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Llevamos al límite el Toyota AYGO x-cite

Nos volvemos a poner a los mandos del pequeño de la familia Toyota, el AYGO. Aunque para la ocasión, la marca ha decidido que probemos el nuevo acabado x-cite, la última versión del modelo que llega para completar la gama. Hasta el momento, hemos probado el Toyota AYGO x-wave y el Toyota AYGO x-sky, ambos con un equipamiento de lo más completo, destacando el x-wave por su techo de lona de serie.

Este nuevo acabado para el AYGO, se ha añadido a la gama hace relativamente poco tiempo, a finales de 2017 y se diferencia de los otros dos principalmente en el equipamiento. La gama AYGO se articula en torno a un motor y dos cajas de cambios: manual de cinco relaciones y automática pilotada también con cinco marchas (y equipada en el AYGO x-cite protagonista de la prueba). El motor es un pequeño tricilíndrico de 1.000 centímetros cúbicos con 69 caballos del que ya hemos podido comprobar que puede con todo, o casi todo.

Las anteriores ocasiones, hemos puesto a prueba el pequeño de la familia Toyota haciendo lo que podríamos denominar como un uso convencional y además, nos hemos ido de road trip para poder testar las capacidades del urbano en condiciones que no le son tan favorables. Pruebas de las que salió bastante bien parado, con una sensación muy buena en general. Esto nos dejaba un poco en aprietos cuando nos propusieron la prueba. No quedaba mucho que comprobar y siendo versiones que se diferencian básicamente en el equipamiento, el tacto y sus andares son teóricamente iguales, o al menos muy similares. ¿Qué podíamos hacer esta vez, que nos mostrara algo que no haya visto tras varios días con las otras dos versiones?

Al límite de sus capacidades

Al final, se nos ocurrió una idea una que nos daría una imagen que serviría para completar las dos pruebas anteriores: maltratarlo. Pero no maltratarlo a base de golpes o conduciendo como un energúmeno, para nada. Íbamos a maltratalo de otra forma más ‘normal’ por decirlo de alguna manera. La idea consistía en ponerlo al límite de sus posibilidades tanto en cuestiones de espacio como de respuesta mecánica y de bastidor. Es decir, circularíamos con el coche cargado al máximo, por carreteras con una orografía compleja y complicada, así como por zonas urbanas con mucho tráfico. Torturarlo un poco más de lo normal, para ver, si en estas situaciones sale tan airoso como en las anteriores.

Una vez definido el objetivo, tocaba llenar el coche hasta los topes. Así que hicimos uso de nuestra lista de contactos y reunimos a cuatro personas, de un peso medio que debería rondar los 80 kg y de los cuales, dos de ellos superaban el metro ochenta de alto. Recordar que el Toyota AYGO es un modelo urbano de pequeño tamaño, que a pesar de contar con un habitáculo bien resuelto y aprovechado, tiene sus limitaciones. No obstante, tras ver a cuatro personas bien alimentadas dentro del pequeño modelo japonés, empiezas a ver estos coches con otros ojos. Pensamos en meter a cinco personas en lugar de cuatro, pero hubiera sido rizar el rizo y con la anchura del Toyota AYGO viajan mucho mejor sólo cuatro adultos.

Con estos cuatro señores sentados en sus respectivas plazas y los cinturones bien abrochados, se pudo comprobar que no existe problema alguno en cuanto a espacio, siempre y cuando ninguno de ellos sea Mike Tyson o Pau Gasol. En cuyo caso, sería mejor decantarse por un Toyota Land Cruiser. Comentar, que uno de nuestros invitados superaba en metro noventa de pies a cabeza, rozando con la coronilla el techo cuando iba sentado atrás. Incluso tenía que encorvarse un poco. Pero es un caso extremo, buscado apropósito, para comprobar si alguien muy alto viaja cómodamente. El resto del pasaje no tuvo problemas de ninguna clase para acomodarse en el interior del AYGO x-cite que Toyota nos dejó.

Sin problemas de espacio reseñables y un comportamiento muy correcto

Los asientos resultaron cómodos en todo momento pero si alegras el ritmo, los ocupantes de las plazas traseras verán como su trasero desliza a derecha e izquierda, provocado por unos asientos que no han sido diseñados para esos menesteres. Se han pensado para trayectos principalmente por ciudad y sin aspiraciones velocistas, donde cumplen con una nota bastante alta incluso tapizados de cuero como era caso, que siempre tienden a resultar más resbaladizos.

Otro punto a comentar es la ventilación. Cuatro tipos grandes dentro de un coche pequeño supone que se genere mucho calor. El Toyota AYGO x-cite probado incorporaba aire acondicionado, que en caso de necesidad, elimina de un plumazo todo atisbo de calor. Pero, si no quieres usar este sistema, debes saber que aunque las ventanillas traseras no se bajan, su apertura en compás permite que el aire circule por el habitáculo sin que se produzcan las molestas turbulencias a ciertas velocidades. Esas turbulencias que provocan un sonido muy desagradable que retumba en todos los ocupantes.

Si a esto le sumamos que el comportamiento no se ve excesivamente penalizado, el AYGO se posiciona como una opción interesante. Vale, es cierto que son más de 300 kilos extra los que tiene que arrastrar el pequeño urbano, pero no es un problema. Las suspensiones aguantarían otros dos personas más antes de desfallecer y el comportamiento, más allá de las inercias extra generadas por el peso añadido, no planteaban inconvenientes. Hay que tener algunas cosas en cuenta, como el hecho de llevar la carrocería más cerca del suelo. El peso adicional comprime las suspensiones y en algunos badenes (casi montañas en algunos casos) puede llegar a rozar ‘de panza’.

Curveando lo único que encontramos es que la sensación de confianza es algo menor, así como una mayor deriva. Y hablamos de trazar curvas a velocidades no confesables. En estas situaciones, se nota que la suspensión no es firme, está pensada para ofrecer una conducción cómoda en ciudad y fácil en carretera, no para ir al ataque con cuatro tíos grandes en su interior por un puerto de montaña. Pero es una situación que poca gente llevará a cabo, por lo tanto, el problema brilla por su ausencia en todo caso.

Cuesta arriba con 300 kilos extra y como si nada

Uno de los apartados que más puede crear dudas es el motor. Con esos 1.000 centímetros cúbicos y los 69 caballos, cargarlo hasta los topes para circular por zonas complicadas, puede ser un inconveniente. Y al final acaba siendo un problema, si no llevas a cabo ciertas cosas. Por un lado, siempre que circulemos por puertos de montaña o carreteras similares, con pendiente acusada, es mucho más aconsejable poner el cambio automático en modo manual. Este tiene una programación que se centra en el ahorro de combustible y hay veces que pone una relación más alta en plena cuesta, dejando el motor muy bajo de revoluciones y sin fuerza para subir.

Por otro lado, que no de miedo revolucionar el motor. Con tres cilindros y un cubicaje tan pequeño, el motor necesita girar alto de vueltas para dar su mejor rendimiento. Además, no suena en exceso y el sonido no es feo, sino lo contrario. Es llamativo que un motor como este, suene así. No es un deportivo, pero hace más llevadero su funcionamiento a alto regimen. Si lo conducimos con el motor por encima de las 3.500 rpm, no habrá problemas con las subidas, incluso con más de 300 kilos extra nuestro caso.

Además, una vez en llano, el coche corre que se las pela para su potencia. Ya hemos visto en las otras ocasiones, que el motor respondía bien y era capaz de mantener cruceros de retirada de carnet con facilidad, pero cargado hasta los topes los mantiene con la misma facilidad, o casi. No da la impresión de estar arrastrando tanto peso adicional. Hay que mentalizarse y preparar bien los adelantamientos, por ejemplo, pero estábamos llevando el coche al límite y eso conllevaba forzarlo.

Eso también nos hizo pensar en carreteras todavía más retorcidas con que incluyera bajadas pronunciadas, para ver si los frenos aguantan y la suspensión consigue contener los movimientos de la carrocería. Si no vas demasiado deprisa, no hay problemas de ningún tipo. Los frenos, con tambores traseros, no dan problema alguno y las suspensiones trabajan bien. Otra cosa distinta es si nos pasamos con la velocidad, en cuyo caso, el coche sufre y no se encuentra tan cómodo.

Cumple con nota y además, no cuesta casi nada

Si sumamos esta prueba a las anteriores, tenemos un test bastante completo que nos da una imagen muy buena del pequeño Toyota AYGO. Es ágil en ciudad y en carreteras retorcidas. Puedes viajar con él por carreteras nacionales a velocidades de multa con facilidad y además, los consumos no se disparan en ningún caso. Ni siquiera con tanto peso extra ni forzando por carreteras complicadas. A nosotros nos llegó a marcar un máximo de 6,8 litros, todo un logro para la caña que le dimos.

En cuanto al equipamiento, poco que objetar. La carrocería bitono es de serie, así como las llantas de 15 pulgadas en contraste. La molduras del habitáculo en negro piano, la pantalla táctil (con cámara trasera) o el volante con mandos en el volante también son de serie, así como la tapicería de cuero y todas las opciones de conectividad. Todo, por un precio que parte de los 12.220 euros.

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