Francia es uno de los países europeos que más están apostando por los llamados radares de ruido, y París está tomando la delantera.
La capital francesa ha reforzado su plan para luchar contra la contaminación acústica que produce el tráfico rodado y comenzará a probar estos dispositivos para empezar a multar a los vehículos que se pasan de decibelios.
Motos, obras, bares, restaurantes...
El dispositivo, hecho posible por la ley de orientación a la movilidad de 2019, es una de las medidas emblemáticas del ambicioso plan de ruido del Ayuntamiento de París para el período 2021-2026, según explica la cabecera Liberation.
Así, el consistorio va a instalar dos radares de ruido este próximo mes de noviembre en la rue Cardinet, en el distrito, 17 y en la rue d'Avron, en el distrito 20.
El radar, equipado con cuatro micros, podrá tomar fotografías de las matrículas de los vehículos que superen los umbrales establecidos, cuyos límites aún no se han definido.
Estos mismos radares se desplegarán en Rueil-Malmaison (Hauts-de-Seine), Villeneuve-le-Roi (Val-de-Marne), Niza (Alpes-Maritimes) o Bron (Ródano).
Las motocicletas (equipadas con motores de combustión, claro) están especialmente en el punto de mira, aunque también lo estarán las obras y las zonas de restauración como bares y restaurantes.
Habrá una nueva unidad en la Policía Municipal que se encargará de controlar los niveles de contaminación acústica, además de la reducción de la velocidad en vías urbanas a 30 km/h, de la misma forma que se ha hecho en España.
En las calles de París, el ruido se debe principalmente al tráfico rodado: "Una motocicleta desbocada en París puede despertar a 10.000 personas", dice Dan Lert, teniente de alcalde a cargo de Transición Ecológica, Plan Climático, Agua y Energía.
Tras un periodo de prueba, habrá una nueva fase de experimentación a partir de enero de 2023.
Según datos del centro de evaluación técnica de del medio ambiente sonoro en Île-de-France, el costo generado por el ruido en términos sanitarios y económicos es de 156.000 millones de euros cada año.
Solo los costes sanitarios ascienden a 135.000 millones de euros al año, debido a patologías como obesidad, estrés o enfermedades cardiovasculares.
De momento en España no se prevé la instalación de este tipo de radares; el uso de estos dispositivos tendría más sentido en las ciudades y no en las carreteras, por lo que la competencia sería de los Ayuntamientos y no de la DGT.
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