Mercedes-Benz eleva su apuesta por las baterías de estado sólido, consideradas por muchos el “santo grial” para los coches eléctricos. En colaboración con la empresa estadounidense Factorial, la marca alemana ha dado un paso clave con el desarrollo de las baterías Solstice, que prometen revolucionar la movilidad eléctrica con su autonomía récord y carga ultrarrápida.
Según el Director Técnico de Mercedes, Markus Schaefer, estas baterías compactas con una densidad energética de 450 Wh/kg, establecerán nuevos estándares en “autonomía, coste y rendimiento”. Y ya no están tan lejos como se pensaba: según Schaefer, su fase de pruebas en carretera arrancará “en sólo unos meses”.
La carrera se pone interesante: cada vez más avances en las baterías de estado sólido
El desarrollo de baterías de estado sólido representa un hito fundamental no sólo para Mercedes-Benz, sino para toda la industria automotriz. Prueba de ellos son los avances que también están haciendo con esta tecnología marcas como Toyota o Nissan, que ha anunciado que se estrenarán en cuatro años con su próximo GT-R eléctrico.
Entre otras cosas, las baterías en estado sólido prometen que usaremos los coches eléctricos con la misma facilidad que un coche de combustión, pues ofrecen la misma o más autonomía que un diésel (llegan incluso a los 1.000 o 1.200 km) y tiempos muy cortos de carga.
Una prometedora tecnología que lleva décadas desarrollándose pero que no acaba de despuntar como para dejar atrás las reticencias más comunes de los conductores a la hora de dar el salto a la movilidad eléctrica.
Aunque en general se espera que estas baterías estén listas para su producción en serie hacia 2030, algunas marcas quieren acelerar la carrera para maximizar beneficios con su tecnología. Es el caso de las baterías de Mercedes y Factorial, que ofrecen una densidad energética de 450 Wh/kg, “lo que aumentaría la autonomía de los coches eléctricos en un 80 %”, dicen. Aunque no especifican qué modelos entran en comparación.
Además, esta tecnología, “es un 33 % más compacta que las actuales baterías de iones de litio”, lo que contribuirá a reducir el peso de los vehículos que las equipen y, por tanto, maximizar su eficiencia. La colaboración entre Mercedes-Benz y Factorial para el desarrollo de estas pilas comenzó en 2021. En su momento Stellantis también participó en la ronda de financiación de Factorial, quien también tiene un acuerdo de desarrollo con Hyundai-Kia.
Mercedes ha liderado desde entonces varias rondas de inversión en Factorial, incluida una de 200 millones de dólares en 2022. A día de hoy, Mercedes ya ha recibido las primeras muestras de las celdas Solstice, y planea iniciar las pruebas en sus vehículos eléctricos “muy pronto”, mientras sigue con la mira puesta en la producción a gran escala para finales de la década.
Estas baterías no solo aumentan la autonomía de los vehículos eléctricos, sino que también solucionan problemas clave como la seguridad y la sostenibilidad. Factorial ha apostado por un diseño de cátodo seco y un sistema de electrolitos de estado sólido basado en sulfuro, lo que las hace más seguras que los diseños convencionales con electrolitos líquidos, ya que resisten temperaturas superiores a los 90ºC sin perder estabilidad.
Esto, sumado a la menor dependencia de sistemas de refrigeración, contribuirá a la eficiencia energética y la reducción de costes. Markus Schaefer enfatizó en declaraciones recientes a Reuters que esta tecnología permitirá a Mercedes no solo ofrecer vehículos con mayores autonomías, sino también optimizar la fabricación utilizando materiales más económicos, como carrocerías de acero en lugar de aluminio.
“Solstice ofrece nuevas mejoras en densidad energética y características de seguridad que nos ayudarán a desarrollar vehículos eléctricos que establezcan nuevos estándares”, añadió.
Sin embargo, Mercedes no es la única compañía que lleva años invirtiendo en baterías de estado sólido. Toyota, por ejemplo, está desarrollando también su propia tecnología, con el respaldo del Ministerio de Comercio e Industria de Japón y el objetivo de reducir su dependencia de China y Corea del Sur.
Nissan también ha seguido una estrategia similar, trabajando en su propio sistema de baterías de estado sólido para sus futuros vehículos eléctricos. Asimismo, la china SAIC, a la que pertenece MG, también promete que comenzará a fabricar las baterías de estado sólido en serie en apenas dos años. Eso para los eléctricos, porque las de estado semisólido para sus híbridos lo harán antes (por ejemplo el IM L6 ya lleva esta tecnología).
Dar con la tecla que permita la producción de las baterías de estado sólido en masa sin que sea a un coste desorbitado es el principal reto al que se enfrentan las marcas de coches. De hecho, su elevado precio es lo que ha hecho a retrasar los planes de firmas como Fisker o Dyson.
Y más allá de las marcas de coches, marcas como Samsung también están en esta guerra. Su intención es producirlas en serie en 2027 para coches eléctricos y otras aplicaciones.