Hace tiempo que circulaba el rumor que el BMW i8 dejaría de fabricarse este año. Y eso que con la presentación de BMW i8 Ultimate Sophisto Edition, BMW aseguró que el coche se mantendría hasta 2022. Hoy, sin emabrgo, es oficial, el i8 entra en sus últimos meses de producción. El BMW i8 habrá estado tan solo seis años en el mercado, cuando la norma en BMW es de ocho años con un restyling a los cuatro años).
Oficialmente, la producción cesará a mediados de abril. Sin embargo, debido a la pandemia del COVID-19, BMW detuvo todas sus fábricas europeas y sudafricanas desde el 14 de marzo hasta el 19 de abril, nadie tiene claro si su producción se reanudará o si finalmente se alargará unos meses.
A lo largo de esos seis años, el i8 ha demostrado que un híbrido enchufable podía ser un coche divertido, prestacional y pasional. Y solo por eso ya se ha ganado un hueco privilegiado en la historia del automóvil.
Obviamente, no era el único. Modelos como los Porsche 918 Spyder, Ferrari LaFerrari o el McLaren P1 también lo demostraron, pero el i8 era un modelo mucho más asequible. Perdón, es un modelo mucho más asequible. Y es que el i8 Coupé y Roadster siguen oficialmente en venta. Y hasta la fecha han vendido más de 20.000 unidades del BMW i8.
El BMW i8 llegó al mercado en 2013. Diseñado por un equipo dirigido por el francés Benoit Jacob -que venía de Renault-, el i8 tomaba el relevo del Vision Efficient Dynamics, un concept car desvelado en el Salón de Frankfurt de 2009. La idea de ese concept car era proponer un coche de bajo consumo y que al mismo fuese deportivo, con altas prestaciones y que fuera capaz de otorgar un verdadero placer de conducción. Y el BMW i8 lo hizo realidad.
Conservó las líneas generales, las puertas en alas de gaviota, la configuración 2+2 de su habitáculo y se permitió el lujo de ser el primer BMW con motor central desde el mítico M1 de 1978.
374 CV para un 0-100 km/h en 4,2 s
Técnicamente, el i8 es una pequeña obra de arte. Dispone de una estructura en fibra de carbono y aluminio con carrocería en plástico, con la batería de iones de litio en el túnel central del coche y un reparto de pesos de 50/50.
El motor térmico es 3 cilindros de 1.5 litros con un rendimiento soberbio de 150 CV/litro. Desarrolla 231 CV gracias a un turbo que sopla a 1,7 bares de presión. Este motor mueve las ruedas traseras. Va asociado a un motor eléctrico de 131 CV situado en el eje delantero. En total, el BMW i8 ofrecía así inicialmente 362 CV.
En 2018, con motivo de la llegada de la versión roadster, el i8 fue objeto de una pequeña actualización, con un motor eléctrico que entrega desde entonces 143 CV, para una potencia total de 374 CV. Además, la batería vio su capacidad pasar de 7,1 kWh a 11,6 kWh.
En términos de conducción, sin llegar a ser el de un puro deportivo es el de un gran turismo muy incisivo. Su estabilidad es abrumadora, los cambios de giros se hacen a la velocidad de la luz, pero la dirección es totalmente aséptica. Nunca antes había conducido un coche con una dirección tan filtrada.
Sus prestaciones no defraudaron cuando llegó al mercado. Frente a un Porsche 911 Carrera 4S, que entonces disponía de 430 CV (era el 991), el i8 cubría el 0 a 100 km/h en 4,2 s cuando el 911 lo hace en 4,1 s. Lo hacía con menos potencia y con un consumo medio muy inferior (8,3 l/100 km de media real para el i8).
¿Tendrá sucesor el BMW i8? En BMW aseguran que antes de los próximos cinco años debería llegar al mercado un deportivo inspirado en el concept car Vision M Next.
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