Uber acaba de lanzar una función en el mercado estadounidense que podría ser un buen comienzo para un episodio de 'Black Mirror'. Se trata del 'modo silencio', una nueva forma de deshumanizar a sus conductores en la que el usuario de su servicio premium Uber Black y Uber Black SUV puede 'ordenar' a su conductor a través del móvil que no establezca ningún tipo de diálogo antes de que pase a recogerle. Solo el silencio.
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Uber, que opera en 63 países y más de 700 ciudades, ha visto aumentar sus ingresos anuales un 42 %: de 7.900 millones de dólares en 2017 a 11.300 en 2018. En total, sumó 91 millones de usuarios activos mensuales para finales de diciembre de 2018 según datos de la propia compañía.
Los usuarios pueden seleccionar antes de pedir un coche el 'modo silencio', 'feliz de hablar' o dejar la configuración en 'sin preferencia'. No podrán hacerlo mientras esperan el servicio o durante el viaje. Pero hay más: la tecnología se ha habilitado de forma que no tengas ni que indicar al conductor que llevas equipaje.
Una opción de 'equipaje' permite a los usuarios indicar que llevarán bolsas para que el conductor sepa que ha de ayudar a cargarlos en el maletero. Los que decidan activar esta función, no tendrán ni que hacer peticiones acerca de la climatización del habitáculo: el control de temperatura les permite solicitar con antelación que el vehículo esté a una determinada temperatura cuando se monten.
Unas solicitudes que se pueden realizar hablando al conductor como un ser humano, pero una vez más, la tecnología obra por nosotros.
Esto se paga, claro, pues los viajes premium en vehículos de alta gama a menudo cuestan el doble que un servicio normal, y más de tres veces en el caso de los viajes compartidos (UberPool).
La estrategia de Uber, según ha explicado a TechCrunch su jefe de Producto, Aydin Ghajar, es "crear una mayor diferenciación entre los productos premium y los productos normales para fomentar más viajes", y asegura que esta funcionalidad es algo que la gente ha estado pidiendo "durante mucho tiempo".
Aquí la pregunta es, ¿están los conductores obligados a guardar silencio? La respuesta es no, pero les puede valer una calificación negativa si no lo hacen. "El conductor puede tener esa información y hacer con ella lo que quiera", asegura Ghajar.
Una tecnología que puede, por un lado, deshumanizar a una persona que busca hacer su trabajo de la forma más amistosa posible (de entrada le estás diciendo que no te dirija la palabra) pero que por otro lado pone sobre la mesa el factor acoso hacia las mujeres que contratan estos servicios.
A pesar de que Uber asegura que ha sido bien recibido por sus conductores de servicios premium, sus trabajadores no están muy contentos. Hace unos días los conductores de plataformas como Uber y Lyft convocaron una huelga masiva en varias ciudades estadounidenses para reclamar más derechos laborales aprovechando la salida a bolsa de Uber.
Uber, que opera en 63 países y más de 700 ciudades, ha visto aumentar sus ingresos anuales un 42 %: de 7.900 millones de dólares en 2017 a 11.300 en 2018. En total, sumó 91 millones de usuarios activos mensuales para finales de diciembre de 2018 según datos de la propia compañía.