"Las violaciones de los derechos humanos son alarmantes". Las marcas de coches eléctricos suspenden en derechos fundamentales para fabricar sus baterías, sobre todo las asiáticas

La obtención de las materias primas para fabricar baterías sigue sacando los colores a las marcas de coches eléctricos en cuanto a derechos humanos. En el último informe de Amnistía Internacional muchas suspenden en transparencia de sus cadenas de suministro. Especialmente la china BYD. Y las que no lo hacen sacan notas bastante bajas.

El cobalto continua siendo un material crítico, muy recurrente, para la fabricación de baterías. Y los mayores depósitos mundiales conocidos se encuentran en el llamado cinturón cuprífero centroafricano, con trabajadores arriesgando su salud e incluso su vida en las minas. Incluyendo niños.

"Grave falta de transparencia": con BYD, Hyundai o Geely a la cabeza

Este nuevo informe del organismo califica a 13 grandes fabricantes de coches con eléctricos en la ecuación. Algunas marcas exclusivamente eléctricas como Tesla. También chinas, como BYD o Geely. La cara amarga de este ránking la protagonizan firmas asiáticas, que se llevan la peor puntuación.

El ránking del estudio se califica sobre 90 puntos y evalúa el desempeño de las empresas en base a criterios como el compromiso en políticas de derechos humanos, el proceso de identificación de riesgos, el seguimiento de la cadena de suministro o la presentación de informes y acciones para evitarlo. Ninguna ha superado los 51 puntos: calificación que obtiene Mercedes-Benz, la más transparente en este aspecto. Aún así no llega al umbral mínimo.

Fuente: Amnistía Internacional.

La marca con peor calificación ha sido la china BYD, uno de los gigantes a día de hoy del coche eléctrico y que ya entrega más de 100.000 enchufables a la semana. Se ha llevado una pobrísima puntuación: 11 sobre 90.

"Muestran una grave falta de transparencia en materia de cumplimiento de los derechos humanos en sus cadenas de suministro de baterías", señala Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. La de la República Popular no revela las fundiciones, refinerías o minas a las que recurre para obtener las materias primas para las baterías de sus coches eléctricos.

La siguen Mitsubishi con 13/90 puntos y Hyundai con 21/90. El TOP5 lo completan Geely y Nissan, ambas con 22 sobre 90 puntos. En la zona media encontramos a firmas como Renault y General Motors que, si bien declaran compromisos para salvaguardar los derechos humanos, no son del todo transparentes en cómo se obtienen las materias primas de sus baterías.

"La falta de transparencia en las cadenas de suministro es un problema grave teniendo en cuenta la probabilidad de que puedan estar obteniendo baterías fabricadas con minerales como el cobalto o el níquel extraídos en condiciones que podrían perjudicar los derechos esenciales de las personas", sentencia Callamard.

Y es que por ejemplo Geely únicamente proporcionó ubicaciones generales de proveedores sin especificar los sitios de extracción de minerales. Hyundai y Mitsubishi Motors también demostraron falta de transparencia, sin hacer un mapeo integral de las minas de obtención para materiales como el cobalto, cobre, litio o el níquel.

Tesla, tras Mercedes-Benz, obtuvo la mejor puntuación en transparencia: un 49 sobre 90. El principal proveedor de baterías de la firma californiana es Panasonic, que obtiene el cobalto en Filipinas y no del Congo. En todo caso, ambos países están en el punto de mira aunque menos el del sudeste asiático. El tercer mejor puesto fue para Stellantis (42/90).

Pese a ello su puntuación es bastante pobre y, en opinión de Amnistía Internacional, podrían hacer más para demostrar como están abordando y minimizando estos riesgos.

"La respuesta de la industria es muy deficiente". El cobalto es considerado el nuevo oro del siglo XXI y más del 60 % que se obtiene es en la República Democrática del Congo (RDC), uno de los países más pobres del mundo. La demanda de esta materia prima es cada vez mayor, como también crece el abuso de derechos humanos para obtenerlo.

Amnistía Internacional señala desalojos forzosos o daños a la salud ocasionados por la contaminación ambiental, pero sobre todo la explotación laboral de pueblos indígenas. El trabajo infantil o la falta de seguridad en estas minas están en la ecuación. Por ello insta a las marcas a mitigar estos riesgos identificando todo el proceso de suministro y actuando en consecuencia.

"Las violaciones de los derechos humanos vinculadas a la extracción de minerales de transición energética son alarmantes y generalizadas, y la respuesta de la industria es muy deficiente", critica Callamard. Un informe anterior de esta entidad denunció que los niños trabajaban hasta 12 horas en las minas por apenas 1 o 2 dólares al día, llevando cargas pesadas y en condiciones pésimas.

En 2014, aproximadamente 40.000 niños trabajaron en minas en el sur de la RDC, muchos de ellos extrayendo cobalto y bajo el mando de los señores de la guerra, según UNICEF.

Por tradición, las empresas argumentan que rastrear el camino de las materias primas que se usan en las baterías es muy complicado por la complejidad de la cadena de suministro. Pero no deja de ser su responsabilidad conocer el origen de estos materiales tan necesarios para sus coches eléctricos. La descarbonización no se puede llevar por delante los derechos de las personas.

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