Rowan Atkinson habla de hidrógeno y e-fuels: “Nuestra luna de miel con el coche eléctrico está llegando a su fin”

Rowan Atkinson es conocido por interpretar a Mr.Bean y a Johnny English, pero también por ser un auténtico petrolhead que colecciona algunos de los mejores coches de todos los tiempos.

En su garaje también ha tenido sitio para los coches eléctricos y, en base a su experiencia, ahora habla de lo que le parecen este tipo de vehículos, de su futuro y de su papel en el problema que tiene la industria del automóvil con la contaminación.

"Me siento engañado"

Hay muchos famosos aficionados al mundo del motor, pero Rowan Atkinson es un auténtico petrolhead. El actor británico conocido por interpretar a Mr. Bean o Johnny English no solo colecciona coches, también participa habitualmente en carreras de clásicos y es uno de los incondicionales del Festival de la Velocidad de Goodwood.

A lo largo de su vida ha tenido varios Aston Martin y múltiples clásicos, como el impecable Lancia Delta Integrale Evo II que sacó a subasta hace unos meses o el famoso McLaren F1 que estrelló en varias ocasiones antes de venderlo por 8 millones de libras. Por lo tanto, no solo tiene buen gusto, sino que sabe de coches, simplemente por la experiencia que ha tenido con ellos.

Tanto es así que el medio británico The Guardian considera que es una voz lo suficientemente autorizada como para hablar de la situación actual del sector del automóvil en una columna de opinión.

Rowan Atkinson disfrutó mucho tiempo de su McLaren F1. Imagen: Taylor and Crawley.

En el artículo, Atkinson se centra en los coches eléctricos y antes de arrojar su opinión señala que es un tema sobre “el que debería saber algo” porque estudió una ingeniería eléctrica y electrónica, lleva conduciendo coches electrificados 18 años y se compró su primer 100% eléctrico hace 9 años, según él “a pesar de nuestra deficiente infraestructura de carga eléctrica”, refiriéndose a la red pública de cargadores de Reino Unido.

Lo que señala el actor inglés es que ha disfrutado, tanto con los coches híbridos como con los cero emisiones, especialmente con estos últimos porque son “rápidos, sencillos y, hasta hace poco, muy baratos de conducir”, pero también asegura sentirse un poco engañado porque “cuando comienzas a profundizar, la movilidad eléctrica no parece ser la panacea ambiental que se dice que es”.

A lo que se refiere el Atkinson es que las normativas que se están imponiendo para dejar de vender coches de combustión nuevos dentro de unos años parecen basarse únicamente en lo que sale del tubo de escape. Y asegura que es bueno que los coches eléctricos tengan cero emisiones de gases de escape, especialmente de cara a la calidad del aire en los centros de las ciudades, pero “si se aleja un poco la mirada y se incluye en la ecuación la fabricación del coche, la situación es muy diferente”.

Atkinson habla de las emisiones que se producen durante el proceso de producción del vehículo y del problema que suponen las baterías de iones de litio instaladas actualmente en casi todos los vehículos eléctricos: “son absurdamente pesadas, se requieren muchos metales de tierras raras y enormes cantidades de energía para fabricarlas”.

Atkinson aclara que se está haciendo un gran esfuerzo para encontrar algo mejor y opina que las baterías de iones de litio no deberían ser la única solución. Habla de las baterías de estado sólido como alternativa porque pueden cargarse más rápido y pesar aproximadamente un tercio que las de iones de litio de características similares, por lo que serían mucho más eficientes.

Eso sí, aclara que “faltan años para que estén a la venta” y que, para cuando lleguen, “se habrán fabricado millones de coches eléctricos con sobrepeso con baterías que se quedarán obsoletas rápidamente”.

Otra alternativa, según el actor, es el hidrógeno: “El hidrógeno está emergiendo como un combustible alternativo interesante, a pesar de que estamos tardando en desarrollar una forma verdaderamente “verde” de fabricarlo”.

En el artículo cuenta que hay dos formas de utilizar el hidrógeno como combustible: para motores de combustión, como los que ya están probando Toyota y Yamaha, y mediante pila de combustible de hidrógeno.

Atkinson recuerda que Toyota ha invertido mucho dinero en el desarrollo de esta última tecnología y que “un sistema de este tipo pesa la mitad de una batería de iones de litio equivalente y un automóvil se puede repostar con hidrógeno en una estación de servicio tan rápido como con gasolina”.

También hace hincapié en que, “si la batería de iones de litio es un dispositivo imperfecto para los coches eléctricos, es completamente inservible para los camiones debido a su peso”. Y también recuerda que ya hay fabricantes de maquinaria pesada, como JCB, que pretenden llevar a producción modelos de hidrógeno en los próximos años.

Al hilo de esto último, Atkinson piensa que “si el hidrógeno gana la carrera para propulsar camiones y, como resultado, todas las estaciones de servicio lo almacenan, podría ser una opción popular y accesible para los automóviles”.

Para rematar su columna de opinión, después de hablar de las baterías de estado sólido y del hidrógeno como alternativas más lógicas y eficientes a corto plazo a las baterías de iones de litio, Atkinson asegura que “el mayor problema que debemos abordar en la relación de la sociedad con el coche es la cultura de ventas de “moda rápida” que ha sido la plantilla comercial de la industria durante décadas”.

Lo que critica Atkinson es que, de media, estemos acostumbrados a conservar los coches nuevos durante tres años, de acuerdo a los datos de Reino Unido. Señala que este comportamiento supone un “uso escandalosamente despilfarrador de los recursos naturales si se tiene en cuenta el excelente estado en el que se encuentra un coche de tres años”.

En relación a esto, propone que “sería correcto estudiar detenidamente formas de conservar los coches que ya están fabricados y reducir su efecto contaminante” y habla del desarrollo de los combustibles sintéticos para aprovechar estos vehículos, como hará la Fórmula 1 a partir de 2026 y como está haciendo Porsche con su fábrica de e-fuels de Chile.

Por último, Atkinson opina que siente que “nuestra luna de miel con los coches eléctricos está llegando a su fin”, pero asegura que “eso no es malo” porque, gracias a ello, “nos estamos dando cuenta de que es necesario explorar una gama más amplia de opciones si vamos a abordar adecuadamente los graves problemas ambientales, problemas que ha creado nuestro uso del automóvil”.

A modo de resumen y conclusión, el actor y entusiasta del automóvil dice: “Deberíamos seguir desarrollando hidrógeno, así como combustibles sintéticos para evitar el desguace de coches más antiguos que todavía tienen mucho que ofrecer, y al mismo tiempo promover un modelo de negocio bastante diferente para la industria del automóvil, en el que conservemos nuestros nuevos vehículos durante más tiempo, reconociendo su asombrosa pero pasada por alto longevidad”.

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