Muchos concesionarios entregan a su propietario el vehículo con más equipamiento del que se había contratado. Añaden, por su cuenta y riesgo, alrededor de la matrícula una placa con publicidad, pretendiendo que el cliente les haga de valla pulicitaria completamente gratis.
Pues bien, esta idea, aunque algo más avanzada, es la que se le ha ocurrido al senador demócrata Curren Price. El proyecto, que está ahora mismo pendiente de tramitación parlamentaria, consiste en implantar matrículas electrónicas que mostrasen publicidad o información relevante para el tráfico, recaudando ingresos para el erario público.
Para no comprometer la seguridad, la matrícula sólo mostraría publicidad cuando el vehículo estuviera detenido, volviendo a enseñar la identificación del coche cuando este reanudara la marcha. Con este proyecto se pretende reducir el enorme déficit público del Estado de California, que se sitúa sobre los 19.000 millones de dólares.
Es posible que Governator piense que esta es una buena manera de sacarle del agujero en el que se ha metido él solito, pero se me ocurren algunos problemas derivados de la implantación de las nuevas placas de matrícula. En primer lugar es difícil estimar el tiempo que las matrículas mostrarán publicidad, y esto hace poco atractivo el proyecto para los anunciantes.
Por supuesto se podría instalar un GPS en cada coche (atentando contra la privacidad del conductor), pero enlazando con el segundo problema, es posible que la inversión sea demasiado grande para los pocos ingresos que generaría.
El tercer problema tiene que ver evidentemente, con la seguridad jurídica. Aunque la matrícula seguiría mostrando en un pequeño lateral los números de matrícula cuando el vehículo está detenido, hay ocasiones en las que se necesita identificar a un conductor incluso cuando el vehículo está parado en ese momento, y esta idea lo dificulta.
Además una placa de matrícula tradicional no falla, pero una electrónica si, y no es admisible que un conductor circule sin identificar. Queda también el problema del mantenimiento. ¿Quién se encargaría de cargar en las matrículas la nueva publicidad cada vez que esta cambiase?
Por último, y como argumento principal, nos queda por comentar la seguridad vial. Es evidente que los anuncios pretenden captar nuestra atención, y si miramos a la matrícula del vehículo que tenemos delante, no nos estamos fijando en el tráfico, aunque sea en un momento en el que estamos parados.
En definitiva demasiados problemas para un proyecto que por si solo no va a solucionar el grave problema de las arcas públicas californianas, que lamentablemente, con su elevado déficit han arrastrado a la economía privada, que es la que nutre a la primera.
Vía | El Mundo
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