Wikileaks lo ha vuelto a hacer. La plataforma para la filtración de información confidencial, fundada por el exiliado Julian Assange, ha publicado un total de 8.761 documentos que implican a la CIA en un escándalo de ciberespionaje de enorme envergadura. De confirmarse su autenticidad, la Agencia de Inteligencia estadounidense estaría implicada en el hackeo de ordenadores, teléfonos y televisores (en cooperación con Reino Unido).
Por su parte, el exdirector de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Michael Hayden, ha atribuido las filtraciones a cosa de "milenials que tienen otra percepción cultural y una forma distinta de ver las cosas". Entre los cables publicados se encuentra información acerca de cómo la CIA planeaba desde 2014 hackear los sistemas de control de vehículos para permitirles "cometer asesinatos indetectables".
La publicación de estos millones de líneas de código supone el mayor escándalo desde el caso Snowden o Manning, y abarcan el periodo de 2013 a 2016. Wikileaks afirma que aún no ha filtrado toda la información que posee hasta llegar a un consenso, por lo que el caso se podría convertir en una hecatombe. El pasado mes de febrero, Donald Trump parece que se olió algo y encargó una operación de limpieza en sus servicios de inteligencia.
Según afirma un comunicado de la plataforma, "el archivo parece haber estado circulando de forma no autorizada entre antiguos hackers y proveedores del Gobierno, uno de los cuales le ha proporcionado fragmentos a Wikileaks”. "Recientemente [la CIA] perdió el control de la mayoría de su arsenal de hacking, incluyendo software, virus maliciosos, troyanos, sistemas de control remoto y documentación asociada”.
La Agencia de Inteligencia estadounidense por su parte no ha desmentido la información, pero se reitera en el mantra de que su misión es "proteger a América de los terroristas (¿también a Latinoamérica?), de naciones hostiles y de otros enemigos" y que su información solo es utilizada para cumplir esos objetivos. Añade que estos documentos solo buscan dañar su imagen y proporcionar información extra al enemigo.
También el exdirector de la CIA se ha referido a los autores de la filtración como "milenials" que tienen una forma distinta de ver las cosas, lo que ha dado pie a una parodia por la parte de la organización bastante cómica.
Internet y Bluetooth, ¿armas para la CIA?
"Desde octubre de 2014, la CIA también buscaba infectar los sistemas de control instalado en los coches y camiones modernos. El propósito de tal control no está especificado, pero podría permitir a la CIA cometer asesinatos indetectables". Así especifica la sofisticación de las técnicas de vigilancia la filtración extraída de la red privada de la sede la CIA en Langley, Virginia (Estados Unidos).
Para llevar a cabo el supuesto cometido, se accedería a los vehículos de última generación para controlarlos de forma remota y provocar accidentes aparentemente casuales. Esto podría resultar una teoría conspiranoica nivel papel de plata en la cabeza si no fuera porque ya se han hackeado varios coches de estas características.
Wikileaks apunta al sistema operativo QNX, perteneciente a Blackberry, como potenciales objetivos de la Agencia de Inteligencia estadounidense. Este sistema operativo, usado en la mayoría de fabricantes a nivel global, podría ser utilizado por la CIA para llevar a cabo ataques a objetivos seleccionados previamente. Esto podría hacer saltar las alarmas de los fabricantes que planean eliminar el volante y los pedales en los coches autónomos. En caso de que alguien tomara el control del vehículo, ¿cómo podríamos recuperarlo? ¿Son demasiado alarmistas estos "milenials"?
Si es un ordenador y se conecta con el mundo... Se puede hackear
Lo cierto es que a medida que los coches se vuelven más inteligentes y conectados, mayor es la capacidad del ser humano para controlarlo. A finales de 2016 un grupo de investigadores de ciberseguridad se las arreglaron para controlar un Tesla Model S a través de comandos traducidos directamente de la actividad cerebral.
Esta tecnología telepática integrada en un casco les permitió conducir el vehículo con la cabeza, traduciendo pensamientos como "para" o "adelante" a órdenes que se ejecutan a través de unos propulsores de puesta en marcha situados en los pedales y un motor en el volante.
En 2015, dos investigadores usaron una conexión inalámbrica para apagar el motor de un Jeep Cherokee, girar el volante e inhabilitar los frenos. Además, descubrieron que podían hacerlo con cientos de vehículos que usaban sistemas de entretenimiento y de navegación llamado Uconnect, instalados en Dodge y Jeep. Esto provocó la llamada a revisión de 1,4 millones de vehículos de Fiat Chrysler.
Esta acusación de Wikileaks puede servir como advertencia a los fabricantes en cuanto al nivel de vulnerabilidad al que puede estar expuesta no solo la información del conductor (contraseñas, números de cuenta, tarjetas de crédito) sino el acceso a funciones clave como el volante o los frenos.
De momento, el día en que un hacker decida estampar nuestro coche en medio de la autopista remotamente y porque sí, esta bastante lejos por la complejidad que un ataque así implica. Sin embargo, es innegable que a medida que hagamos más inteligentes a los vehículos y las técnicas de investigación avancen, serán más vulnerables a los ataques.
Fuente | Wikileaks
Foto | Cancillería del Ecuador
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