Al menos, de una parte de ella. Ulrich Bez, presidente ejecutivo de la marca ha anunciado que en un plazo aproximado de dos años, la compañía saldrá a bolsa.
Al parecer buscan la financiación necesaria para poder desarrollar sus modelos, cosa que hasta ahora habían conseguido con el Aston Rapide y las últimas variaciones del DB9 y Vantage con sus propios recursos. No obstante el propio Bez revelaba que el SUV de la marca, el Lagonda, sigue en el largo plazo.
Hace poco nos enterábamos de que la marca estaba desarrollando un coche urbanita de lujo sobre la base de un Toyota IQ, el Aston Martin Cygnet. Por tanto la marca inglesa tiene una estrategia bicéfala: Por un lado compartir plataforma para algún modelo y por otro financiarse en el mercado continuo para desarrollar ella misma sus vehículos.
Así las cosas parece que Aston Martin se resiste a que sus mejores modelos no sean exclusivamente diseñados por ellos. Esto plantea dos problemas: En primer lugar crea dos ligas dentro su gama, disminuyendo la sensación de que realmente se compra un coche de lujo y no un generalista adornado, y en segundo lugar va en contra de la tendencia actual.
Muchos ya hemos asumido como normal encontrarnos elementos de coches de categorías inferiores en hermanos mayores del mismo grupo. Es el precio que se paga por la supervivencia. El exceso de celo de Aston pude ser su llave hacia el futuro o la peor de las decisiones.
Mientras tanto, el común de los mortales tenemos más cerca que nunca ser propietarios no sólo de un Aston Martin, sino de la compañía, aunque sea infinitesimalmente. Los grupos de inversión de Kuwait que le compraron la compañía a Ford en 2007, Kuwait, Investment Dar y Adeem Investment, seguirán controlando un porcentaje mayoritario.
Fuente | Autocar
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