Los coches eléctricos tienen un problema de sobrepeso. Eso conlleva un precio elevado del coche, una mayor huella carbono en su fabricación, mayores daños a otros usuarios en caso de accidente y, a término, un mayor desgaste de las infraestructuras, como carreteras y puentes.
Y porque los pesados coches eléctricos infligen un mayor desgaste a las carreteras, en Reino Unido se están planteando un impuesto para los eléctricos en función de su peso y de la distancia que recorren, un pago por uso.
El recién publicado informe del Centre for Policy Studies (CPS), titulado ‘The Future of Driving’, propone que los conductores paguen por el uso de las carreteras cada mes, presentando una declaración de kilometraje recorrido o bien vía un sistema automatizado vía GPS.
Todo el mundo tendría un kilometraje mínimo gratis cada mes en función de la zona de residencia, el kilometraje sería mayor en las zonas rurales que en las ciudades, por ejemplo. Sería un sistema parecido al de los peajes que existe en Portugal pero llevado al extremo.
El informe de la Resolution Foundation, ‘Where Rubber Meets Road’, por su parte, propone un modelo de impuesto de circulación para los vehículos eléctricos basado en su peso. El mayor peso de los vehículos eléctricos se cita como un factor que contribuye a los daños en carreteras y aparcamientos.
¿Qué pasará con los impuestos de la gasolina?
Si bien son propuestas limitadas al Reino Unido, un país en el que el relativo mal estado de sus carreteras es tópico, éstas ponen de igual modo el foco sobre un futuro problema para la sociedad vía el Estado, el de la recaudación de impuestos asociados al automóvil con motor de combustión interna.
Todos los países han introducido medidas fiscales de ayudas al coche eléctrico, como peajes gratis, ausencia de impuesto de matriculación y/o de circulación, aparcamientos gratuitos, etc. Pero si hay un impuesto del que se libran por naturaleza, ese es el de los carburantes. Y su futura disminución promete dejar unos profundos pozos en los presupuestos de cualquier estado.
Así, todo apunta a que en un futuro, más o menos cercano, la manera de recuperar una parte de esa recaudación será gravando el peso de los coches eléctricos (con o sin impuesto de circulación basado en un pago por uso).
¿Por qué gravar el peso y no una tasa sobre las recargas eléctricas? Porque un coche pesado, independientemente de su fuente de energía, genera ciertos problemas para la sociedad.
Los vehículos más pesados necesitan más energía para moverse, por tanto consumen más, sea gasolina, diésel o electricidad. Y producir esa energía genera emisiones, en algunos países todavía muy dependientes del carbón y del gas para generar electricidad, esas emisiones asociadas a un coche podrían ser incluso mayor que las que de un coche de gasolina.
Además, a nivel de seguridad, el mayor peso implica que ejercen una mayor fuerza durante un choque, aumentando su peligrosidad.
Los precedentes
La idea de gravar el peso de los coches no es nueva y ya se está aplicando en diferentes regiones del mundo, como Noruega o en Washington DC (EE.UU.). En Noruega, que vio cómo el éxito del coche eléctrico desgravado creó un agujero de 19.200 millones de coronas noruegas (1.878 millones de euros) en los ingresos anuales del país.
En consecuencia, el gobierno noruego ha ideado un impuesto vinculado al peso del coche, independientemente de si el propulsor es eléctrico o gasolina, pero claramente con los eléctricos y PHEV en el punto de mira. Según OFV (Consejo de Información Vial), en los eléctricos este impuesto adicional puede alcanzar las 25.000 coronas, unos 2.400 euros.
En un movimiento inusual en Estados Unidos, Washington DC ha empezado a cobrar 500 dólares al año a los propietarios de coches de más de 2.721 kg (6.000 libras). Eso es casi siete veces más que el coste anual del impuesto de circulación de una berlina de tamaño medio en la capital federal. Reconociendo el peso añadido de las baterías eléctricas, DC eleva el límite en los coches eléctricos a 3.715 kg (7.000 libras).
De momento, no hay nada similar previsto en España. Sin embargo, tarde o temprano podríamos ver impuestos similares basados en el peso del coche. No podemos olvidar que España recaudó en 2021 un total de 11.492 millones de euros gracias a los impuestos sobre la gasolina y el diésel. Inevitablemente, y en principio, a medida que los coches eléctricos sean más, el Estado deberá buscar nuevas fuentes de ingreso, ya sea de pago por uso o en base al peso, o ambos.