Hace ahora poco más de un año Volvo anunció que limitaría la velocidad punta de sus coches entre una buena cantidad de revuelo. Ahora el fabricante sueco ha hecho efectivo su propósito y a partir de ya mismo sus coches tendrán una velocidad máxima limitada a 180 km/h.
La marca quiere afianzarse como líder en el terreno de la seguridad en carretera, así que como fabricante de coches se ha tomado la libertad de hacer un ejercicio de responsabilidad y poner coto a la velocidad máxima de sus productos.
Un ejercicio de responsabilidad como fabricante
A efectos prácticos, esta nueva limitación abre un debate que en teoría no nos afecta dentro de nuestras fronteras, pues esos 180 km/h siguen estando muy por encima de la velocidad máxima permitida, pero en cambio sí atañe a Alemania y sus Autobahn sin límite de velocidad. En estas carreteras, un recorte de velocidad punta supondría según Volvo Cars una reducción en los accidentes mortales y las lesiones graves, también aplicable para aquellos que no respetan las limitaciones.
Junto con este anuncio, Volvo también ha anunciado que todos sus coches contarán con la denominada Care Key. Este sistema consiste en la posibilidad de que el conductor establezca limitaciones individuales en su coche sobre la seguridad máxima al cederlo a otras personas, ya sean familiares, amigos o conductores con poca experiencia.
Según Malin Ekholm, responsable de seguridad de la marca, "los fabricantes tenemos la responsabilidad de contribuir a la seguridad del tráfico", y en opinión del experto de Volvo esta medida es una consecuencia lógica que abre un debate sobre lo peligrosa que es la velocidad y la importancia de conducir de manera responsable.
La marca postula que algunos agentes involucrados cuestionan la autoridad de las marcas para imponer estas limitaciones, pero Volvo consideran que están obligados a mantener su tradición como líderes en materia de seguridad. Están tan convencidos de ello que incluso aceptan perder clientes potenciales si para ello pueden salvar vidas.
Para la firma nórdica la principal justificación para tomar esta medida es que a partir de una cierta velocidad (no determinada por la marca) las ayudas a la conducción no pueden garantizar su efectividad, siendo incapaces de prevenir las muertes y lesiones graves.
Volvo también hace hincapié en la alta cifra de sanciones por exceso de velocidad que se imponen en todo el mundo (en España se registraron 2.933.244 sanciones por exceso de velocidad en 2019), y lo interpreta como una percepción errónea por parte de los conductores, quienes no son apenas conscientes de los riesgos de correr al volante.
La marca también ha querido señalar otras causas relacionadas con la siniestralidad como las distracción y el consumo de alcohol y drogas, y ha asegurado que introducirá medidas próximamente para atajar las conductas humanas irresponsables al volante. Entendemos que se refieren a alertas de atención, el debatido 'modo coche' para los teléfonos móviles o alcoholímetros incorporados en el vehículo.
En realidad este movimiento responde más a una maniobra de imagen de marca, afianzando la percepción de Volvo como una marca preocupada por la seguridad de sus usuarios. Difícilmente se salvarán muchas vidas limitando a 180 km/h, cuando un muy alto porcentaje de los accidentes mortales se producen a velocidades inferiores y con la velocidad excesiva como agravane, no como causa principal.
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