Probamos el Toyota Corolla 180H: un coche compacto, híbrido y muy eficiente que convence en territorio urbano
El mercado de los coches compactos es posiblemente el más reñido. Cada marca busca su factor diferenciador para marcar distancias con respecto a la competencia. En el caso del Toyota Corolla lo hace siendo el único coche del segmento C que ofrece exclusivamente motores híbridos en su carta: ni diésel, ni gasolina.
Recuperando un nombre mítico para la marca japonesa, el Corolla deja fuera de juego al Auris con una propuesta más fresca, completa y consistente que nunca, pero manteniendo intacto el espíritu de coche práctico y mecánica híbrida en este caso en su versión de 180 CV.
Toyota Corolla: el retorno de un gran nombre
Por fuera el Toyota Corolla hay que reconocer que es un coche atractivo. Su diseño a primera vista nos resulta familiar, y es que evoluciona con respecto al utilizado por el Auris. Es una ruptura completa en cuanto a denominación, pero no en lo referente al diseño.
Sus líneas sesgadas tienen un diseño que no puede esconder sus orígenes nipones. El frontal está presidido por unos faros felinos y puntiagudos, muy prolongados que se integran con la fina parrilla superior. En la parte inferior la enorme parrilla que se está propagando por cada vez más modelos de la marca.
En la parte trasera también hay cambios. Los pilotos traseros replican la forma de flecha, la luneta está más tendida y el portón es más voluminoso, con unas formas que en cierto modo nos recuerdan al diseño del exitoso Toyota C-HR, el coche híbrido más vendido de España.
Pasamos al interior del Toyota Corolla y aterrizamos sobre un asiento cómodo, de tamaño generoso y buen mullido que arropa bien el cuerpo. Justo en frente nuestro el volante multifunción es discreto, de aro fino y con una circunferencia correcta.
Por detrás se alza el colorido cuadro de mandos con tres indicadores analógicos y una pantalla digital en el centro en la que podemos configurar la información que podemos ver: instrucciones de navegación, consumos, flujo de energía, datos de viaje o la configuración de las ayudas a la conducción.
En el interior los japoneses han querido dar un salto al frente. Se ha trabajado intensamente para conseguir un habitáculo con buenos acabados, materiales de buena calidad y acolchados abundantes, aunque recurriendo al socorrido negro piano en algunos puntos.
El ensamblaje es correcto y no podemos poner queja, pero sí que al diseño le falta un punto. Para alguien que busque un coche sobrio y elegante, el Corolla puede ser una opción muy a tener en cuenta, pero posiblemente este exceso de sobriedad genere la percepción de falta de personalidad. Nos faltaría un poco más de gancho en el interior, sólo un poco.
Sobre el salpicadero emerge la pantalla táctil multifunción con GPS, no integrada en el salpicadero pero bien ubicada para no apartar demasiado la mirada de la carretera. Sus marcos son gruesos y en ellos se colocan una serie de botones físicos que personalmente no acaban de convencer. El manejo de los menús es sencillo, con pocas florituras y con una gran ausencia: no cuenta con Android Auto ni Google CarPlay.
La practicidad japonesa reluce en un interior neutro, pero contrasta con la carencia de huecos útiles. Sólo disponemos de algunos portabebidas, una guantera algo escasa y una plataforma de carga inalámbrica muy escondida bajo el salpicadero. Tampoco hay apenas conexiones: sólo un punto USB a la izquierda de la guantera principal.
En cuanto a la habitabilidad, en las plazas delanteras hay mucho espacio y la visibilidad está bien, ni buena ni mala. En las plazas traseras en cambio echamos en falta un mayor espacio longitudinal pues hay una diferencia realmente notable en favor del Ford Focus, un coche que sólo es 8 mm más largo. En la parte trasera también echamos en falta algo más de maletero, pues cubica sólo 313 litros.
El chasis utiliza la nueva plataforma de arquitectura modular TNGA de Toyota. Este nuevo chasis pretende ser bastante mejor en cuanto a dinámica y ahorro de costes de fabricación, pero su distancia entre ejes es de 2.640 mm frente a los 2.700 mm del Focus, y eso que el Corolla ha crecido 4 cm. Los voladizos del Corolla son mucho más amplios.
Buscando la eficiencia en ciudad y fuera de ella
Arrancamos a botón el motor del Toyota Corolla y empezamos a movernos en silencio. Si las baterías no están muy cargadas pronto el motor térmico se arrancará para mandar energía con la que el compacto híbrido se mueve a baja velocidad. Es suavidad pura y la dirección es de mantequilla; perfecta para maniobrar pero poco expresiva.
En los tres modos de conducción disponibles (Sport, Normal y Eco, que varían la sensibilidad del acelerador, las revoluciones del la transmisión CVT y la entrega de potencia) el Toyota Corolla siempre busca la desconexión del motor a la mínima. En fases de deceleración, donde no haya ninguna interacción con el acelerador o se requiera muy poca entrega de potencia, el Corolla siempre se moverá impulsado por el motor eléctrico.
Sólo cuando aceleramos el paso el motor térmico empezará a mover las ruedas delanteras. Cuando lo hace, casi entra de una manera imperceptible. El momento de la conexión pasa prácticamente desapercibido aunque hilando filo sí se puede distinguir un pequeño tirón.
El motor rinde de una manera consistente y extremadamente lineal. Gracias a su esquema híbrido y a la transmisión de variador continuo, sólo un coche eléctrico será más lineal que este Corolla. Su uso es muy aprovechable y sin fisuras al carecer de cambio de marchas.
Esta transmisión CVT sigue teniendo la misma contrapartida de siempre al elevar notablemente su sonoridad y quedarse fija en un número concreto de revoluciones mientras que el coche gana velocidad; se percibe ruidoso no sólo por el motor, también por no destacar en cuanto a insonorización. Puede funcionar en modo manual, simulando posiciones de una caja de cambios convencional, pero no tiene demasiado sentido más allá de la curiosidad.
La versión 180H consigue una potencia combinada de 184 CV: el propulsor de gasolina de cuatro cilindros y 1.987 cc consigue 152 CV más 80kW (109 CV) más del motor eléctrico, mientras que el par motor es de 190 y 202 Nm respectivamente. Con estas cifras y aunque no sea un coche en el que se prime este aspecto, el Corolla puede empujar con mucha contundencia haciendo funcionar al máximo sus dos motores si así se lo exigimos.
En lo referente a la suspensión hemos de reconocer que su carácter va totalmente en consonancia con el coche, con un tarado confortable con muy buena absorción de los baches y los resaltos, aunque en curvas rápidas sí echamos de menos algo de firmeza para contener la carrocería.
Consumos de diésel austero para un híbrido de gasolina
Y es que al final el Toyota Corolla es uno de esos coches eficientes que sacan tu vena hipermiller, buscando rebajar los consumos tanto como sea posible en cualquier situación y aprovechando su esquema. Así, es capaz de conseguir consumos de coche diésel o mejores pero utilizando la gasolina.
Según indica la propia marca, el Toyota Corolla realiza un 80% de sus desplazamientos en ciudad en modo eléctrico. En base a esto Toyota argumenta que por eso mismo no es necesario impulsar en su gama los híbridos enchufables, y es una decisión respetable, pero obliga a que el Corolla se conforme con un distintivo medioambiental ECO en lugar de tener una versión que pudiera llevar el CERO. En modo EV (100% eléctrico) sólo alcanza 2 km de autonomía.
En nuestro caso según la información recogida en los sistemas del coche, después de un total de 580 kilómetros recorridos los trayectos en modo eléctrico correspondieron a 102 km. El consumo final que arrojó en nuestra prueba fue de 5,2 litros a los 100/km, una cifra que bien podría rebajarse en el caso de alguien que realice trayectos principalmente urbanos.
Y es que el Corolla, aunque compita en el segmento C, es un coche urbanita. Su facilidad de uso, la confortabilidad de su chasis y la mecánica híbrida cobran todo el sentido en entornos urbanos donde sus consumos irrisorios puedan salir a la luz, maximizando el propósito para el que ha sido ideado.
El precio de tarifa del Toyota Corolla 2.0 Feel! que hemos probado es de 29.850 euros, pero incluyendo los descuentos de la marca se queda en 24.950 euros. A esto habría que añadir los opcionales a la carta, que en esta unidad consistían en Navegador GO (850 euros), pintura metalizada (750 euros) o el Black Style exterior (400 euros). Con todo, su precio definitivo asciende a 31.850 euros.
En cuanto a equipamiento hay que reconocer que el Toyota Corolla es un tanto escueto. No equipa de serie algunos elementos que sí monta su competencia como los sensores de aparcamiento o la cámara de visión trasera. A cambio relativamente barato (o relativamente más barato para ser un híbrido), pues otros compactos similares cuestan más: 29.950 euros para el Peugeot 308 BlueHDi 180, 26.480 euros para el Ford Focus 1.5 EcoBoost de 182 CV, o los 28.065 euros del Mazda Mazda3 Skyactiv-X de 180 CV.
Toyota Corolla 2019 - Valoración
.8
A favor
- Consumo en entornos urbanos
- Suavidad de marcha
- Comportamiento confortable
- Diseño exterior
En contra
- Interior poco personal
- Ruido de marcha perceptible
- Maletero escueto
- Equipamiento parco
Toyota Corolla 2019 - Ficha técnica
Versión probada | Corolla 180H Feel! | |||
Cilindrada | 1.987 cm³ | Tipo de tracción | Delantera | |
Bloque motor | Cuatro cilindros en línea | Combustible | Gasolina | |
Potencia | 152 CV a 6.000 rpm | Capacidad del depósito | 43 litros | |
Par motor | 190 Nm a 4.400 - 5.200 rpm | Consumo urbano | 4,3 l/100 km | |
Potencia motor eléctrico | 80 kW (109 CV) | Consumo extraurbano | 5,6 l/100 km | |
Par motor eléctrico | 202 Nm | Consumo combinado | 4,7 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.415 kg | Aceleración 0-100 km/h | 7,9 segundos | |
Velocidad máxima | 180 km/h | Capacidad maletero | 313 litros | |
Transmisión | Automática | Precio | 29.850 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Toyota. El servicio de fotografía ha corrido a cargo de Two_Sides. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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