Cuando Carlos Sainz fue confirmado como piloto de Fórmula 1 allá por noviembre de 2014 este redactor que escribe tuvo que entrar en antena para cubrir la noticia en la radio generalista en la que trabajaba. Después de comentar los datos de la noticia llegó la hora del análisis, y ahí llegó la funesta pregunta: "¿A ver si tiene más suerte que su padre, no?". De las mil posibles respuestas que pasaron por la cabeza, la elegida fue una de menos beligerantes: "Bueno, yo creo que firmaría ganar dos veces el mundial".
Seamos sinceros: nadie creía en Carlos Sainz, que por entonces todavía arrastraba el Jr. como coletilla. Parecía que el madrileño iba a ser un mero sparring de Max Verstappen que acabaría desechado tras solo una temporada a su lado en el Toro Rosso. Ni el más optimista habría apostado por que, siete años después, Sainz iba a seguir en la Fórmula 1 y corriendo para Ferrari, tras haber pasado por McLaren y Renault. Pero de eso vive Sainz, de subvertir expectativas, y en Silverstone entró en una nueva dimensión en la Fórmula 1.
Silverstone eligió a Sainz para que ganase su primera carrera en la Fórmula 1
En la Fórmula 1 hay dos tipos de pilotos: los que han ganado y los que no. Desde este domingo Carlos Sainz pertenece a los primeros, y no se puede decir que no se lo haya ganado. Han sido 150 carreras, más de siete años en los que Sainz no ha parado de crecer, de trabajar y de merecerse entrar en el grupo de los ganadores en la Fórmula 1.
Decía alguno que es el mismo grupo en el que está Pastor Maldonado, tratando de ningunear a Sainz y de paso al venezolano, que siempre demostró velocidad aunque cierta tendencia a los choques. Lo que ignora es que si el aficionado recuerda a Maldonado y no a Bruno Senna, el que era su compañero en Williams, es porque Pastor ganó. Lo hizo, y da igual el cómo, el cuándo o el porqué.
En ese grupo ha entrado Sainz, en el de los que siempre serán recordados. El Gran Premio de Gran Bretaña de 2022 ha servido como ejemplo para comprobar lo caprichosa que es a veces la Fórmula 1. Cualquiera que regrese a él dentro de unos años podrá aseverar con rotundidad: "Sainz lideró el viernes, hizo la pole el sábado y ganó la carrera. Dominó el fin de semana, fue el piloto más rápido".
Un engaño del resultadismo que evita encontrar la realidad: en Silverstone la Fórmula 1 le ha devuelto a Sainz todas las victorias que le ha ido negando en los últimos años. Aquello de "la carrera te elige a ti" que dicen en las 24 Horas de Le Mans. El Gran Premio de Silverstone eligió a Carlos Sainz y solo él podía ganar.
Lo decía Carlos Sainz padre antes de la carrera: "En seco será difícil". No es para menos. Max Verstappen, Charles Leclerc, Sergio Pérez y Lewis Hamilton eran más rápidos que Sainz este fin de semana, y George Russell no tuvo tiempo para demostrar si se unía a ese club. Pero, uno a uno, sus rivales fueron desapareciendo.
A Verstappen milagrosamente una pieza de otro coche le rajó el fondo plano, haciéndole perder casi dos segundos por vuelta. Leclerc destrozó su propio alerón contra Pérez, destrozando la carrera del mexicano. Russell se estrelló en la salida y Hamilton hizo una pésima relanzada del coche de seguridad que le metió en líos evitables.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que, como mínimo, Sainz mereció ganar las carreras de Monza en 2020 y Mónaco este mismo 2022, y no anduvo lejos hace unas semanas en Canadá. Sin embargo, el de Silverstone no parecía que fuese a ser su fin de semana, pero los caminos de la Fórmula 1 son inescrutables.
Lo que son las cosas. Si Ferrari no hubiese ordenado a Sainz dejar pasar a Leclerc, probablemente hubiese sido a él al que, yendo por delante, le habrían dejado en pista con neumáticos duros usados con el coche de seguridad, mientras que Leclerc habría parado con Hamilton a por blandos y hubiese ganado la carrera.
Pero la primera orden de equipo de Ferrari esta temporada a la postre le ha dado la victoria. Por cierto, que los de Maranello demostraron con hechos aquello de que no hay un piloto número uno: mantuvieron a Sainz por delante hasta que ya fue casi inevitable, cuando desde el principio era evidente que Leclerc iba más rápido, aún sin medio alerón.
El "Stop Inventing" final, cuando Ferrari le pidió desde el muro la disparatada estrategia de dejar diez coches entre él y Leclerc, fue la demostración definitiva del estado de madurez de un Sainz que lee mejor las carreras desde el coche que su equipo desde el muro, como ya se vio en Mónaco. Cuanto hartazgo y aguante en solo dos palabras.
El sparring de Verstappen ya tiene una victoria, una pole y doce podios en el palmarés
La trayectoria de Sainz en la Fórmula 1 ha sido un constante superar situaciones imposibles. En su primer año plantó cara al nuevo chico maravilla de la Fórmula 1, un Verstappen que después ha confirmado todo lo que se esperaba de él y va para leyenda. En aquel lejano 2015 Sainz se permitió el lujo hasta de ganarle 10-9 en clasificación.
Después de machacar a un piloto que venía de cotas mayores como Daniil Kvyat, afrontó el reto que no había logrado ningún canterano de Red Bull: triunfar fuera del manto de Helmut Marko. Se fue a Renault, donde empezó brillando pero acabó superado por Nico Hulkenberg. Algunos temían que podía ser el final de Sainz en la Fórmula 1, tocaba volver a reinventarse.
Asumió otro reto, el de reflotar a una McLaren que venía en el peor momento de su historia después de la travesía con Honda. En solo un par de años, y apoyado por Lando Norris, Zak Brown, Andreas Seidl y todo el equipo de sangre fresca que entró en Woking, logró devolver a McLaren a los podios de la Fórmula 1. Y rozó la primera victoria.
Cuando llegó a Ferrari, de nuevo la misma cantinela: decían que sería el escudero de Charles Leclerc, una especie de Rubens Barrichello a la española, pero en su primera temporada superó en puntos al monegasco. En la segunda ya está a solo once puntos, suma más podios y acaba de ganar su primera carrera.
Sainz ya mira de reojo al mundial, la última expectativa que queda por subvertir
Sainz ya es el segundo piloto español que gana una carrera en la Fórmula 1, solo después de Fernando Alonso, y despeja cualquier duda sobre quién ha sido el segundo mejor piloto patrio en la Fórmula 1. Una victoria, una pole, dos vueltas rápidas y doce podios. Que palmarés tan cuco se le está quedando al piloto que iba a ser carne de cañón de Verstappen.
Por cierto, que Silverstone empieza a competir con Hungaroring como el circuito mágico para los españoles. Aquí mismo llegó el primer y único podio de Alfonso de Portago en la Fórmula 1, también con Ferrari, Alonso ganó dos veces y ahora Sainz se ha estrenado tanto en la pole como en lo más alto del podio. Y de reojo ya mira al mundial, la última expectativa que le queda por subvertir.