Japón está lleno de normas que a ojos de un occidental pueden parecer absurdas, como la prohibición, con multas y penas de cárcel, de llevar un paraguas si montas en bici o de colarte en una fila. Entre esas normas extrañas, hubo una que duró siglos y siglos: la prohibición del color rojo.
Parece imposible, pues es un color que está en la mismísima bandera del país. Y sin embargo, es cierto. Es más, hasta los años 60 no se podía usar el rojo en los coches. Y el hecho de que hoy se puedan vender coches de color rojo en Japón se lo debemos a Soichiro Honda, el fundador de Honda.
Del rojo imperial al rojo Honda
En el Japón del siglo VIII existía toda una gama de colores que estaban prohibidos. Cada uno de esos colores estaban reservados para una categoría de funcionarios y miembros de la corte imperial de Kyoto. Eran los “kinjiki”, los “colores prohibidos”.
Algunas prendas de colores sólo podían ser llevadas por una sola persona, como el emperador, o por una categoría de personas. Por ejemplo, sólo el príncipe heredero del trono imperial podía lucir el color ocre, el roble pálido (un verde) al antiguo emperador o el dorado sumac, una planta que servía para dar el color, sólo podía ser llevado por el emperador.
Así, el rojo, en cualquiera de sus variantes, era un color prohibido para la población plebeya. Y fue así durante once siglos. La gente pudo empezar a poder lucir prendas con el color que quisieran poco a poco en la era Meiji, es decir, a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Esa era, que recibe el nombre del emperador Meiji, cuando Japón por fin se abre al mundo en 1868 tras cerrarse a cal y canto en 1636. Sin embargo, la prohibición del color rojo, así como la del blanco, se va a prolongar hasta el siglo XX, pero en este caso únicamente en el caso de los automóviles.
Resulta increíble que nadie en Japón pudiera tener un coche rojo o blanco, cuando los Honda de Formula 1, que debutaron en 1964, iban a ser de color blanco con el círculo rojo -el sol naciente- de la bandera.
Recordemos que en los inicios de la competición automovilística y de la F1, todavía sin patrocinadores, las escuderías competían bajo los colores de su país de origen, de ahí que se asocie el rojo -el color de Italia- a los Ferrari y Alfa Romeo, el verde oscuro a las marcas inglesas o el azul a los Bugatti.
En el caso de Honda, el blanco y el rojo se han vuelto indisociables de la marca gracias a sus primeras incursiones en la F1 y que más tarde se han vuelto emblemáticos. Desde un Honda Civic Type R o NSX Type R blanco con baquets rojos o el Honda NSX de 1989 y su color rojo, como un aviso a Ferrari, son colores asociados a Honda. No era un problema para Honda hasta que quiso lanzar al mercado el pequeño roadster Honda S500 en color rojo. Pues no podía.
Según la ley de tráfico japonesa de principios de los 60, el rojo y el blanco estaban reservados a los vehículos de emergencia. Camiones de bomberos y ambulancias podían tener esos colores, los vehículos de particulares, no. Se temía que pintar un coche de rojo confundiera a una población que apenas empezaba a adoptar el automóvil.
En aquella época, la influencia y el control del gobierno japonés sobre su naciente industria automovilística eran enormes. Sin embargo, Soichiro Honda no era el típico patrón de industria nipón que se limitaba a seguir las normas, al contrario.
Soichiro Honda era más bien de los que buscaba alternativas y muy creativo. Es algo que está en el ADN de la marca. No en vano, empezó usando los generadores de 50 cc para radios que sobraban tras la Segunda Guerra Mundial para fabricar sus primeras motos.
Ocupó una columna entera en uno de los principales periódicos, el ‘Asahi Shimbun’, para quejarse de la restricción. “El rojo es un color básico del diseño”, argumentó. “Cómo pueden prohibirlo por ley? No conozco ningún otro país de primer orden que tenga el monopolio sobre un color.”
Al mismo tiempo, sus máximos ejecutivos, hicieron un lobbying incesante en el ministerio de transportes nipón para que se levantase esa prohibición. Al final, le dan la razón.
Honda lanza al mercado en 1963, cuatro meses después de presentar la pickup Honda T360, un precioso roadster con motor con doble árbol de levas en cabeza, el Honda S500, que al poco tiempo daría lugar al Honda S600.
Considerado su primer turismo, aunque el T360 y él comparten chasis, es también el primer coche japonés en poder ser vendido con una carrocería de color roja.