Normalmente, cuando se habla de coches eléctricos, se suele decir que tienen una autonomía demasiado limitada. En teoría, los estudios dicen que la inmensa mayoría de la población recorre menos kilómetros de los que suelen ofrecer estos modelos… a diario. El problema es el viaje ocasional.
Propongo una especie de encuesta, cada uno debe decir cuántos kilómetros hace en sus desplazamientos habituales, cuántas horas se queda su vehículo parado en el punto B, cuántas veces al mes (de media) se supera ampliamente dicha distancia y si hay un segundo o enésimo vehículo en la casa.
Por ejemplo… habitualmente no cojo el coche, solo lo uso esporádicamente porque trabajo en casa, no tengo oficina a la que ir, casi todos los comercios los tengo cerca andando… el máximo “habitual” que hago son 120 kilómetros hasta la casa de la Sierra (ida Y vuelta). Rayos, creo que me serviría un coche de estos…
Antes de que nadie salte… no me llega el parné de momento para permitirme un coche así. Pero bueno, en cuanto a autonomía, lo cierto es que con 60 kilómetros de autonomía me llegaría para lo que son mis necesidades habituales. ¿Y para vosotros? Me gustaría ver el debate resultante.
He leído una iniciativa de Treehugger (que significa abraza árboles), en la que nos sugiere en vez de hablar de autonomía en abstracto, hacer un cálculo realista con los kilómetros que realmente hacemos y ver si lo que tenemos es una necesidad que no podríamos cubrir o prejuicios.
Otra cosa diferente son los viajes ocasionales… ahí el límite de kilómetros es muy variable, porque algunos no se irán más lejos de 200 kilómetros y otros harán viajes que se pueden hacer en avión. La autonomía de cualquier coche no es un problema real si se puede recargar o repostar con rapidez.
Hay modelos deportivos cuya autonomía supera por poco los 300 kilómetros, pero se pueden recargar en pocos minutos, menos de 10. La movida del coche eléctrico es que tarda horas en estar totalmente cargado. Decididamente el eléctrico puro no será nunca un buen vehículo de largo alcance.
Para eso seguirán existiendo los coches híbridos, híbridos enchufables o eléctricos de rango extendido. Más adelante, la pila de combustible acabará reemplazando casi por completo los combustibles fósiles o sintéticos para motores de combustión interna. Pero eso a largo plazo, ahora el motor de combustión sigue siendo competitivo.
La reflexión a hacer es si, para la mayoría de nuestras necesidades, sirve un vehículo eléctrico. Para los usos ocasionales hay varias posibilidades: tener un vehículo convencional a nuestra disposición, ya sea en propiedad o en alquiler, o recurrir al transporte colectivo. No pensemos de momento en los precios, eso va aparte.
La filosofía de la movilidad ha cambiado varias veces en la Historia. El caballo y el barco primero. Después, los vehículos de ruedas. Luego se cambió la tracción animal por la mecánica. Se ha pasado del caballo al vapor, del vapor al eléctrico, del eléctrico al gasolina… no sería la primera vez.
Aunque ahora mismo todos pensamos en tener un coche en propiedad para cualquier uso, nos tendremos que ir replanteando eso en el futuro, y por muchas razones que exceden el ámbito de este artículo. En el futuro habrá un abanico de posibilidades más amplio, pero de eso os hablaré más adelante.
El caso es que nuestra mentalidad actual va hacia la obsolescencia. Nos daremos cuenta más rápido según vayan cambiando las condiciones del mundo que nos rodean: precio del petróleo, contaminación en núcleos urbanos, magnitud de los atascos, el coste de mantener un coche, etc.
Se abre el debate, cuantos más participemos, mejor.