Se llevaba rumoreando tanto tiempo la llegada de Fernando Alonso a Ferrari, que cuando se produjo el “momento” ya había pasado. Menos mal que unos meses después volvimos a tener uno de esos momentos que tanto estábamos esperando. Pedro de la Rosa dejaba atrás su papel de probador en McLaren para volver al ruedo. El piloto barcelonés pasaba a ser uno de los pilotos titulares de la nueva escudería Sauber. En la pista es en dónde le queríamos ver.
La llegada del español a la escudería suiza iba a significar la última oportunidad para Pedro de la Rosa de demostrar lo gran piloto que es. Y lo iba a tener que hacer en una escudería que se iba de brazos de su madre protectora, BMW. Sauber no es una escudería nueva al 100%, pero sin BMW no iba a tener tanto poder como en años anteriores. Eso se iba a notar. Quizás durante la pretemporada nos ilusionamos demasiado. El C29 parecía un monoplaza para luchar por los puntos en cada gran premio. Tres carreras después, coger un punto para Sauber se podría calificar de éxito.
Esta semana hemos conocido que a Pedro de la Rosa le está costando mucho adaptarse al monoplaza. Algo que no ha pasado desapercibido para el jefe del equipo Peter Sauber. Esto unido a unos rumores que relacionan a Pastor Maldonado con Sauber nos hacían temer lo peor. Menos mal que Peter Sauber es un hombre cabal y ha reconocido que a pesar de los problemas, sigue pensando que la elección de pilotos fue la adecuada. Pensar que el piloto venezolano podría solucionar los problemas que pueda tener De la Rosa con el monoplaza es una locura.
Tras el fiasco de Malasia, este fin de semana nos espera el Gran Premio de China. Una nueva oportunidad para Pedro de la Rosa y una prueba para la que el español se muestra tranquilo y optimista. Su objetivo no será otro que el de sumar esos primeros puntos que disipen cualquier duda en torno a su persona.
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