Como de costumbre, Elon Musk ha utilizado su Twitter para hacer un nuevo anuncio con respecto a las noticias de sus empresas. La pasada madrugada el magnate americano ha anunciado que la presentación del camión de Tesla tendrá lugar el día 26 de octubre, lo que quiere decir que llegará más tarde de lo planeado inicialmente: septiembre.
Cuando sea presentado, el primer camión de Tesla saldrá de la factoría de SpaceX en Hawthorne para realizar directamente las primeras pruebas en carretera, y tiene la difícil tarea de convencer al mundo de los transportes. Así, de entrada, Musk ha calificado a su siguiente creación con el adjetivo de "bestia irreal". Por si no hubiera suficiente hype, ya sabes.
Radio medio, el objetivo del camión de Tesla
"La presentación y prueba del Tesla Semi está provisionalmente programada para el 26 de octubre en Hwthorne. Merece la pena verlo en persona. Es irreal", pregonaba Musk. Este nuevo anuncio vía redes sociales se contrapone con lo que el propio Elon anunció hace seis meses:
En el mundo del transporte se dan la mano dos circunstancias opuestas. De una parte tienen mucho peso los factores tradicionales como la fiabilidad, robustez, economía de uso o el precio de adquisición. Del otro, al tratarse de máquinas cuyo propósito es moverse de manera intensiva, los avances en cuanto a costes de funcionamiento e innovación aplicada son muy bien acogidos.
Al igual que hizo con sus primeras creaciones, Tesla quiere explotar al máximo la vena techie que tiene embaucados a los sectores más abiertos de cada ramo. En el modelo actual del transporte por carretera converge la existencia de un amplio margen de mejora técnica con las normativas de emisiones cada vez más restrictivas acercan a su final a una tecnología diésel que ha evolucionado poco o nada en las últimas décadas.
A partir de aquí es donde Tesla se ha puesto a trabajar para ofrecer algo que suponga un punto de ruptura con lo existente hasta la fecha. Pensando en cómo mejorar el mundo de los transportes los ingenieros de Musk desvelarán dentro de sólo unos días un camión llamado a cambiar los paradigmas del camionero.
La propuesta de Tesla no se enfoca en el transporte por carretera de larga distancia, sino en el de media distancia con un radio de entre 150 y 320 kilómetros que supone un 30% del total de los recorridos que los camiones realizan en Estados Unidos. Se especula entonces sobre que la autonomía objetivo del camión de Tesla ronde en torno a los 350 ó 400 kilómetros.
Para la mecánica, el propio Musk afirmó que su camión llevaría equipados varios motores eléctricos del Tesla Model 3, por lo que se espera un paquete de baterías que aumente en la misma proporción que los motores, aunque es muy probable que lo que conozcamos en principio sea la presentación de una plataforma modular capaz de equipar sobre el mismo chasis varias configuraciones de baterías, motores y cabinas distintas para adaptarse en un futuro a las necesidades de cada transportista.
Adicionalmente, cuando la cabeza tractora de Tesla sea presentada, los planes de Musk pasan por poner en funcionamiento el plan de pruebas de conducción autónoma en sus camiones en los estados de Nevada y California. Precisamente los desplazamientos de radio medio son los más propensos para aplicar la conducción automatizada, lo que también habría condicionado los objetivos iniciales del primer vehículo industrial parido por Tesla.
En realidad, a la fiesta de los transportes autónomos Tesla llegará tarde, puesto que la primera entrega realizada por un camión sin conductor ya la realizó Otto el año pasado con un camión Volvo (de combustión) cargado con 51.744 latas de cerveza tras un recorrido de 160 kilómetros. La start-up Otto ahora es propiedad de otro gigante, Uber.
Toyota y Nikola ya están ahí
Para desgracia de Tesla, ya hay competencia con una apuesta similar que aspira a jugar la baza de que quien golpea primero en el mercado lo hace dos veces. El Nikola One fue presentado el pasado mes de diciembre y aunque a algunos les parece una maravilla y a otros sólo humo, es una propuesta (más o menos) realista.
El One quiere llegar al mercado con una autonomía de 2.000 kilómetros gracias a unas baterías de 320 kWh que alimentan seis motores eléctricos (uno en cada rueda de la cabeza tractora) y alimentadas por una pila de combustible de hidrógeno.
El resultado es una propuesta sobre el papel de 1.000 CV con una capacidad de carga de 29.500 kg, 900 kg más ligero según la marca que un camión equivalente diésel y una autonomía que supera a cualquier camión conocido hasta la fecha. A su vez, el Nikola Two es otra cabeza tractora más simple que está en fase de desarrollo como una alternativa a los transportes de radio inferior.
En el otro lado del ring, y bajo la denominación interna Project Portal, un gigante de la automoción como Toyota ya lleva tiempo realizando pruebas con un camión en Estados Unidos que también recurre al hidrógeno como fuente para la obtención de energía.
En realidad, el camión de Toyota es un semi de Kenworth al que se le han extirpado el motor diésel para colocarle un motor de hidrógeno como el utilizado en el Toyota Mirai pero a lo bestia, utilizando la mecánica de dos de estos coches. El resultado es un trailer de 670 CV con una autonomía que sólo emite vapor de agua.
Quizá Tesla sea la última en llegar a la fiesta, pero lo hará con una propuesta firme y sólida con muchas garantías de convertirse en algo próximo a la realidad. Si la empresa californiana sigue los pasos seguidos con el Model 3, es posible que en un futuro encontremos en la carretera algo muy similar a lo que nos van a presentar el día 26 de octubre.
Ahora bien, esta evolución tiene una derivada. Si la conducción autónoma aplicada supone el último clavo en el ataúd de los camioneros, el paso de los tradicionales motores de combustión a híbridos, eléctricos o de pila de hidrógeno será el primero para aquellos pequeños y medianos empresarios del transporte.
Los camiones son herramientas de trabajo realmente caras, con precios de adquisición que superan ampliamente los 100.000 euros y un coste de funcionamiento muy alto (así de entrada los consumos en un camión moderno están en torno a los 35 l/100 km) para trabajos generalmente retribuidos de manera justita.
Pese a que los camiones del futuro prometen unos costes de funcionamiento menores, los precios de adquisición se multiplicarán, lo que supone una barrera de entrada que será insalvable para aquellos que no sean pequeñas empresas.
La guerra está servida. A partir de ahora vale todo, menos emisiones.