Yuji Ide, nacido en 1975 (si, 31 añitos), es el nuevo farolillo rojo de la parrilla. No es cosa de su coche, aunque si en parte, sino que el hombre este es malo, pero malo. No contento con ser siempre el último, se pasea por el circuito a paso de tortuga y no es capaz de gestionar correctamente ni la más “sencilla” (porque nada debe ser sencillo en la F1) situación de carrera. De ahi que catapultara a Albers nada más empezar el Gran Premio. Horrendo. Y aún encima, ni siquiera rompió el alerón delantero. Tuvo que entrar en boxes, y a las dos vueltas sale de nuevo no se sabe a que.
A estorbar, digo yo. Pocas veces estaré 100% de acuerdo con Serrano y Lobato, pero es que a este señor debía darle pasaporte rápidamente. Revisando su curriculum, que podéis consultar vosotros mismos, los resultados que tiene este hombre son penosos, al menos para estar en Fórmula Uno mientras nuestros pilotos, bastante mejores que él por una gran ventaja, cumplen años con contrato de probadores de las grandes escuderías. Pero qué injusto es el mundo, qué injusto.