Prueba: Toyota Prius (parte 1)

Hace 3 años tuve la oportunidad de conducir esta joya de la tecnología, y cuando he vuelto a tenerlo, me han venido un montón de gratos recuerdos al volante. Este es uno de los coches más completos que han pasado por mis manos, y cuando se conoce a fondo, resulta mucho más atractivo. Este es el rival natural del Honda Civic Hybrid, otro híbrido.

El Prius tiene una estética muy particular, todo obedece a los objetivos con los que fue diseñado: eficiencia máxima. Por eso, su diseño es aerodinámicamente impecable, con un Cx de 0,26 aun contando con el limpialuneta trasero, dispuesto de forma que no molesta nada. Vamos a conocer a fondo al Prius:

Exterior

Toyota lo llama berlina, aunque parece más un monovolumen. Quizás parece alto, pero sólo es 60 milímetros más alto que el Civic. Cuando sí que es alto es cuando se abre el portón trasero, hay que ser cuidadoso en los parkings de poca altura. De forma un poco disimulada lleva un difusor de aire en la parte trasera, para optimizar la aerodinámica. El tubo de escape está oculto, como si fuera un diesel.

Este sí utiliza tapacubos (ver detalle), no por carencia sino por optimizar, aunque a media distancia dan el pego. En cuadrito negro que se observa a la altura de la manecilla de la puerta delantera sirve para cerrar el coche cuando somos portadores de la llave (de serie). Para abrirlo, basta con introducir la mano en el agujero de la manecilla. Como puede observarse, tiene una caída suave en la parte trasera, es por motivos aerodinámicos, aunque penaliza un poco la habitabilidad posterior.

Exhibe con orgullo su condición de híbrido, pues tiene tres logotipos que lo identifican como tal. No se vende con motores convencionales.

Interior

Por dentro, el híbrido de Toyota huye de la mayoría de concepciones de “berlina”, pues hay diversos cambios. El freno de mano es “de pie”, tipo Mercedes antiguo, el cambio de marchas (100% automático) es un mini-joystick, se arranca por botón, con todo ese espacio libre se ha hecho una consola central muy práctica, con varios huecos. Lo único malo es el espacio para abrir la tapa superior, si queremos recoger algo en marcha, no es muy cómoda. Dentro tiene una toma auxiliar y una 12V para gadgets.

La instrumentación está muy simplificada, pues no hay tacómetro ni termómetro del agua. El primer instrumento sobra totalmente en este coche, el segundo no tanto, no les costaba nada ponerlo. La información de la pantalla superior es la mínima posible. En la pantalla central podemos ver información del consumo, climatización, audio, navegador, intervalos de servicio, etc. Es muy fácil de usar dado que es táctil, aunque también es una fuente de distracciones.

Para minimizar esto, el volante tiene integradas muchas funciones, pero es más sencillo que el del Citroën C4. Audio, climatizador, ordenador, regulador de velocidad (en mando satélite) y teléfono se manejan aquí. Así se evita toquetear la pantalla táctil para las funciones principales. La pega gorda es que el volante sólo se regula en altura, lo que complica encontrar una buena postura al volante.

El conductor tiene un buen apoyo para el pie izquierdo, pero tiene muy próximo el pedal del freno de estacionamiento, las señoritas tendrán que vigilar sus medias por eso de las carreras. Se va un poco más alto que en una berlina y un poco más bajo que en un monovolumen. Si la dirección se ajustase mejor y fuese más directa (menos giro necesario) lo habrían bordado. Los asientos no tienen mucha sujección lateral, aunque rara vez se echa de menos.

Los materiales no son de lujo, pero da una gran sensación de calidad por los colores y tacto. Ni ruidos, ni piezas mal ensambladas… sólo puedo objetar que la parte central, en plástico oscurecido, coge polvo enseguida, y los dos posavasos escamoteables de la zona central agarran cualquier gota que se derrame de las latas. Bajo el equipo de música, hay un compartimento apto para el móvil, ya que es translúcido y puede verse la pantalla brillando al estar cerrado.

Los ocupantes del Prius gozan de mucho espacio para las piernas, el lateral no sobra que se diga cuando se trata de ir atrás tres adultos. El túnel central molesta poco debido al espacio que hay longitudinalmente, y el respaldo de la tercera plaza no es tan duro como el habitual de los desplegables. En cualto a la altura, con 1,80 m de estatura, ya se roza la cabeza en el techo en la parte trasera.

Hay que tener en cuenta la ventilación de la batería; me pasó que una pasajera se durmió y tapó parcialmente la rejilla con la prenda que usó para apoyar su cabeza. Esta rejilla contribuye a que la batería no se sobrecaliente, se aloja tras el respaldo de la banqueta. Con una obstrucción parcial de 20 minutos no salimos ardiendo. Entre los asientos delanteros, pueden desplegarse dos posavasos de mayor capacidad que los delanteros, y contamos con dos revisteros. Las puertas no tienen portaobjetos atrás.

Del Prius hay que destacar su abrumador silencio incluso cuando el motor de gasolina está trabajando, es uno de los modelos no-Premium más silenciosos que he conducido, más silencioso que un 1.4 TSI de Volkswagen (que ya es decir). El sonido de los neumáticos es lo único que nos separa del silencio casi absoluto, y comparado con otro coche, es un sonido leve. El ruido aerodinámico es moderado a casi cualquier velocidad (tiene poca punta, 170 Km/h).

Este coche produce una atmósfera tan tranquila que favorece que el pasaje se duerma, sobre todo los niños. El conductor no tiene que temer por ello, va más relajado pero no se duerme, ni a 120 Km/h. El confort de suspensión lo termina de hacer comodísimo, y es un coche en el que da gusto devorar carretera hasta que se acaba, como en un anuncio antiguo del Renault Megane.

Sin embargo, hay que pegarle un par de tirones de orejas. El pilar A es prominente, quita un poco de visibilidad, pero nada comparado con el alerón trasero, que nos tapa visibilidad a la altura del horizonte. Es especialmente mosqueante cuando se conduce de noche, pues cuando se quedan los faros ocultos, tenemos la sensación de que no nos sigue nadie si no vamos muy atentos a los espejos exteriores.

Finalizamos con el maletero, que no deslumbra por su capacidad, aunque es bastante decente, y tiene cortinilla plegable. Con 408 litros cabe, bien organizado, el equipaje de 4-5 adultos. Bajo el piso de carga caben varios objetos pequeños, así como herramientas, y también dispone de una rueda de repuesto. El respaldo de los asientos traseros es abatible de forma asimétrica.

En la siguiente parte, veremos cómo se desenvuelve en carretera.

Prueba: Toyota Prius | Parte 2, Parte 3 y Parte 4

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