Todo el mundo conoce los grandes éxitos de Adrian Newey antes de su fichaje por Aston Martin. El ingeniero británico primero encumbró a Williams, después hizo ganar a McLaren y finalmente llevó a la cima a Red Bull. Pero lo que muchos desconocen es que los inicios de Newey fueron algo más turbios.
Hubo una cuarta etapa de Adrian Newey en la Fórmula 1, y se llamó Leyton House. Un sórdido equipo liderado por un multimillonario japonés que despidió a Newey por centrarse demasiado en la aerodinámica y vetar los motores de Porsche, y finalmente terminó en prisión junto a todos sus socios.
Leyton House, el equipo que despidió a Adrian Newey por no querer motores de Porsche
Antes de catar la gloria de la Fórmula 1 con Williams, McLaren y Red Bull, Adrian Newey tuvo que chapotear en el fango de la Fórmula 1. Sus primeros pasos como director técnico en el gran circo fueron a finales de los '80 con el equipo March, un garajista histórico venido a menos al que Newey logró llevar a los podios de nuevo e incluso hacerles liderar alguna carrera.
Por aquella época el patrocinador de March ya era Leyton House, una marca sin un propósito demasiado concreto: igual te vendían ropa que viajes o tintes de pelo. Detrás el emporio se encontraba Akira Akagi, un multimillonario japonés que vio en esos podios de March el escaparate perfecto para dar un paso más en la difusión mundial de su marca.
Así que Akagi compró March y lo convirtió en Leyton House para la temporada 1990. Técnicamente era el mismo equipo con distinto nombre, y Adrian Newey seguía en su cargo de director técnico, jugando con los flujos de aire, ajeno a aquel mantra de la época que decía que "la aerodinámica es para los que no saben hacer motores".
Newey por entonces ya hacía diabluras con la aerodinámica. La cabina del monoplaza era tan estrecha que los pilotos se quejaban de que no podían ni siquiera cambiar de marcha (por entonces se hacía aún con palanca), pero Newey insistía en hacerla cada vez más pequeña para mejorar el flujo de aire por el fondo.
Pero tras los éxitos relativos con March, la llegada de Leyton House a Newey se le estaba atravesando. Los resultados eran pésimos, el coche a veces ni siquiera se clasificaba para las carreras y nada de lo que se le ocurría a Newey funcionaba. "Traté de simplificar todo, hasta perdiendo 'downforce', pero no servía", relató años después el genio en su libro.
Mientras tanto, Leyton House se iba desmoronando. Ian Phillips, el jefe del equipo, contrajo meningitis, por lo que fue el director financiero, alguien sin la más mínima idea de carreras, quien se puso al frente. Por su lado, Akagi, el propietario, desesperado por los malos resultados, estaba en conversaciones con Porsche para usar sus motores.
El problema era que se trataba simplemente de dos viejos TAG turbo unidos. "Enseguida me di cuenta de que ese motor no había forma de que funcionase, pero Akagi quería quedárselo simplemente por el prestigio de la marca Porsche", relataba Newey en su libro. El ingeniero británico quería montar un menos pomposo pero más útil Ilmor.
Mientras tanto, Newey descubrió por qué sus ideas no funcionaban: el túnel del viento de Leyton House estaba mal calibrado, por decirlo con eufemismos. La realidad era que estaban usando tacos de madera y cintas para fijar la maqueta en el túnel, por lo que los datos salían completamente adulterados.
Corregidos los fallos, Newey preparó a toda prisa un paquete de mejoras que llegase a tiempo para el Gran Premio de Francia, y por otro lado consiguió cerrar un acuerdo para que Leyton House llevase los motores Ilmor la siguiente temporada. En paralelo, Newey había recibido una oferta de Williams en la que estaba meditando.
Pero no hubo mucho que pensar. Cuando Newey acudió a la sede de Leyton House para reunirse con Akagi y contarle la oferta de Williams, se encontró con una sorpresa: "¡Me habían despedido!". La obsesión por la aerodinámica de Newey no solo les estaba impidiendo mejorar, sino que les había llevado a perder un motor Porsche, según el propietario.
Así que Newey hizo el petate, se fue a Williams y el resto es historia de la Fórmula 1. Pero... ¿Qué pasó con aquel paquete de mejoras que Newey había preparado? Pues sí, Leyton House no tuvo problemas en montarlo en el Gran Premio de Francia, aunque Newey ya estaba fuera del equipo. Y el resultado fue sorprendente.
En la vuelta 53 los dos Leyton House lideraban el Gran Premio de Francia sin haber hecho ni una sola parada en boxes, ya que el nuevo coche apenas degradaba los neumáticos. El motor dejó tirado a Mauricio Gugelmin, unas vueltas después, pero Ivan Capelli llegó a meta en segunda posición, solo superado por el Ferrari de Alain Prost y sin parar en boxes.
Claro que Leyton House no se pudo beneficiar mucho de ese legado que les había dejado Newey, porque poco después Akira Akagi y tres socios más fueron detenidos por el fraude bancario más grande de la historia de Japón, les cayeron cinco años de cárcel y el equipo Leyton House de Fórmula 1 fue vendido, casi regalado, de nuevo a March.