Si eres un entusiasta de los juegos de conducción y los coches clásicos, este simulador a tamaño real construido sobre la base de un Austin Mini Cooper de 1974 está hecho para ti. No sólo es una réplica fiel de uno de los coches de la icónica película de 1969 "The Italian Job", también es una genialidad que ofrece una experiencia de conducción digital a otro nivel.
Con un detalle cuidado al máximo tanto en el exterior como en el habitáculo, tecnología a la última y un potente procesador, podrás teletransportarte al Turín de los años 70 del film de Peter Collinson y Michael Deeley y creerte el nuevo Michael Caine. Lástima que los lingotes de oro que lleva en el maletero no sean auténticos.
Un simulador a la última y de lo más original
Este entrañable simulador de conducción a tamaño real nació como un Austin Mini Cooper en 1974, y en parte lo sigue siendo aunque bajo el capó tenga un potente ordenador en lugar de un motor de cuatro cilindros. Según Car & Classic, el coche ha sido modificado al detalle para convertirse en una réplica fiel de uno de los tres Mini que aparecen en la icónica película.
En el exterior, además del mismo color azul de la carrocería, destacan detalles como los tres faros de largo alcance y sus rejillas, las correas del capó o las llantas Minilite.
En el interior, llaman la atención elementos como los asientos y los paneles de las puertas restaurados, así como el volante, la palanca de cambios o los pedales originales convenientemente adaptados para servir como controles del simulador con piezas de Simjack y Heusinkveld.
Entre otras modificaciones, para adaptar al Mini Cooper a su nueva vida se ha suprimido el parabrisas (aunque se ofrece con el simulador por si se quiere volver a instalar). Así, una pantalla curva de 180 grados frente al automóvil brinda una vista de gran angular de alta resolución gracias a un proyector Benq 4K.
En lugar de emplear un controlador de volante de carreras, como sería más habitual, en su lugar el volante original del Mini todavía está conectado a la dirección original, de manera que las ruedas delanteras giran en la vida real cuando se giran en el juego.
Para informar al simulador sobre la posición angular de la dirección, se usa un sensor de efecto Hall, de forma que proporciona cierta resistencia para el conductor, pero sin retroalimentación de fuerza.
Incluso los indicadores del Mini están conectados al software de simulación, proporcionando lecturas de combustible, presión de aceite, temperatura del motor y velocidad. Para añadir un plus de realismo, el asiento del conductor también se conectó al ordenador ofreciendo dos grados de movimiento para simular las fuerzas G cuando se acelera y se frena.
Además, el sistema de sonido incluye un impresionante subwoofer para proporcionar una sensación envolvente y se ha añadido una pareja de ventiladores en el salpicadero que soplan aire a medida que se aumenta la velocidad en el juego.
El sueño de todos los amantes de "Italian Job"
En cuanto a la tecnología que hace que este simulador sea prácticamente una pieza de coleccionista, el simulador lleva un PC equipado con un procesador Intel i7, tarjeta gráfica Nvidia RTX 3080ti, 32 GB de memoria RAM, una fuente de alimentación eléctrica de 850 W y un disco duro NVME de 1 terabyte de capacidad.
Con este simulador se puede disfrutar de cualquier videojuego de coches de la actualidad, incluyendo la saga Assetto Corsa, el semiprofesional iRacing o BeamNG.drive para recorrer mundo virtual. Un panel de control especial en el tablero ofrece acceso rápido a los juegos, junto con bandas sonoras especiales para disfrutar durante el paseo simulado.
Este original Mini Cooper, que fue construido por un ingeniero con amplia experiencia en las industrias automotriz y aeroespacial, estaba a la venta en Car & Classic hasta ayer, día 9 de octubre. Sin embargo, no alcanzó la reserva que se pedía por él (22.250 libras o algo más de 25.700 euros al cambio) y de momento no ha conseguido nuevo dueño.
La atención al detalle en la construcción es increíble y, para los fanáticos de "The Italian Job", hay ‘easter eggs’ o guiños escondidos por todas partes. De volver a salir a la venta y dar con el dueño adecuado podría alcanzar los seis dígitos, tal y como pasó con esta réplica de un Porsche 917K con la librea de Gulf reconvertido a pista de slot, que acabó vendiéndose por 205.000 dólares (unos 187.000 euros al cambio).