¿Cómo de un utilitario tan elegante, retro, urbano, tranquilo y, si me apuras, femenino, puede salir un coche tan venenoso? El primer paso es que el 500 pase por las manos de Abarth, después hay que aplicarle el “kit esseesse” y por último dejarlo unos cuantos días en el terrible garaje del doctor Hamann.
Al mismo tiempo que Abarth presenta en Ginebra el Abarth 500C, en el stand de Hamann podremos ver las nuevas preparaciones para el 500, no sólo para el kit essesse.
Los 135 CV de serie del Abarth 500, que como ya hemos comprobado no van nada mal, pueden aumentar al gusto del cliente con las potenciaciones de Abarth. Así, se pueden solicitar potencias de 160, 180 o 210 CV, esta última correspondiente al kit HS III que modifica el escape, el turbo y la electrónica (todo un empujón para el 1.4). ¿Seguimos?
Pues sí, todavía hay más. El kit HS Race modifica los pistones, el turbo, el embrague e incluso los discos de freno, para poder soportar así una potencia de 240 CV. Y por último, ahora sí, el HS Cinquecento 575 llega a la exagerada cifra de 275 CV para un motor 1.4, una bomba de relojería que parece difícil de imaginar sin aumentar el tamalo de los cilindros, aunque Hamann no dice nada de ello.
Para vestir a tan letal animal se utiliza un kit de carrocería al que parecen no caberle más cosas: faldones recargados con luces LED y varias formas de entradas de aire, difusor trasero con cuatro escapes, alerón, una gama de llantas de 17 o 18 pulgadas y pintura bicolor con dibujos en la carrocería.
Además, en el Hamann Abarth 500 el logotipo de Hamann sustituye al logotipo de Abarth, que a su vez sustituía al logotipo de Fiat. No se puede hacer más complicado, salvo que algún preparador decida hacer una preparación basada en la de Hamann. A todo llegaremos.
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