En la carrera que empezó hace unos años por lograr desarrollar la tecnología más puntera y eficaz para la conducción autónoma, los primeros puestos en la actualidad se los disputan principalmente marcas como Tesla o Mercedes-Benz (con permiso de Honda y su Legend exclusivo del mercado japonés). Ambos fabricantes persiguen el mismo objetivo, aunque con sistemas muy diferentes entre sí.
Por un lado, la firma capitaneada por Elon Musk acaba de actualizar su sistema conocido FSD (Full-Self Driving Beta ya en la versión 10.8) considerado como de nivel 2 de conducción autónoma, de los cinco niveles que hay según los estándares SAE. En contrapartida, Mercedes-Benz ya ha obtenido en Alemania el permiso necesario para desplegar su sistema de conducción autónoma nivel 3, aunque en condiciones muy determinadas.
¿Cuáles son las principales diferencias entre ambos? Las repasamos.
Una cuestión de perspectiva
En este vídeo puede verse por una parte, cómo se defiende el sistema de conducción autónoma nivel 3 de Mercedes-Benz, Drive Pilot, en un entorno controlado. Por otra, se pueden ver imágenes reales de cómo actúa el FSD de Tesla en escenarios de tráfico abierto, e incluso de noche o bajo la lluvia. Y aquí ya tenemos algunas diferencias sustanciales entre ambos.
La berlina alemana va cargada de un verdadero arsenal tecnológico que incluye, entre otros, sensores LiDAR, sensores ultrasónicos, cámaras en la luneta delantera y en la trasera, radares de distinto alcance, micrófonos (para detectar señales acústicas de vehículos de emergencia) e incluso sensores de humedad en el hueco de las ruedas.
Con el nivel 3 de conducción autónoma o “automatización condicionada” el sistema, además de asumir las labores básicas del manejo del vehículo, puede monitorizar el entorno para saber cómo responder ante ciertos imprevistos.
Como si fuera “capaz de pensar por sí mismo”, podrá tomar decisiones como cambiarse de carril, frenar para evitar colisionar con otro vehículo que cruce nuestra trayectoria, aparcar, etc. Eso sí: el conductor sigue siendo un elemento necesario porque el coche puede requerir de su intervención en determinados momentos en los que el software “no es capaz de actuar” por sí mismo.
Los mandos para activar el DrivePilot (que de momento se implementará en los Clase S y EQS) se encuentran a ambos lados del volante. Pero para que el Drive Pilot funcione correctamente, tal y como se ve en el vídeo, solo se puede usar en carreteras que están mapeadas previamente con todo detalle y únicamente si es de día y no hay condiciones meteorológicas adversas como lluvia o nieve.
Alemania ya ha dado el visto bueno a que esta tecnología pueda utilizarse en 2022 en ciertos tramos de su red de autopistas, con la limitación legal de que ha de hacerse a una velocidad máxima de 60 km/h. Así, por el momento el sistema será ideal en situaciones como atascos o tráfico lento, por ejemplo.
Por su parte, la nueva actualización del Tesla FSD a la versión 10.8 (que en realidad se trata de la 10.7 mejorada) llega con varios progresos para los eléctricos de la marca como el Model S, que buscan solucionar problemas que se habían encontrado varios usuarios hasta ahora como “frenazos fantasma” sin razón aparente o maniobras algo más bruscas de lo deseado.
Asimismo la actualización incluye mejoras en los cambios de carril y a la hora de adelantar, con una selección optimizada del espacio disponible para el cambio de carril. La compañía californiana también ha añadido algunas opciones en cuanto a entretenimiento: cambios en la interfaz, integración con TikTok (ya se podía ver Netflix o Youtube) e incluso varios juegos y la posibilidad de activar el modo oscuro.
De momento, el sistema AutoPilot de Tesla (sin desmerecer su efectividad ni la tecnología que emplea para su funcionamiento) sigue siendo un sistema de conducción autónoma catalogado como de nivel 2 según los estándares SAE, los más extendidos en la actualidad.
Con este nivel de “automatización parcial” el vehículo es capaz de actuar de forma independiente dentro de unos escenarios determinados y puede realizar una o varias tareas antes realizadas por el conductor de forma simultánea. Es decir: el sistema puede regular aspectos como la dirección y la velocidad del coche, pero siempre bajo la supervisión del conductor (además, requiere que este mantenga las manos en el volante con frecuencia).
Tanto la tecnología como la filosofía de los sistemas de conducción de ambas marcas son muy diferentes entre sí. Mientras que el DrivePilot de Mercedes-Benz se muestra muy capaz en entornos controlados y previamente mapeados, tiene limitaciones como las condiciones climatológicas adversas.
Al igual que otros sistemas de este tipo de marcas más tradicionales como Honda o del mismo tipo pero menos avanzados como el de General Motors, emplea cantidades ingentes de datos “antes de poderse usar”. Sin embargo, el DrivePilot de Tesla se creó con la intención de tratar de emular la lógica y “el pensamiento” humano a la hora de conducir incluso en ciudades o entornos desconocidos en condiciones adversas. Fijándonos bien en el vídeo comparativo, sacaremos nuestras propias conclusiones.
Solo el tiempo dirá cuál de los dos enfoques (si no surgen más) es el más acertado o tiene más aceptación a la hora de su implementación definitiva en un vehículo. Mientras tanto, otros fabricantes (no solo de coches) siguen trabajando en este tipo de tecnologías “ya no tan del futuro” y podrían darnos sorpresas muy pronto.
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