El idilio entre la publicidad y los coches es tan antiguo como la propia historia de la automoción. Muchos fabricantes gastan auténticas millonadas en sus anuncios y campañas para vender coches, como cada año en la final de la Super Bowl, en EEUU.
Y aunque algunos tienen mucho éxito y son recordados para siempre, otras veces el resultado no es el esperado, como el caso de Fiat y la carta “que parecía de un acosador” y luego resultó ser una campaña un tanto polémica.
Otras marcas de coches como Tesla han tenido alguna que otra campaña estrepitosa por exagerar las bondades de sus coches, siendo incluso acusadas de publicidad engañosa. Algunas hasta se han visto obligadas a retirar ciertos anuncios en mercados concretos, como ya sucedió con Land Rover en Reino Unido, tras recibir quejas por un anuncio del Defender.
Cuando la ficción puede generar un peligro real
Hace un par de años, Land Rover lanzó un anuncio donde se podía ver a tres Defender bajando de un barco, conduciendo por la ciudad y recorriendo el desierto, mostrando sus capacidades todoterreno. Sin embargo, al final se mostraba a dos de ellos aparcados en pendiente junto a un acantilado, mientras un tercero daba marcha atrás. Cuando el conductor retrocedía hasta el borde, los sensores de aparcamiento le avisaban para que parase, quedando este parado justo al límite de la caída hacia el valle.
El organismo que vigila la publicidad en Reino Unido y trabaja por una publicidad responsable, veraz y honesta, la ‘Advertising Standards Agency’ (ASA), que es un equivalente a la entidad “Autocontrol” en España, recibió dos quejas en las que se denunciaba el peligroso contenido engañoso del anuncio.
Concretamente, estas se centraban en que los sensores de aparcamiento de los vehículos “no pueden detectar espacios vacíos o el borde de un acantilado” tras el coche, como se muestra en el vídeo. Así, si un conductor confiara en los sensores de aparcamiento al dar marcha atrás en un acantilado, simplemente daría marcha atrás y caería por el borde sin que los sensores de aparcamiento hicieran ni el más mínimo ruido.
Jaguar Land Rover tomó nota de la preocupación sobre la función del sensor de aparcamiento, aunque respondió que las imágenes del anuncio “mostraban claramente que estaba dando marcha atrás hacia una roca”, lo que podría haber activado los sensores. A la ASA no le convenció esta afirmación, pues no le pareció “tan obvio” que los sensores estuvieran respondiendo a la presencia de las pequeñas rocas de la toma, a las que consideró irrelevantes.
Al comunicar su decisión, la ASA señaló que consideraba que “algunos espectadores podrían interpretar que los sensores de aparcamiento del coche eran capaces de reconocer cuándo los conductores podrían estar dando marcha atrás cerca de un desnivel, ya fuera el borde de una colina más pequeña o un desnivel mayor”, tanto en entornos urbanos como más rurales cuando no era así. Por tanto, el organismo concluyó que los anuncios “representaban de forma engañosa la función del sensor de aparcamiento”.
La publicidad engañosa, siempre bajo la lupa de los organismos reguladores, adquiere en este caso una dimensión aún más crítica debido a consideraciones de seguridad. Y es que un conductor que, influenciado por el anuncio, intentase utilizar los sensores de aparcamiento en un acantilado, podría poner en riesgo su vida si el sistema no reacciona como se espera.
El veredicto de la ASA impidió a Jaguar Land Rover volver a emitir tanto ese como u otro anuncio anterior del Defender en Reino Unido. Y, aunque la marca expresó su decepción por la decisión, y aseguró que tanto “el vehículo, la tecnología y la escena” eran reales, las normas son las normas, y tuvo que atacar el fallo, aunque la denuncia fuera sólo a raíz de dos quejas.