Si pensabas que ya había suficientes variantes del Dodge Challenger estabas equivocado. El Dodge Challenger SRT Super Stock es la última iteración de un modelo al que ya hemos perdido la cuenta de cuántos son en la familia.
Como es habitual en la marca americana, el SRT Super Stock no es un Challenger con meros cambios estéticos, sino que es un coche de altas prestaciones y con muy mala leche; una nueva versión radical de un deportivo que se sitúa sólo un escalón por debajo del desproporcionado Challenger SRT Demon.
Dodge Challenger SRT Super Stock: casi un demonio
En la marca del carnero no se han andado con muchos miramientos, y el SRT Super Stock se deriva directamente del SRT Demon pero con algunas salvedades. El paquete aerodinámico es diferente, con un capó con doble entrada de aire en lugar del enorme Airgrabber del Demon, y en este caso se incluye un gran splitter delantero y alerón trasero fijado a la tapa del maletero.
Bajo el gigantesco capó se esconde un no menos descomunal motor que en realidad es un viejo conocido. El propulsor escogido es un 6.2 litros V8 HEMI sobrealimentado mediante un compresor de 2.7 litros, la misma configuración que utiliza el Challenger SRT Hellcat Redeye, pero con algo más de potencia: 818 CV y 958 Nm de par motor.
El motor en este caso puede girar un poco más arriba, con la línea roja 100 rpm más alta, a 6.400 rpm. Toda esta potencia se destina a las ruedas traseras a través de una transmisión automática de ocho relaciones y un diferencial trasero de deslizamiento limitado.
Con estos argumentos el SRT Super Stock consigue completar el 0-96 km/h en 3,25 segundos, liquidar el cuarto de milla en 10,5 segundos y rodar a una velocidad máxima de 270 km/h, limitados por los neumáticos que utiliza.
Precisamente en las ruedas y el chasis se encuentran los 'grandes' cambios de este SRT Super Stock, puesto que pasa a utilizar los pegajosos neumáticos Nitto 315/40R18 para carreras de aceleración pero homologados para la calle montados sobre llantas de aleación ligera de 18 pulgadas.
Las suspensiones se han configurado para mantener la tracción al máximo y transferir la fuerza del motor al suelo evitando el deslizamiento dentro de lo posible. Se emplean los mismos amortiguadores Bilstein adaptativos que en el Demon pero recalibrados, con tres modos (Street, Sport y Track). Los frenos también han sido reforzados con material Brembo: pinzas fijas de cuatro pistones mordiendos discos de 14,2 y 13,8 pulgadas.
La electrónica también se ha enfocado en un rendimiento superlativo en las pistas en línea recta, incluyendo asistente de arranque, launch control, bloqueo para burnouts, sistema de refrigeración de carreras y otros gadgets. No equipa el sistema 'trans brake' del Demon, así que el demonio sigue siendo más rápido con una marca de 9,65 segundos en el cuarto de milla.
El precio del Dodge Challenger SRT Super Stock nos parece hasta barato, pues cada tendrá un coste de 81.090 dólares, 68.720 euros al cambio de hoy. Al menos no será limitado, como el Demon, con una producción de 3.300 unidades. Es decir, es 1,4 veces más caro que un Ford Mustang V8 de 450 CV en nuestro mercado (50.200 euros), pero casi con el doble de potencia. Un BMW M2 era algo más barato (62.900 euros).
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