Antes de que acabe 2010, Nissan habrá escrito una página en los libros de la historia del automóvil al comenzar las ventas de un coche eléctrico hecho y derecho. Los primeros clientes están a punto de recibir sus unidades en Estados Unidos y Japón, donde han empezado las ventas.
No es el primer coche eléctrico moderno, desde luego, pero a día de hoy, con el precio que tiene, ningún otro eléctrico puede hacerle sombra. O hablamos de modelos más caros, o de menor calidad, o más pequeños, o menos utilizables, o incluso carritos de golf. El Nissan Leaf es un turismo completo, y el primer eléctrico que es Coche del Año.
Nissan se ha adelantado a los híbridos enchufables de Toyota, a los eléctricos de autonomía extendida de General Motors, a los eléctricos de Ford, a la pila de combustible… y es un producto que cualquier particular se podrá comprar, tenerlo en propiedad, sin ser rehén de contratos como en los años 90-00.
Durante un par de años, el Leaf vivirá un momento comercialmente dulce. Por un lado, no tendrá rivales destacables, todos están por debajo o demasiado por encima. Nissan tiene tantas peticiones que de momento son superiores a la capacidad productiva de su planta japonesa de Oppama.
Nissan y Renault se han estado moviendo mucho para lograr compromisos de movilidad con empresas energéticas, gobiernos y administraciones públicas para que exista una red decente de recargas en los mercados en los que vaya a ir saliendo. Es una forma de ir facilitando la implantación de este tipo de movilidad.
De momento no es un coche de masas, primero por su precio, en torno a 30.000 euros en Europa. Segundo, al tener la limitación de la autonomía, no es válido para el 100% de los desplazamientos habituales, solo para el 80-90% de la mayoría de la población. Los híbridos son su principal amenaza, no otros eléctricos.
Toyota espera hacer la puñeta a la alianza Renault-Nissan al vender en 2012 el Toyota Prius Plug-in por debajo de 3 millones de yenes, mientras que el Leaf se vende en Japón por 3,7 millones. Dicho de otra forma, habrá un híbrido enchufable por debajo del eléctrico y solo algo por encima de un híbrido normal.
Por otra parte, a finales de 2011 llegarán los eléctricos de Renault, que tienen como principal ventaja abaratar el uso gracias al alquiler de las baterías (de hecho, no las venderán al menos en la fase inicial). También el Chevrolet Volt y Opel Ampera representan otra amenaza para el que esté dispuesto a pagar la diferencia.
Los fabricantes ya no tienen el control de impedir la revolución eléctrica, que no será algo instantáneo, sino algo progresivo. Que nadie espere que en 2014 por ejemplo haya eléctricos en los 10 modelos más vendidos, ni en su propio segmento. Los vaticinios de cuota son muy variables, hasta un 20% del mercado de 2020 si no me falla la memoria.
La industria está invirtiendo fabulosas cantidades de dinero en los eléctricos. Haciendo un símil, el coche eléctrico es ahora como un tren de mercancías, costaría muchísimo pararlo ya. En los años 90 y primeros de 2000 era diferente, los contratos tenían pillados a los clientes por los cataplines.
Por eso 2010 será recordado como el año en el que la electricidad en el automóvil vino ya para quedarse. Atrás quedarán las dos etapas anteriores: antes de la Primera Guerra Mundial y el “experimento” californiano de finales de los 90 y primeros de este siglo. Ahora ya no es un experimento, gobiernos y fabricantes se han mojado y no se van a electrocutar.
Aún quedan años para que cualquiera, tú o yo, estemos acostumbrados a ver coches eléctricos por la calle. Cualquier rascacielos tiene cimientos, algún punto de partida tiene que haber, y los cimientos ya están listos. El automóvil empieza a entrar en el Siglo XXI ya en serio.
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