Es bien sabido que los coches equipados con paquetes de baterías reaccionan de forma muy diferente al fuego (también de forma violenta), pero pocas veces vemos ejemplos tan gráficos.
El conductor de un Tesla Model X en Florida pasó un mal rato tratando de poner a flote unas motos de agua que remolcaba en su coche eléctrico. Pero la maniobra salió mal, y el Tesla acabó sumergido... y ardiendo.
Según detalla Jalopnik, el suceso tuvo lugar en la rampa para botes de Polk Street en Hollywood, Florida, el 1 de octubre. El conductor del Model X acababa de empujar un par de motos acuáticas al agua. Desde el Departamento de Bomberos de Hollywood aseguran que el coche perdió tracción durante las maniobras y acabó en el agua.
Lo más grave de todo es que la conductora trató de salir del coche pero no consiguió abrir las puertas de halcón. Afortunadamente, el marido de la mujer logró sacarla antes de que el Model X acabara hundido y ardiendo.
De momento no hay explicación oficial para el fuego, pero lo más seguro es que la combinación de un paquete de baterías caliente y agua lo provocaran, y el embalamiento térmico hizo el resto para impedir su extinción.
Los bomberos decidieron mantener el vehículo sumergido para asegurarse de que no causara daños, se enfriaran las celdas y dejar la batería sin corriente:
"Se dejó que el fuego ardiese bajo el agua hasta que se extinguiera. E incluso entonces, tuvo que ser cargado con cuidado en un vehículo especial y seguido por el camión de bomberos hasta el estacionamiento incautado, donde mantendrán el vehículo aislado durante unos días ante la posibilidad muy real de que se vuelva a encender. Se sabe que los vehículos eléctricos se vuelven a encender incluso después de que se ha extinguido el incendio inicial".
Y es que las baterías de iones de litio pueden arder sin oxígeno debido a su química, y el agua no sirve como lo haría en el incendio de un vehículo equipado con motor de combustión. Es más, fabricantes como BYD recomiendan no cargar los vehículos eléctricos cuando llueve o hay tormenta por riesgo de electrocución.
Por otro lado, en EEUU descubrieron por las malas que el agua salada es el mejor combustible para que las baterías de los coches eléctricos ardan a posteriori de estar en contacto con el agua.
En septiembre, las inundaciones provocadas por el huracán Idalia provocaron que al menos dos vehículos Tesla estallaran en llamas en Dunedin, Florida, obligando a los bomberos a advertir a los dueños: si sus vehículos eléctricos o híbridos han estado en contacto con agua salada, lo mejor es sacarlos fuera de garajes o instalaciones interiores.
Cuando el agua salada se evapora, la sal residual que queda en la batería puede crear puentes entre las celdas del paquete de baterías de iones de litio y provocar un desastre, aunque haya pasado semanas de estar en contacto con ella.
El problema de la alta inflamabilidad de la baterías está pasando factura a la industria naviera, que se está viendo obligada a actualizar sus protocolos: cada vez se producen más incendios en barcos mercantes que transportan coches eléctricos, con el resultado de coches calcinados o el barco directamente hundido en el mar.
También estamos viendo cómo en España algunas compañías de ferris están empezando a restringir la entrada de estos vehículos a bordo.
Foto | Hollywood Professional Firefighters