Los dos coches favoritos de Héctor Ares para Scalextric

Los dos coches favoritos de Héctor Ares para Scalextric
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¿Quién no ha jugado de niño al Scalextric? Vale, los de la generación "Y" tal vez no sepáis ni que es esa palabra tan extraña, pero antes de vosotros hubo varias generaciones que pasamos gran parte de nuestra infancia (y no tan infancia) jugando con unos coches plásticos a escala 1:32 que circulaban sobre pistas electrificadas.

Yo personalmente dediqué al Scalextric algo más que las tardes de invierno en casa de mis padres. La afición por el gatillo me llevó a competir durante años en mi ciudad natal, Vigo, en competiciones de slot que se celebraban cada fin de semana, tanto en modalidad de circuitos como rallye.

En dichos campeonatos, había una serie de reglamentos que te permitían hacer pequeñas modificaciones a los coches, pero siempre dentro de unos límites para evitar disparidades mecánicas notables.

Lancia 037 Scalextric

Si hubiese habido vía libre para hacer modificaciones, a base de aligerar chasis y carrocerías con el taladro o la Dremel, de montar ruedas de espuma (agarraban más que las de goma), de quitarle bobina a los motores para que girasen a más revoluciones o de colocarle los siempre mal vistos imanes a los chasis para que el coche siguiese el carril de electricidad, podrías conseguir coches imbatibles.

Pero siguiendo las normas del reglamento, cada jugador de Scalextric tenía sus coches favoritos. En mi caso voy a destacar dos, uno de circuitos y otro de rallyes. Mi coche de rallyes favorito era el Lancia 037. Existían varias versiones con las decoraciones de los diferentes pilotos internacionales, pero sin duda mi favorita era la de Martini Racing, cual si no.

Aquel coche era uno de los más fieles al modelo original, e iba más cargado de detalles de lo habitual en los coches de Scalextric. Llevaba por ejemplo la parte trasera con los guardabarros colgantes, la salida de escape y parte del motor perfectamente definidos por piezas plásticas en ocasiones demasiado delicadas. Delicados eran también los espejos retrovisores ovalados, con especial tendencia a caerse.

Lancia 037 Scalextric

Recuerdo que el Lancia 037 era uno de los primeros coches de Scalextric que incorporaba luces, las cuales solían restar potencia al motor del coche. El motor enviaba la potencia únicamente al eje trasero, mientras su rival más directo el Audi Quattro repartía la potencia entre ambos ejes a través de unas gomas poco efectivas que unían los ejes.

Por su arquitectura de coche ancho, bajo y de tracción trasera, recuerdo el Lancia 037 como uno de los más divertidos de "conducir" con el mando de Scalextric. No quiero ni pensar en la de horas que pasé de pequeño haciendo derrapar la trasera del 037 hasta llegar a gastar por completo el dibujo de los neumáticos traseros, que eran por cierto más anchos que los delanteros.

Recuerdo ahorrar para comprar bolsas de neumáticos en El Corte Inglés, los cuales a medida que iban pasando los años se convertían en un tesoro bastante escaso porque su producción era bastante limitada. Tal vez de aquellas tardes de lluvia encerrado en mi casa jugando a derrapar con aquel Lancia 037 me venga mi actual obsesión por hacer derrapar, al menos una vez, cada coche de tracción trasera que pruebo para Motorpasión.

Pero ojo, porque hubo otro coche de Scalextric que se ganó por méritos propios un hueco en mi mente y en mi corazón.

Audi Imsa

El Audi de circuitos

Hablo del Audi 90 IMSA, el coche con el que durante dos años competí en la categoría de circuitos en el Campeonato de Slot de Vigo y en alguna prueba del Campeonato Gallego. Aquel coche era la perfección absoluta a nivel técnico, ya que igual que el Lancia 037 era muy ancho y muy bajo, lo cual le daba una estabilidad única frente a sus rivales. Si a eso unimos que tenía un motor con doble eje que transmitía la fuerza por igual al eje deltantero y al trasero (quattro), el resultado era una máquina difícil de batir en pista.

Lo recuerdo como un coche muy eficaz, que iba por su sitio pero que al mismo tiempo también te sorprendía con alguna derrapada de vez en cuando, controlable a golpe de gatillo suave y con tacto, para que las trencillas la guía delantera no se separasen de la pista y se saliese.

Aunque el modelo original que vendía Scalextric tenía los colores de Audi Sport, un buen día me dio por pintarlo de color amarillo y verde y decorarlo con unas calcamonías de la marca de aceites Yacco (similares a las del modelo de la foto principal) que tuve que pedir por catálogo a Inglaterra tras ahorrar muchas semanas.

Audi Imsa 2

Hoy una maqueta a escala 1:32 de ese Audi 90 IMSA ocupa la estantería de mi casa, y cada vez que la veo me acuerdo de esa época tan bonita dónde la afición a los coches se plasmaba en un grupo de padres e hijos que cada fin de semana montaban carreras en las que llegaban a participar hasta 100 inscritos llegados de toda Galicia. ¡Qué tiempos aquellos! ¡Eso también es afición a los coches!

Por suerte o por desgracia, los tiempos cambian, nos hacemos mayores y en ocasiones esas aficiones van quedando en el olvido, los coches que tanto mimabas pasan a cajas de cartón y acaban en un trastero.

Mientras escribo estas líneas estoy montado en un incómodo avión de Iberia llegando a Madrid, volviendo de probar un nuevo superdeportivo. A pesar de que todavía tengo la adrenalina de pilotar ese coche latente en el cuerpo, me han entrado unas ganas locas de recuperar esos Lancia 037 y Audi 90 IMSA, mis niños mimados de la infancia. Cruzo los dedos para que esos coches todavía estén en el trastero de casa de mis padres.

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