¿Nos habremos dormido en los laureles? Después de 13 años en los que hemos visto como año tras año se reducía el número de víctimas en los accidentes de tráfico, el pasado 2016 se cerró con al menos 1.160 muertos en las carreteras españolas.
Hay que tener en cuenta que estas cifras son provisionales y se refieren únicamente a los accidentes mortales ocurridos en vías interurbanas y víctimas tomadas hasta las 24 horas de producirse el accidente. Las cifras definitivas ya consolidadas, que incluirán las víctimas a 30 días de accidentes ocurridos en vías urbanas e interurbanas estarán disponibles en los próximos meses.
Pero lo que se observa claramente es ese cambio de tendencia que resulta preocupante. ¿Ya nos hemos olvidado de los buenos hábitos al volante?, ¿falta educación?, ¿ya no nos importan tanto los puntos?
Como si se tratase de la revisión de un examen, vamos a tratar de analizar punto por punto en que hemos fallado y sobre todo, en qué podemos mejorar.
Las vías interurbanas
En estas vías se han registrado 1.038 accidentes mortales, 15 víctimas más que en 2015. Sobre los usuarios si bien dentro de los colectivos más vulnerables se ha notado una leve mejoría, los peatones y sobre todo los turismos han registrado un importante aumento en la siniestralidad.
Un factor determinante es el número de desplazamientos, que han aumentado un 5% con respecto a 2015, y que supone una mayor exposición al riesgo, con el consiguiente aumento de siniestralidad. ¡Ojo! Este incremento en los desplazamientos, impulsado por una mejora en la situación económica se va a mantener en 2017. Volvemos a repetir la frase del principio: “No nos durmamos en los laureles”
Durante este pasado 2016 la DGT realizó un importante trabajo en el control de las carreteras convencionales, en el que se ha conseguido un descenso de un 3% en el número de víctimas, descenso que se ha compensado lamentablemente con un aumento en la siniestralidad en vías de alta capacidad, en las que ha aumentado otro 3%.
Los factores concurrentes
Los principales factores desencadenantes vuelven a ser las distracciones, la velocidad inadecuada, no respetar las prioridades y el cansancio, la fatiga y el sueño.
En definitiva, factores en los que año tras año se trabaja para que los conductores sean conscientes de su existencia. Llegados a este punto, cabe una reflexión: Los coches cada vez llevan más elementos embarcados que causan distracciones por su mal uso (teléfonos, navegadores, sistemas de entretenimiento…) cierto es que existe una normativa y unas sanciones que son importantes, pero ¿hasta cuándo se van a dar cuenta muchos conductores de lo que provoca prestar atención a todo esto?
Basta pararse a observar en cualquier semáforo para ver como automáticamente muchos conductores aprovechan para contestar mensajes en el móvil ¿De qué forma habría que quitarles esa idea de la cabeza?
Por otra parte, en este proceso hacia llegar al coche autónomo, los coches cada vez tienen más sistemas de ayuda, sistemas como el control de crucero, que utilizados en mal momento pueden ser peligrosos, accidentes en los que el conductor se ha quedado dormido pueden tener su raíz en un mal uso de este sistema. Los coches aún no son autónomos, el conductor debe ser el piloto en todo momento.
El cinturón de seguridad, el casco, los SRI
¿Es posible que 1 de cada 5 conductores y pasajeros fallecidos no llevara puesto el cinturón de seguridad? Por desgracia sí, ni más ni menos que un 22% no lo llevaba puesto en el momento que sufrió el accidente, podríamos hablar de muchas víctimas mortales que habrían tenido la ayuda del cinturón para poder salvar su vida.
De los 214 fallecidos en motocicleta, 4 no utilizaban casco en el momento del accidente. En el caso de los 21 fallecidos en ciclomotor, 1 solo no hacía tampoco uso de dicho dispositivo. Entre los ciclistas, de los 33 fallecidos, 6 no utilizaban casco, pese a ser obligatorio en vías interurbanas.
Por otra parte, de los 16 niños hasta 12 años fallecidos en turismo, 3 no utilizaban ningún accesorio de seguridad en el momento del accidente.
Quizá es necesario recordar la importancia de estos sistemas.
Alcohol y drogas
4,6 millones de controles de alcoholemia se han realizado por la Guardia Civil en el pasado 2016, prácticamente 1 e cada 5 españoles ha tenido que “soplar” en algún momento el pasado año. De ellas casi 70.000 resultaron positivas, un 1,5 %. La implicación de la influencia del alcohol está más que demostrada, y las cifras lo avalan, en los controles realizados a conductores implicados en un accidente el número de positivos triplica a los realizados en controles preventivos.
Pero si hay un aspecto muy preocupante es el aumento en el consumo de drogas al volante. A pesar de que cada vez existen más métodos y dispositivos de control, la variedad, y la dificultad de control en muchos casos hacen que sea un problema en aumento.
En 2016, la DGT realizó hasta el mes de noviembre 60.942 pruebas antidrogas en las carreteras, resultando positivas 23.822 (39%). De ellas, 54.566 fueron preventivas con un resultado de 20.879 positivas (38%); 3.026 pruebas a conductores involucrados en accidentes con 829 positivos (27%) y otras 3.350 pruebas a conductores infractores con 2.114 positivos (63%).
Mucho trabajo por hacer en 2017
Aunque aún seguimos siendo uno de los países del mundo con mejor seguridad vial, con 36 muertos por millón de habitantes, por debajo de la media de la UE que es de 52, todavía hay mucho trabajo por hacer.
El Director General de Tráfico Gregorio Serrano, durante la presentación del balance de accidentes ocurridos en vías interurbanas anunció que en un mes elaborará un plan contra la siniestralidad mientras que antes de marzo revisará las estrategias de seguridad vial que se aprobaron en 2011. "Llevaremos a cabo una revisión exhaustiva del reglamento de circulación, de conductores y de vehículos. En materia de prevención también es muy importante la educación sobre seguridad vial desde edades tempranas", aseguró el director de Tráfico.
Revisar el permiso por puntos, mejorar el conocimiento de los sistemas de seguridad activa y pasiva, evitar las distracciones y la fatiga al volante entre otras medidas, son algunas de los deberes para que el año que viene volvamos a seguir la evolución positiva de los últimos años.
La antigüedad del parque, parte del problema
Una de las consecuencias de estos últimos años de crisis económica ha sido el aumento en la antigüedad de los vehículos. En el pasado 2016, se ha registrado un importante aumento en la antigüedad media de los vehículos implicados en accidentes mortales. Los turismos en que viajaban los fallecidos tienen una edad media de 13,6 años; 11,1 las furgonetas y 9,5 las motos.
La influencia de la antigüedad del vehículo es muy importante, además de consumir más combustible y contaminar más, los coches antiguos no sólo no disponen de los últimos sistemas de seguridad, sino que también sufren un importante desgaste debido a su uso.
Según un estudio realizado por Linea Directa, cuando se tiene un accidente, el riesgo de fallecer en un coche viejo (de más de 15 años), frente a uno nuevo es del doble, algo que como hemos visto se ha reflejado en las estadísticas el pasado año.
En el mismo estudio, realizado entre los años 2008 y 2013, se denunció que desde el inicio de la crisis los accidentes con víctimas protagonizados por coches de más de 15 años se incrementaron en más de un 78%, frente al notable descenso que se experimentó en coches nuevos (menores de 4 años) que fue de un 43%.
En este sentido, el proyecto Continental VisionZero trabaja para disminuir drásticamente los accidentes de tráfico, a través de la mejora continua de los sistemas de frenada y asistencia como el EBA (Asistente a la Frenada de Emergencia) o los más conocidos como el ABS o el ESC, sin olvidar los esfuerzos que se realizan para mejorar la concienciación sobre la importancia del cumplimiento de la norma. De la importancia de tener en cuenta estos avances a la hora de comprar un coche ya hablamos en este artículo.