Jamás podré olvidar aquella mañana de finales de primavera. Era muy temprano y me dirigía andando desde mi casa a la parada del autobús para ir a una de las últimas clases del curso. En la plaza había una exposición de BMW que miraba todos los días. Allí estaba el BMW M1, que sólo había visto en fotografías.
La fascinación que me produjo fue tal, que no recuerdo el tiempo que pude estar contemplando aquella maravilla. Como cualquier joven, soñé despierto que algún día tendría uno… pero los sueños, para que sean realmente sueños, no deben cumplirse. Nunca he tenido un BMW M1, ni lo he podido conducir y llegué tarde a clase.
Esta es la historia de uno de los deportivos más fascinantes de finales de la década de los 70, el BMW M1. Con 1,14 metros de altura, motor central, 277 CV de potencia y una velocidad máxima de 260 km/h, si lo hubiera visto Walt Disney, seguro que hubiera exclamado: ¡Que bella tan bestia!
Nacimiento del BMW M1: proyecto E26
En 1972 se creó BMW Motorsport GmbH, una subsidiaria de la marca alemana enfocada en el mundo de la competición. Al principio, esta compañía centró sus esfuerzos en modificar modelos de serie para convertirlos en coches de carreras. Sus primeros éxitos fueron el BMW 2002 y el BMW 3.0 CSI.
El proyecto E26 nació en 1976, cuando BMW Motorsport GmbH se planteó construir su primer modelo exclusivo, un vehículo preparado para la competición en los Grupos 4 y 5 de la época. Según la normativa del Grupo 4, era preciso que cada modelo tuviera el respaldo de una mínima producción de serie: 400 unidades construidas en dos años.
El E26 tendría que ser un vehículo que se pudiera matricular y circular “civilizadamente” por las calles. La idea era muy ambiciosa pero BMW Motorsport GmbH no disponía de la infraestructura adecuada para acometer el proyecto y la firma alemana llegó a un acuerdo con Lamborghini.
El diseño fue obra de Giorgio Giugiaro, sobre la base del BMW turbo con puertas de “alas de gaviota” de 1972, creado por el diseñador de BMW Paul Bracq, con el Giugiaro colaboró activamente para crear el BMW Serie 6 Coupé.
Para el propulsor hubo varios candidatos, llegándose a barajar la opción de un 10 cilindros en V (M81), aunque finalmente la elección del motor recayó en un 6 cilindros en línea (M88), basado en la experiencia acumulada de BMW en las carreras CSI.
BMW M1: presentación en sociedad
La firma alemana confirmó en la primavera de 1977, lo que era un secreto a voces: la fabricación de un súper-deportivo que bautizó como BMW M1. En 1978, el modelo hizo su primera aparición pública en un programa de televisión de la cadena alemana Canal 2, en hora de máxima audiencia. La repercusión fue enorme.
En otoño de 1978, durante la celebración de la 64 edición del Salón del Automóvil de París, el BMW M1 fue exhibido con un éxito rotundo, fue la estrella indiscutible del evento. El comentario unánime de la prensa prácticamente fue el mismo:
Todo el mundo se agolpaba alrededor del nuevo deportivo de BMW con motor central
la lista de pedidos es mayor que las expectativas más optimistas: un aficionado de BMW americano, por mencionar sólo un ejemplo, ya ha hecho un pedido de tres M1
El precio de salida del BMW M1 fue exactamente de 100.000 marcos alemanes. Para hacernos una idea del poder adquisitivo de aquella cantidad en 1978, con ese dinero podías adquirir 4 modelos de gama alta de la firma alemana.
BMW M1: versión comercial
En versión comercial, el BMW M1 era un deportivo de primer nivel, de los más rápidos de su época. Su motor de 6 cilindros en línea, de 3.500 cc y 277 CV de potencia, le permitían acelerar de 0 a 100 km/h en 5,6 segundos. Podía alcanzar una velocidad máxima de 264,7 km/h.
Cuando se abre gas a fondo se siente un tremendo empuje desde atrás que continúa bien por encima de los 200 km/h. No hay necesidad de cambiar a quinta hasta que se alcanzan los 213 km/h y desde ahí se puede seguir acelerando más y más hasta la velocidad máxima del coche
En la segunda parte del artículo, veremos la trayectoria del BMW M1 en el mundo para el que fue concebido: la competición.
En Motorpasión | BMW M1, un mito de los 70 (parte 2)