Todavía no puedo decir que soy el feliz propietario de un coche eléctrico, aún tendré que ahorrar para ello, y ya de paso ver si aumentan su autonomía y bajan un poco de precio, pero sí tengo claro que me gustaría tener uno para moverme en el día a día por Madrid. Lo que sí soy es usuario esporádico, y si puedo cada mes conduzco algún coche enchufable.
Y aunque tengo un punto de recarga en mi plaza de garaje, por si acaso conviene también tener alguna de las tarjetas de las empresas que tienen postes de recarga públicos, en la calle o junto a una estación de servicio, para así poder recargar algo la batería del coche mientras está aparcado, y evitar ir apurado con la autonomía (aunque conste que todavía no me he quedado tirado nunca).
En Madrid los puntos de recarga de la calle ahora son IBIL o GIC
En Madrid durante un tiempo los postes de recarga de las calles eran la mayoría del plan Movele, uno tenía la tarjeta correspondiente y podía recargar gratis en ellos, siempre y cuando el punto de recarga funcionase, claro, porque con el tiempo no todos estaban operativos. El plan Movele de puntos de recarga públicos en Madrid finalizó, y durante un tiempo los postes han estado bastante olvidados.
No había niguna empresa que los mantuviera ni reparara, y la realidad es que muchos no funcionaban. Puedo dar fe de ello, porque mismamente en julio pasado intenté recargar en alguno, y no había manera. Ahora se ha concedido la gestión y mantenimiento de estos postes de recarga de Madrid a un par de empresas, IBIL y GIC, gestores de carga, que entre otras cosas velarán por su correcto funcionamiento.
Durante este verano, sobre todo agosto, ambas empresas se han dedicado a revisar y renovar los postes de recarga de las calles, los han reparado o sustituido y además los han actualizado con nuevas tomas de recarga conforme al estándar europeo: son dos, el enchufe convencional doméstico, conocido como Schuko, que suele emplearse sobre todo en motos eléctricas o para recarga ocasional en coches eléctricos, y el enchufe específico para vehículos eléctricos, el Mennekes Tipo 2, que se emplea sobre todo en coches eléctricos (y que permite además recargar a más potencia, o sea, más rápido, entre otras cosas).
Además de esto el cambio más importante es que la antigua tarjeta Movele no funciona y hay que sacarse una nueva tarjeta. Para Madrid, aunque haya dos gestores, con tener la tarjeta de uno de ellos es suficiente porque son mutuamente compatibles. Es decir, me puedo ir con la tarjeta de recarga de IBIL a un poste de GIC, y funciona igualmente, y viceversa.
Sin embargo esto que es así en teoría, no lo es del todo en la práctica: con la tarjeta de recarga en modalidad contrato sí se puede, pero con la tarjeta de recarga en modalidad prepago IBIL Card no se puede, así que para la misma ciudad habría que tener dos tarjetas diferentes.
Claro, el otro cambio importante es que la recarga ha dejado de ser gratuita, algo que por otra parte es comprensible, y es lógico que no tiene por qué ser gratuita indefinidamente.
La tarjeta IBIL Card
Pues bien, como yo conocía un poco más a IBIL, que entre otras cosas también está instalando puntos de recarga rápida CHAdeMO junto a estaciones de servicio Repsol por toda España, en colaboración con Nissan (que regala la estación de recarga rápida, es decir, el poste), y porque además tiene presencia nacional en cada vez más ciudades, por ejemplo también en Barcelona, me decidí a sacarme una tarjeta IBIL para recargar en la vía pública (GIC creo que solo está en Madrid por ahora).
Así que entro en su página web y me pongo a mirar. Encuentro dos opciones: la tarjeta IBIL Card, de prepago, y la tarjeta Punto, de contrato. Opto por la tarjeta prepago pues el contrato requiere un alta de 45 euros, y no voy a usar tantas veces los puntos de recarga de la calle como para pedir un bono (que requiere pago mensual, pero al final sale un poco más rentable si se recarga mucho). Solo quiero pagar cuando recargue.
La tarjeta prepago cuesta 10 euros, de los cuales 8 son de saldo para gastar en las recargas que se realicen. Me parece razonable. Luego se puede ir recargando saldo en múltiplos de 5 euros, según se vaya necesitando. O sea, que es como una tarjeta de prepago de teléfono móvil, te van descontando del salgo según gastes y recargas de vez en cuando.
No veo a priori las tarifas que se cobran por la recarga. Empiezo con los datos para solicitar la tarjeta, se puede hacer directamente a través de la página web, y luego te la mandan a casa en unos días. Muy bien. Después de introducir nombre, dirección, etcétera, llego al paso del pago, y ahí es donde se pueden leer las condiciones, y entre otras cosas, las tarifas. Y aquí es cuando me llevo el susto.
Podéis ver la captura de la pantalla para que conste, pero como tenía mis dudas, incluso decidí llamar por teléfono al servicio de atención al cliente para hacer un par de preguntas, y tener bien claro todo. Le planteo especialmente la consulta acerca del concepto de "carga mínima" que aparece en las condiciones económicas, y si eso incluye varios kWh de energía. Me responden que no, y que para hacer uso de un poste de recarga, solo para desbloquearlo y enchufar el vehículo eléctrico, se cobra ese importe, es decir que sería como un peaje o un "establecimiento de recarga", por llamarlo de alguna manera análoga al establecimiento de llamada de los teléfonos móviles.
ACTUALIZACIÓN: Después de varios cometarios al respecto, decido volver a preguntar esta cuestión a alguien de IBIL, pero en lugar de llamar al servicio de atención al cliente decido llamar por teléfono directamente a la delegación centro de IBIL. Allí vuelvo a plantear esta duda, y me responden que el importe de carga mínima sí incluye varios kWh de recarga, a razón del precio vigente de cada kWh.
Dado que esto es lo contario a lo que se me había explicado inicialmente, y dándolo por correcto, procedo a corregir la información que os había transmitido en este artículo.
Las tarifas de la tarjeta de recarga IBIL
Pues bien. Para la recarga lenta (la normal, a unos 16 A y 3,7 kW de potencia), ese importe de carga mínima es de 2 euros. Se va a cobrar siempre e incluye varios kWh de recarga (con el precio actual del kWh serían 5,18 kWh). Para la recarga rápida (la que puede recargar la batería en unos 20 a 30 minutos, por ejemplo a 50 kW de potencia en CHAdeMO), ese importe de carga mínima es de 5 euros. Exactamente igual, incluye varios kWh de recarga (con el precio actual serían 11,21 kWh).
Y luego ya por los kWh adicionales que se hayan recargado, se cobra a tanto por kilowatio. En el caso de la recarga lenta se cobra a 0,386 euros/kWh. En el caso de la recarga rápida se cobra a 0,446 euros/kWh. Estos precios son un poco altos para el kWh. Por cierto, si dejamos el vehículo estacionado en la plaza del punto de recarga más allá de cuando termina la recarga, se cobra una penalización por ocupación de la plaza de 1,5 euros por hora. Es razonable para evitar que alguien ocupe más tiempo del necesario la plaza impidiendo que recarguen otros usuarios.
Por último hay que decir que todos estos precios no incluyen el IVA, así que hay que añadir un 21% de IVA. Bien, pues cojo la calculadora y me pongo a echar cuentas, con IVA y con todo. Veréis, un coche eléctrico me viene a hacer de consumo real unos 15 kWh/100 km. Ya he conducido diferentes coches eléctricos por Madrid, por mis rutas habituales, con algo de autovía y ciudad, y por ahí ando.
Este consumo lo consigo con una conducción normal, ni yendo lento como una tortuga (que he llegado a bajar a unos 12 kWh/100 km), ni rápido como quien pierde el avión (que he llegado a subir a unos 19 kWh/100 km). Así que de media me sirven esos 15 kWh/100 km para saber a cuánto saldrían los 100 km recargando con la tarjeta IBIL Card.
Pues resulta que con los precios de la recarga lenta los 100 km salen a 7,0 euros (o sea, el importe de carga mínima, más los kWh adicionales consumidos, más el IVA). Y para la recarga rápida los 100 km salen a 8,10 euros (carga mínima, más kWh adicionales consumidos, más IVA). Si considero el consumo más alto de 19 kWh/100km, que se daría por ejemplo en autopista con una velocidad de marcador de 130 km/h, saldría más caro, a 10,25 euros/100km.
¿Cómo puede salir casi tan caro como la gasolina o el gasóleo?
Este precio me parece un poco alto. De hecho con semejantes tarifas de la tarjeta IBIL Card resulta que hacer kilómetros con un coche eléctrico sale casi tan caro como con un coche de gasolina, y algo más caro que con un coche diésel. Pensemos que con un coche de gasolina moderno y eficiente que consuma unos 6,5 l/100 km, tendríamos que los 100 km cuestan unos 9,1 euros (1,40 euros/litro), y con un coche diésel moderno que consuma unos 5,0 l/100 km tendríamos que los 100 km cuestan unos 6,6 euros (1,32 euros/litro).
Pensemos también para comparar en lo que viene a costar recargar en casa, con una tarifa eléctrica doméstica. Yo ahora mismo tengo la tarifa de precio único, sin franjas horarias. En mi última factura de julio y agosto el kWh se me ha cobrado, sin impuestos, a 0,123512 euros, sin aplicar descuentos, ojo. Hay que sumar el impuesto especial de la electricidad y el 21% de IVA. Añadiendo los impuestos se quedan en unos 0,164731 euros/kWh.
Quien tenga un vehículo eléctrico permanentemente le interesa la tarifa de discrimación horaria con varias franjas horarias, y un precio más reducido por la noche, en tarifa supervalle. Así se puede recargar el coche por la noche mientras "duerme". No tengo factura de esta tarifa, pero el último precio que me consta resultaba en unos 0,07 euros/kWh, con todos los impuestos, aproximadamente.
Es decir, que recargando en casa sale en el peor de los casos por 2,47 euros/100 km. Quien tenga la tarifa supervalle, pues más barato aún, aproximadamente 1,05 euros/100 km. O sea, que sí, en este caso sí que compensa el coche eléctrico, y sí que sale más barato que gastar gasolina o gasóleo.
Concluyendo, la recarga lenta en un poste de recarga en la calle de IBIL me supondría pagar 2,8 veces más que si recargo en casa, y ojo, comparado con la tarifa supervalle supondría pagar 6,7 veces más. Y si hablamos de recarga rápida, es algo más caro: 3,3 veces más caro (o 7,7 veces más caro comparado con la tarifa supervalle). Que conste que veo razonable que la recarga rápida sea algo más cara, pues implica tener una acometida con mucha potencia (50 kW), pero no debería serlo tanto.
Señores de IBIL, con todo el respeto, las tarifas de recarga de la tarjeta IBIL Card son un despropósito, son caras, y no ayudan nada al fomento de los vehículos eléctricos, que ya son algo más caros, hablando de precio de compra, que sus semejantes con motor de combustión, pero que tenían entre sus ventajas un muy inferior coste por kilómetro, que al final hacía que se amortizase la diferencia y resultasen interesantes.
Supongo además que IBIL debe de poder acogerse a una tarifa eléctrica industrial, con un precio del kWh más bajo que la tarifa doméstica de un particular, por lo que al final me cuesta ver de dónde vienen unas tarifas tan altas. Ojalá puedan plantear pronto tarifas más interesantes para la tarjeta IBIL Card.
Además el importe de carga mínima de 2 euros en recarga lenta y de 5 euros en recarga rápida puede ser contraproducente en algunos casos, cuando solo se quiere recargar un poco, menos de la cantidad de kWh que estarían incluidos.
No puede ser que consumiendo mucha menos energía pague lo mismo
Tampoco se puede entender que un coche eléctrico, que es más eficiente que un coche de motor de combustión, es decir que consume menos energía, que genera menos emisiones globales, en España algo menos de la mitad, y el TÜV también lo corrobora en varios modelos, por ejemplo en el BMW i3 y en el Volkswagen e-Golf, y que no genera emisiones locales y provoca menos contaminación acústica, resulte al final casi igual de caro o incluso un poco más, según el caso.
No olvidemos que incluso considerando las pérdidas de energía del coche eléctrico, que las tiene, y yo vengo a considerar del 100% en todo el ciclo "del pozo a la rueda", sigue consumiendo del orden de la mitad de energía que un coche de gasolina.
Aporto datos: ese coche eléctrico que digo que consume 15 kWh/100 km (consumo real, no homologado), lo estoy mayorando a un consumo de energía final de 30 kWh/100 km, considerando un 50% de pérdidas en la generación, un 10% de pérdidas en el transporte, un 10% de pérdidas en la distribución, un 10% de pérdidas en la recarga y un 10% de pérdidas en la batería (que ya os digo que son menos, porque he observado por experiencia propia que la batería de un coche eléctrico aparcado en el garaje un par de días apenas es perceptible la pérdida de carga, pero mejor ser prudentes).
Pues bien, ese coche de gasolina con un consumo de 6,5 l/100 km (consumo real, no homologado), son unos 68 kWh/100 km en términos de energía, o sea, algo más del doble.
Por cierto, las tarifas para la tarjeta de recarga de contrato son las mismas que para la tarjeta prepago, también con el importe de carga mínima según me explicaron por teléfono, solo que se aplica un descuento del 5% en la energía consumida, a cambio de esos 45 euros de cuota de alta. Un 5% de descuento tampoco es mucho, y puestos a hablar de descuentos, que conste que las compañías eléctricas también suelen aplicar alguno (la mía por ejemplo me aplica un 5% en el consumo, que es poco, pero bienvenido sea).
No quiero ser injusto y quiero citar también que para el contrato hay un bono por 60 euros al mes, más IVA (o sea, 72,6 euros), por el cual se tienen 264 kWh para recarga lenta, o sea que los 100 km saldrían a 4,125 euros, un precio mucho más razonable. Pero, esto no sirve de nada a quienes van a recargar solo un par de veces al mes.
Pues nada, como usuario de coches eléctricos, con precios así, no pienso recargar en ningún poste de recarga de IBIL, y al final, quede claro, no me he sacado la tarjeta IBIL Card. Por cierto, no sé si pensar mal, pero conste que uno de los socios de IBIL es Repsol, y cualquiera podría llegar a (mal)pensar que unas tarifas tan altas para la recarga de vehículos eléctricos igual pretenden que estos no hagan la competencia a los de gasolina y gasóleo...
Nota final: terminando de escribir este artículo recibo por mail la información de las tarifas del otro gestor de los puntos de recarga de las calles de Madrid, GIC, me comentan que, y cito textualmente: "solamente se cargarán los consumos por recargas realizadas a un precio aproximado de 0,45 céntimos por kWh cargado (IVA incluido)". O sea, viene a ser el mismo precio que el de IBIL Card para la recarga lenta (con el IVA). Parece que la competencia en precios brilla por su ausencia. No me comentan si hay también un importe de carga mínima, pero hasta no ver toda la letra pequeña, no lo tengo claro. Tiene toda la pinta de que resulta casi el mismo precio.
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