indica la velocidad máxima así como el tramo en obras (vertical, marcas viales, balizas... etc.).
En definitiva hablamos de pequeños embudos en más de 50 puntos de estas autopistas, donde aunque ya no habrá que someterse al proceso de pago, previsiblemente se traducirá en posibles colas para acometerlos dado que aumentará el volumen de vehículos.
No en vano, según los últimos datos del Ministerio de Fomento, el tramo de la AP-7 entre Salou (Tarragona) - La Jonquera (Gerona) cuenta con una media anual de unos 103.400 vehículos, mientras que el comprendido entre Montmeló - El Papiol lo fija en más de 115.000. Por su parte, la AP-2 acoge un promedio de 12.236. Cifras que se elevarán al pasar a ser gratuitas.
Casi 26 millones de euros para desmantelar los peajes
De esta manera, y en conjunto, tanto el Ejectutivo como la Generalitat estiman destinar una partida de 25,9 millones de euros para desmantelar estos peajes que ya no prestan servicio.
Por ejemplo, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana invertirá 18,4 millones de euros para eliminar la línea de cobro en los 48 puntos de los dos tramos de la AP-7 y de la AP-2.
Y la Generalitat hará lo propio con los peajes de la C-32 Nord y la C-33, primero empezando por los troncales y después los de entrada y salida a estas vías.
Así, se prevé que las obras de desmantelamiento se extiendan hasta entrado 2022: las que son competencia del Gobierno tienen seis meses de plazo para acometerlas, mientras que la Generalitat espera eliminar los troncales de la C-32 y C-33 a finales de este 2021, extendiéndose el resto al primer semestre del próximo año.
Asignaturas pendientes en el tramo sur de la AP-7
La situación a la que se enfrentarán los conductores que recorren estas vías a diario bien puede ser anticipada por el tramo de la AP-7 Alicante-Tarragona, que bajó sus barreras hace ya más de año y medio.
Este tramo de 373 km, que pasó a ser gratuito el 1 de enero de 2020, lleva tiempo enfrentándose a un elevado volumen de vehículos que le cuesta asumir, por lo que usuarios y asociaciones han reclamado durante meses la construcción de un carril adicional, así como la de más plazas de aparcamiento en las áreas de servicio o de nuevos accesos a esta vía rápida.
Y es que, según recoge El Nacional, esta vía ha asumido cerca del 70 % del tráfico de las carreteras circundantes tras la eliminación de los peajes. Justo antes de estallar la pandemia, en enero de 2020, en esta carretera pasaron a circular unos 24.273 vehículos cada jornada.
Así, por ejemplo la Federación Empresarial de Autotransporte de Tarragona (FEAT) denuncia que los actuales carriles son "insuficientes" en un "eje vial mediterráneo fundamental para la economía catalana, valenciana y española".
Su director, Josep Lluís Aymat, solicita además que los costes que supongan estas obras no se traduzcan en rascar aún mas el bolsillo de los conductores con nuevas formas de pago como la viñeta (pago por uso y tipo de vehículo). Un método que precisamente se está barajando para sustentar la conservación de las cuatro autopistas hoy "liberadas".
"Los usuarios de las carreteras pagamos más de 13.000 millones en impuestos especiales para hidrocarburos, que se tendrían que haber dedicado a la construcción y el mantenimiento de la red de carreteras", argumenta Aymat.
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