Corría el año 2013 cuando en el Salón de Ginebra se presentó el coche más potente de la marca de Goodwood. El Rolls-Royce Wraith y sus 632 CV de potencia máxima llegaron al mercado para satisfacer a esa gente adinerada que quería el lujo supremo de un Rolls pero le faltaba un toque picatón.
Ahora, en 2016, han pillado a una unidad azul del fastuoso coupé británico rodando fuera de su zona de confort en Nürburgring con un piloto probador a los mandos. No tiene pinta de ser un propietario con ganas de pasárselo bien, sino más bien una mula de pruebas con la que están trabajando en la siguiente generación del Wraith.
Es cierto que con 2.440 kg de peso, el Wraith no va a batir ningún récord, pero es posible que su V12 biturbo de 6.592 cc esté estirando las piernas en el Infierno Verde para recopilar datos y buscar una mejoría en el comportamiento del chasis y las suspensiones de cara a una posible evolución del modelo.
No sería extraño pensar que bajo la conocida carrocería de un modelo lanzado hace tres años estén testando diferentes soluciones para la puesta a punto del motor, del comportamiento de las suspensiones o del alucinantemente avanzado cambios de marchas con geolocalización.
Vía | Carscoops