Normalmente, cuando decimos que alguien tiene una suerte de perros, o una perra suerte, es que las cosas muy bien no le van. Ah, pero eso va a ser hasta hoy, cuando vamos a conocer el perro más afortunado del mundo después de salvarse de un leñazo más que contundente por cruzar cuando se lo ordena su señora, la que lo lleva sujeto con una correa.
Son cosas que pasan cuando uno se dedica a cruzar por un paso de peatones creyendo que los conductores lo van a respetar. Son cosas que pasan cuando uno va por la calle con el suelo más frío que el rabo de un perro, y se dedica a correr como si no hubiera un mañana.
Y nada, que hay gente perros con mucha suerte. No lo intenten hacer en sus casas. Sobre todo, porque el pasillo se os puede acabar en nada.
¡Un saludo para Ray!