Allá por 2019 una ingeniera de software saltó a 'la fama' por implantarse en el brazo el chip sacado de la llave de su Tesla Model 3. Quería demostrar que el cuerpo humano puede servir como control de acceso con la reticencia de los médicos, que no lo vieron como algo muy ético o seguro. Pero esta tendencia llamada biohacking o transhumanismo ya data de 2012.
La moda sigue en 2022 y el vídeo de un propietario de Tesla a manos de un tatuador/especialista en piercings corrobora que no se trata de una moda pasajera, aunque sí algo desagradable de ver.
Él asegura que funciona
El chip que se implanta el propietario Brandon Dalaly es un chip NFC, muy usado para permitir el pago con el móvil, de alcance reducido y que deriva de los chips RFID presentes en las llaves Tesla.
Estos chips, que almacenan información, cuentan con una velocidad de comunicación casi instantánea, sin necesidad de emparejamiento previo y que según el vídeo de este usuario, le ha funcionado para identificarse y desbloquear su Tesla.
Pero como cualquier comunicación por radiofrecuencia, no se descarta que pueda ser interceptada y se produzca la copia de códigos del chip para uso fraudulento.
Este mismo usuario también ha usado la implantación de microchips en la piel para abrir puertas, algo que no le salió demasiado bien al principio debido a la hinchazón producida por la intervención, y para acceder a la 'puerta trasera' de su móvil.
El biohacking llevado al extremo -implantación de dispositivos y modificación de genes- cada vez gana más popularidad y ha ido más allá de Silicon Valley, ganando adeptos en países como Dubái.
Hackear el propio cuerpo se ve como un movimiento enfocado a mejorar la calidad de vida y la salud, pero también en optimizar nuestro rendimiento para convertirnos en parte de la tecnología.
Esta británica comenzó a introducir dispositivos en su cuerpo hace 15 años y cuenta con un blog en el que explica cómo funcionan los más de 50 chips e imanes que tiene implantados en su cuerpo.
Suecia es otro país que abrazó hace años la tendencia de llevar bajo la piel códigos de acceso para, entre otras cosas, poder pagar con la mano.
Foto | Youtube/dondula7