Pienso que al final de la pasada temporada, la negación de las órdenes de equipo por parte de Red Bull eran más un acto de cara a la galería (las habían negado por activa y por pasiva) que una realidad. La posibilidad de perder el título de pilotos, el que realmente vale publicitariamente pero no económicamente, no entraba en los planes de los jefes de la escudería, al menos no en los de Christian Horner. El británico si dejó entrever la posibilidad de estudiar su uso, aunque rápidamente volvió al redil marcado por Dietrich Mateschitz: las órdenes de equipo no son una posibilidad.
Por mucho que el que paga las facturas, Dietrich Mateschitz no dijera una y otra vez que no iba a haber ese tipo de movimientos todos nos esperábamos algo. Al final cosas del destino, Red Bull, ganó el campeonato de pilotos sin tener que recurrir a la “gestión interna”. Y lo hizo con el piloto que parecía en una situación peor. A veces todo sale bien. No creo que, ni en el mejor de sus sueños, hubieran pensado en una situación tan perfecta.
Mateschitz nos ha metido en la cabeza que para ser Campeón del Mundo un piloto Red Bull primero tiene que batir a su compañero. En 2011, volverá ser así y el actual campeón, Sebastian Vettel y Mark Webber tendrán que luchar contra sus rivales y su compañero para ser campeón. Nada de órdenes de equipo en Red Bull en 2011. Política loable, máxime cuando en esta temporada, y gracias a Ferrari, las tácticas de equipo estarán de nuevo permitidas.
El propio Mateschitz ha augurado una situación similar a la del año pasado. Lucha interna que se desarrollará en la pista con mensajes en la radio del equipo, gestos y caras larga en el podio en función de si gana uno u otro y quizás alguna maniobra de adelantamiento que acabe con todo el mundo fuera de carrera. Eso teniendo en cuenta que Red Bull volverá a estar en lo más alto. Creo que eso nadie lo duda.
Vía | Autosport
