El adiós de Suzuki a MotoGP solo es el último capítulo de la lenta marcha de las marcas japonesas de la competición
Suzuki se va de MotoGP. La marca de Hamamatsu puso patas arriba el mundial de motos cuando hace unos días confirmó que no iba a seguir en MotoGP más allá de 2022, a pesar de que recientemente había firmado un contrato con Dorna hasta 2026. Es la segunda vez que Suzuki se va de MotoGP en la última década, y parece que la definitiva.
Lejos de ser algo puntual, el adiós de Suzuki a MotoGP viene a confirmar una tendencia: poco a poco, las marcas japonesas están abandonando la competición. Solo en el último año natural hemos conocido que Honda se iba de la Fórmula 1, Yamaha abandonaba el Dakar y ahora esto de Suzuki. Mientras tanto, las europeas empiezan a ocupar su lugar.
La salida de Suzuki de MotoGP será para "desarrollar nuevas tecnologías"
MotoGP es el paradigma para entender qué está pasando con las marcas japonesas. El mundial de motos era su territorio pero, tras la salida de Suzuki, en 2023 tendremos más marcas europeas que niponas. Solo quedarán Honda y Yamaha como representantes japonesas en MotoGP. Inaudito.
En lo que llevamos de siglo XXI tres marcas se han ido de MotoGP. Primero lo hizo Kawasaki allá por 2009 y después Suzuki lo ha hecho hasta en dos ocasiones, primero en 2011 y ahora en 2022. Mientras tanto, las que han entrado a competir en el mundial recientemente han sido Aprilia y KTM, dos marcas europeas.
Así, el equilibrio de fuerzas en MotoGP está cambiando. De las seis carreras que se han disputado hasta la fecha en 2022, cinco han sido ganadas por marcas europeas. Solo el vigente campeón, Fabio Quartararo, salvó la honra para Yamaha en Portimao. Por increíble que parezca, Honda todavía no ha ganado una carrera de MotoGP. De hecho, va última del mundial.
El auge de las marcas europeas por la competición es extensible a todos los ámbitos del mundial. Triumph motoriza a toda la categoría de Moto2, donde MV Agusta también construye su propio chasis. En Moto3 el imperio KTM domina sobre Honda, y la marca que suena con más fuerza para sustituir a Suzuki en MotoGP es GasGas, la filial española de KTM.
En las motos derivadas de serie este año se ha cambiado el reglamento del Supersport, la categoría intermedia de aquel mundial, para que nueva marca puedan entrar a competir. Las que han dado el paso han sido Ducati, italiana, y Triumph, británica. MV Agusta también ha cambiado de moto. Las que siguen con lo puesto son Yamaha y Kawasaki.
SUZUKI ANNOUNCEMENT
— Suzuki Racing (@SuzukiOfficial) May 12, 2022
Suzuki Motor Corporation is in discussions with Dorna regarding the possibility of ending its participation in MotoGP at the end of 2022: https://t.co/O8CBk1EQGu@suzukimotogp @MotoGP pic.twitter.com/oO9yWmKjtY
Esta marcha nipona de la competición en moto también ha afectado al Dakar. Hace unos meses se anunció que Yamaha dejaría de participar a partir de la próxima edición, justo cuando más disparados están los rumores de que Ducati podría poner en el desierto de Arabia Saudí su flamante DesertX.
Honda dejó la Fórmula 1 pese al mundial de Max Verstappen
No es algo que esté afectando exclusivamente a las motos. En los coches recientemente ha habido un caso muy sonado: Honda se separó de Red Bull y se marchó de la Fórmula 1 al final de la temporada 2021. Ni siquiera el hecho de ganar el mundial con Max Verstappen les hizo replantearse su futuro.
Mientras que Honda sale por la puerta, el aire fresco del Grupo VAG entra por la ventana. A falta de confirmación oficial, parece un hecho que Porsche sustituirá a Honda como suministrador de motores de Red Bull, mientras que Audi también va a entrar en la Fórmula 1 con equipo propio. De nuevo, entrar europeos y salen japoneses.
No es la primera vez que los nipones dan la espantada de la Fórmula 1 en este siglo. La gran crisis económica de 2008 hizo que los dos grandes constructores japoneses, Honda y Toyota, abandonasen la Fórmula 1. Los del ala dorada volvieron, pero la aventura tan solo ha durado siete años hasta un nuevo adiós.
En el Dakar la última retirada sonada fue la de Mitsubishi, que había sido gran dominadora del rally hasta que se fue hace una década. Sin embargo, este año hemos visto como Audi se ha lanzado al desierto con su todoterreno híbrido, que incluso ganó algunas etapas en su primera participación en el Dakar.
Otro caso significativo es el del WEC. El mundial de Resistencia ha cambiado por completo su normativa para fusionarse con el IMSA, hacer coches baratos y atraer a nuevas marcas. Y estas han acudido en manada: Ferrari, BMW, Porsche, Peugeot... la única no europea ha sido Cadillac, estadounidense. A las japonesas no se las espera.
Solo resiste Toyota. La compañía de coches más valorada del mundo dejó la Fórmula 1 hace más de una década, pero domina a rajatabla el resto del mundo de la competición: todos los años está en la liza por ganar el Dakar, el WEC y el WRC. Y se está empezando a consolidar como líder de un gigante conglomerado en Japón.
Toyota lidera la reorganización de las marcas japonesas
Algo se está moviendo a nivel empresarial en la industria automovilística de Japón. En torno a Toyota, parece que las marcas niponas se están empezando a organizar para ponerse en la pole position de la carrera por las nuevas tecnologías. El escueto comunicado de Suzuki decía claramente que su personal "se enfocaría en desarrollar nuevas tecnologías".
Con Toyota abarcando ya a Suzuki, Yamaha, Mazda y Subaru, y cada vez acercando más su manto de influencia sobre marcas a priori tan lejanas sobre Mitsubishi, Kawasaki u Honda, por no hablar de la situación de Nissan, parece que el país del sol naciente se va a tomar un respiro para reordenar las tropas. Japón está en retirada de la competición.