Todo organismo pluricelular que recuerde el sistema de frenos plantares que incorporaba el Troncomóvil de los Picapiedra verá una evolución tecnológica en el freno de vacío Torricelli que andan probando en Autoliv. Lo de Torricelli, obviamente, le viene por el señor del barómetro, Evangelista Torricelli, y es que este sistema de frenado raro hasta la extenuación basa su funcionamiento en utilizar la presión del vacío metiendo una chapa contra el suelo para que se adhiera a él como si de una lapa geófila se tratase.
Desde Autoliv aseguran que el prototipo mejora la frenada en seco y, ojo, en mojado, tal y como vamos a ver a continuación. Lo que no explican es cómo esta barbaridad frenante deja a uno el cuerpo, mediante una desaceleración tal que el cogote se nos puede quedar a la altura de la nariz, más o menos. Quizá por eso el sistema sólo se ha probado hasta una velocidad de 70 km/h.
Después de ver el vídeo, y antes de buscar el teléfono para hacer mi encargo, me queda la duda sobre qué pasará si ponemos al freno Torricelli a chupar tierra ahí donde la lengua de asfalto no ha llegado, o en cualquier calle por donde hace demasiado tiempo que no pasa una escoba. Puede ser divertida la reacción...