Miles Hudson es un habitante de Seattle. Posee un Dodge Charger Hellcat al que le gusta conducir y lucir en redes sociales. El problema es que el coche es particularmente ruidoso con su escape libre, sobre todo cuando su pasatiempo favorito es pegar acelerones de madrugada en su barrio de Belltown…para subir sus hazañas a sus redes sociales.
Hace unas semanas, tras ser cazado a más de 170 km/h en la ciudad, un juez le prohibió conducir su coche porque hacía demasiado ruido. Sin embargo, ha continuado saliendo por las noches a despertar el vecindario y acumular visitas y likes en su cuenta de Instagram, porque asegura, es su trabajo. Pero finalmente le podrían caer una multa de 83.000 dólares.
"Es por los likes"
En una orden judicial destacada por KOMO News, el fiscal de la ciudad está tratando de multar a Hudson con más de 83.000 dólares en diversas sanciones para poner fin a sus travesuras. El 18 de junio se celebrará una vista en la que el ayuntamiento solicitará una sentencia en rebeldía.
La historia de Hudson y de su Dodge Charger Hellcat es la de un veinteañero que vive en uno de los barrios más pudientes del centro de Seattle, donde es normal que se venda un ático con un McLaren Elva de 1,7 millones de euros a modo de decoración junto a la piscina, y atrapado por las redes sociales.
Hudson presentó su Hellcat hace siete meses en Instagram, mostrando la potencia de su motor y las modificaciones que le iba haciendo al coche. Sin embargo, no tardó mucho en surgir una historia diferente en las redes sociales.
Una historia en la que su pasatiempo consiste en despertar al vecindario con su coche, imaginándose que es una suerte de rebelde a lo Dominic Toretto. Cuando no está en su coche, rugiendo por las calles, está en su piso, a altas horas de la noche, intentando cocinar, como si la ‘familia’ fuese a venir.
A mediados de abril, la ciudad respondió prohibiendo a Hudson conducir su Hellcat hasta que devolviese el escape de su coche a la configuración de fábrica, homologada. Sin embargo, parece que Hudson ha ignorado la orden judicial y ha seguido conduciendo su coche para alimentar sus redes sociales.
De hecho, un oficial de policía que le dio el alto, por segunda vez este año, le sugirió que fuera a un circuito. Pero no, “con casi 700.000 seguidores”, tiene que seguir alimentando su cuenta de Instagram, y es prácticamente le ha pagado su coche, asegura.
Quizá también le acabe pagando también la multa. O no. En todo caso, Hudson se enfrenta a una multa que se incrementa en 1.300 dólares cada día que presenta su coche con el escape homologado. Al final, podría costarle un total de 83.200 dólares.
