Lo apuntan varios medios internacionales y la lógica cae por su propio peso. Ya cuando fue lanzada la última generación del Ford Mustang muchos nos preguntábamos qué sentido tenía una gama de tres motores donde dos de ellos se solapaban. Pues bien, de esos tres nos vamos a quedar con dos cuando el facelift del Mustang haga acto de presencia para 2018.
Actualmente contamos en Europa con un motor EcoBoost de cuatro cilindros y 2.3 litros turbo y un V8 de 5.0 litros y aspiración natural, a los que hay que sumar en Estados Unidos un V6 de 3.7 litros. Pues bien, este motor intermedio de seis cilindros va a desaparecer a no mucho tardar, puesto que según informan en Mustang6G los códigos del V6 ya no son válidos en el sistema de los distribuidores.
Un motor con poco futuro
El hecho es que el seis cilindros en uve y el cuatro en línea se solapan, puesto que el EcoBoost ofrece 310 CV frente a los 300 CV del V6, siendo al mismo tiempo más enérgico, más económico y menos tragón. La única explicación de este motor era el gusto de los americanos por los motores grandes, pero parece que el downsizing está calando también al otro lado del charco.
Además de la salida de este motor que ha pasado bastante desapercibido entre el musculoso V8 y un cuatro cilindros con muy buen rendimiento, lo más seguro es que también estrene una nueva caja de cambios automática de 10 velocidades desarrollada conjuntamente con General Motors y que está en uso en su mayor rival, el Chevrolet Camaro.
También, y esto sería una gran noticia si llega a buen puerto, tanto el 2.3 turbo como el 5.0 podrían equipar en opción el sistema de suspensión MagneRide que llevan de serie los Shelby GT350 y GT350R. Se pone tensa la relación entre los pony car, especialmente sabiendo que también es más que probable la llegada de un super-Mustang atiborrado de esteroides que rivalice contra los Camaro ZL1 y Challenger Hellcat.