Los coches no son simples objetos inanimados. Piensan, mucho más que algunos de los conductores que se ponen a sus mandos. Pero por lo general no nos imaginamos cuánta tecnología se encierra en un coche por mucho que los fabricantes nos digan que tienen eso o aquello.
Gracias a Bentley, ahora nos podemos hacer una idea mucho más próxima a la realidad del trabajo que supone la instalación del cableado completo que lleva un coche de última generación como su Bentayga. Una extremadamente compleja red de cables y sensores que se parecen mucho a un sistema nervioso central, y que no obstante es algo bastante parecido.
Infinidad de sensores, 90 procesadores, alimentación y dispositivos varios como la visión nocturna, HUD, 12 sensores de aparcamiento, una nevera para el champagne, la suspensión electrónica o seis cámaras el sistema de sonido con 20 altavoces se despliegan en un fascinante mapa tridimensional. Un mapa que en la vida real pesa la friolera de 50 kg para que todos estos componentes puedan hablar entre sí.
Ah bueno, y se me olvidaba que el cerebro del SUV de Crewe también tiene que gestionar el enorme motor W12 TSI de 608 CV que encierra bajo su capó. Nada, lo dicho, como para que se te pele un cable y tengas que encontrarlo así a la vieja usanza.
