Rusia es un país peculiar, y su gente también. A los rusos les gustan los SUV, pero también les gustan las cosas grandes, robustas y fiables. Tanto es así que para algunos conductores rusos la gama actual de coches con aspiraciones camperas del mercado no es suficiente y se ha hecho uno a la medida de sus necesidades.
Gennaday Hainov necesitaba un SUV en su vida, así que empezó a dar vueltas a la idea de crear uno propio. Poco a poco fue imaginando cómo sería hasta que nació el Uran, una bestia descomunal que parece una mezcla entre Nissan Patrol, shooting-brake y vehículo militar a partes iguales.
Uran: un SUV con corazón de tanque
Para poner un poco de contexto a esta historia tenemos que fijarnos en Gennaday Hainov, un personaje que en los años 80 y 90 consiguió hacerse cierto renombre en su país gracias a un prototipo llamado Laura (1982) que parecía una especie de versión rusa del Citroën BX con una claraboya en el techo.
No fue un coche especialmente bonito, ni llamativo, ni siquiera era innovador puesto que estaba hecho con piezas de otros coches de la época, pero su aspecto aerodinámico le sirvió para captar la atención de algunos rusos de renombre en la industria durante el desmantelamiento de la Unión Soviética.
Ya entrados los años 90 Hainov fundó una compañía llamada Dragon Motor Company. El negocio principal de esta empresa residía en tomar viejos camiones UAZ y carrozarlos con un aspecto aerodinámico para convertirlos en una especie de todocamino postapocalíptico, creando el embrión de lo que luego vendría a ser el Uran.
La mente de Hainov siempre mantuvo la idea constante de hacer un SUV propio, algo innovador, así que haciendo uso de ideas y materiales poco ortodoxos fue dando forma a su criatura durante años y años de trabajo a mano, ingenio y sacos de cabezonería rusa. No hay datos concretos, pero la estimación de cuánto tiempo invirtió Hainov en crear el Uran abarca una horquilla de entre 5 y 20 años. Según Carmmunity el Uran se finalizó en 2014 o 2015.
Para Hainov la fiabilidad pareció ser una de las claves, así que qué mejor que optar por un motor diésel, pero no uno cualquiera. Consiguió sacar el motor de un vehículo de transporte de tropas militar blindado sobre orugas, de un BMP-1. El bloque UTD-20 es una exageración de 16 litros en configuración V6 a 120º con 300 CV y más de 1.000 Nm de par. Sólo el motor pesa más de 650 kg.
Con semejante motor bajo el capó era obvio que todo lo demás iba a necesitar de soluciones altamente imaginativas, así que Hainov hizo un bastidor a la medida y que, de paso, pudiera soportar el peso. Las suspensiones también debían ir en consonancia, así que optó por utilizar la suspensión neumática de un autobús LiAZ.
Hay que reconocer el mérito a Hainov porque viendo las fotografías se nota que el creador tuvo ideas para todo. Desde incluir un cabestrante enorme por delante del motor hasta solucionar la refrigeración del motor instalando cuatro radiadores en posición horizontal con electroventiladores que sacaban el aire caliente a través del capó.
El resultado es el que ves: un SUV con todas las letras y alguna más, con una carrocería en la que mandan las líneas rectas, ruedas enormes y un interior con cuatro asientos individuales. Un SUV absolutamente disparatado que debe pesar cerca del millón de toneladas y consumir hectolitros de diésel.
Por desgracia todo lo demás alrededor de esta criatura es un misterio. El Uran seguramente nunca llegó a ver la luz ni a homologarse para poder circular por vía pública, así que tal y como se ve en las fotos quedó relegado al olvido en algún garaje años después de su conclusión.
Y algunos creíamos que los SUV americanos eran demasiado grandes...
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